Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)

Capítulo Centésimo Segundo: Stanley

Conques, Francia. 27 de Septiembre de 1756.

Por fin había llegado el día. Tras una larga espera de casi una semana, por fin Lefou volvía de su viaje. Parecía un poco precipitado que yo, aun siendo consiente del hecho de que volvería antes de ponerse el sol, ya estuviese desde las ocho empunto muriendo de nervios por volver a verlo. Aunque como no estarlo, si toda la noche la pase en vela junto a Tom y Dick ideando la bienvenida perfecta y aun no llevábamos nada el susodicho plan. Si tan solo Tom no fuese tan impuntual, y Dick no hubiese tropezado con el pastel de camino a casa de Lefou, ya llevaríamos más de la mitad del plan ejecutado. Suerte para mí, que al menos Alice y Aline consiguieron abrir la puerta de la casa de Lefou, sino realmente estaría entrando en pánico.

- Todo saldrá bien queridito, ya lo veras. Qué tan difícil puede ser hacer una fiesta de bienvenida. – Me repetía Lidia lo mismo una y otra desde que salimos de la taberna con el único motivo de tranquilizarme, pero a decir verdad, lo único que lograba era que me pusiera más nervioso de lo que estaba.

Para cuando dieron las diez en punto, gracias al cielo llevábamos un ritmo de trabajo bastante decente. Tom, después de una de dejarme esperado por una hora, por fin se presentó y junto a él un enorme paquete de bengalas, que para ser sincero no sé de dónde saco, Dick había logrado encontrar otro pastel y Lidia junto a Emily, habían logrado colgar por toda la sala de estar la gran mayoría de los adornes de papel que Alice y Aline prepararon esta mañana. Solo quedaba faltaban tres cosas, acicalar a rocinante, lo cual sería tarea de Tom y Dick, limpiar el polvo de cada rincón de la casa para dejarla presentable, lo cual haría más tarde, y hornear la cena, algo que debía empezar inmediatamente si quería terminar a tiempo.

Tras ir al mercado del pueblo y comprar todo lo necesario para la cena, entre de inmediato a la cocina y me puse a preparar el menú de esta noche: Coq au vin acompañado de un poco de queso, una sopa de cebolla y como postre deliciosas manzanas con mantequilla, para recordar el momento en que ambos nos conocimos. Con tal selección de platillos y Lidia como Sous Chef, nada podía salir mal. O al menos con la cena, ya que el asunto de la limpieza era otro nivel.

Dentro de la casa la situación no era tan mala, Lefou se había encargado de dejar el lugar reluciendo de limpio antes de irse y solo tenía que sacudir el polvo que se acumuló esta semana, pero la caballeriza era otra historia. Alguien quizá, no yo (sarcasmo), olvido que tenía que limpiarla después de alimentar a Rocinante cada día, por lo que ahora el lugar estaba algo... mucho... muy... horrible. No obstante, todo aquel problema termino siendo una cosa de nada, cuando me entere de que Tom y Dick habían dejado escapar a rocinante.

- ¡Lefou va a matarlos! –

- Corrección... - Me interrumpió Dick cuando trataba de dejar salir mis penurias en gritos ahogados. – Lefou va a matarte.

¡¿Por qué a mí?! ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Me decía a mí mismo, mientras dejaba que mi cuerpo se desmoronara sobre la paja. Era mi fin, si no encontraba la manera que hacer volver a Rocinante para antes de las cinco todo se arruinaría.

Sin embargo, como obra del cielo, detrás de mis dos dulces voces aparecieron de la nada y se ofrecieron a ayudarme. Eran Alice y Aline, que al verme tan devastado se ofrecieron a buscar a Rocinante.

En un principio me opuse totalmente, puesto que como buen hermano mayor no iba dejar que dos jovencitas vagaran solas por el bosque un busca de un despotricado caballo, más la intervención de mi querida Lidia me hizo cuestionarme un poco la proposición.

- Alice y Aline han acompañado a nuestro padre a cazar tantas veces que incluso podría jurar que son mejores de lo que fue Gastón – Realmente aquella, era una dura y, de cierto modo, muy satisfactoria intervención. – Así que, si no quieres que Lefou te cuelgue de la torre de Villeneuve por perder a su caballo te recomiendo que dejes esa tarea en sus manos.