Capítulo Noveno: Lefou

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Faltaba alrededor de una hora para el amanecer y un me encontraba conversando con aquella dama. Durante toda la noche, me había traído de un lugar a otro sin descanso, mientras me contaba todo sobre ella sin omitir ningún detalle. Nunca había conocido en toda mi vida a una persona tan parlanchina como ella, seguro que a estas alturas casi podría asegurar que sabía más de su vida que de mí mismo. Sin embargo, sus palabras desprendían un leve tono melancólico, llevándome a creer, que seguramente su comportamiento hablador se debía a que hera una persona muy solitaria, víctima de aquella que se presenta a pesar de estar rodeado de miles de personas. La peor de todas. Imagino, que el ambiente ameno de un baile conformado en su mayoría por aldeanos le había hecho sentirse la suficiente confianza parte comportarse como ella misma. Sin embargo, a pesar de ello, seguía haciendo gala de su impecable educación, o al menos hasta antes de probar el vino, ya que despues de beber un par de copas, aquella dama cortesana se transformo en una chica mas del pueblo que gozaba del buen ambiente de la celebración.

No cabe duda, que sin importar cuál fuera nuestra cuna, el humano danza al mismo ritmo del vino de blanca uva.

Al momento de su partida, tuvimos que bajar al jardín para que pudiera subir a carruaje, sin embargo, ella no quería despegarse de mí, por lo que su cochero, casi tuvo que meterla a rastras a este

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Al momento de su partida, tuvimos que bajar al jardín para que pudiera subir a carruaje, sin embargo, ella no quería despegarse de mí, por lo que su cochero, casi tuvo que meterla a rastras a este. He de admitir que fue un tanto cómico aquello, pero de igual modo incomodo, ya que la poca gente que estaba por los jardines, seguramente esperando igualmente para retirarse, se nos había quedando mirando mientras insinuaban cosas entre ellos. Lo primero que vino a mi mente, fue que seguramente pensarían que tenía algo con aquella cortesana. Por lo que ante en todo momento tuve que mantener la compostura para evitar, o cuando menos minimizar habladeras que pudieran perjudicar a la familia de la chica.

 Por lo que ante en todo momento tuve que mantener la compostura para evitar, o cuando menos minimizar habladeras que pudieran perjudicar a la familia de la chica

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Una vez perdí de vista el carruaje en el sendero del bosque, volví al salón de baile para encontrarme con Stanley tal y como se lo había prometido. Sin embargo me había demorado más de lo esperado con aquella dama, por lo que temía que se hubiera impacientado y vuelto a casa. Pero justo cuando iba entrando al salón, pude verle desde la entrada sentado en una banca de piedra sobre el balcón. De inmediato fui hacia él para no hacerle esperar más, pero en cuanto estaba por llegar a él, pude notar que se encontraba totalmente perdido en su mundo. Miraba las pocas estrellas que quedaban con la cabeza levantada sin distraerse, mientras sus ojos se iluminaban de poco en poco con la llegada del alba.

Al notar que no se había percatado de mi presencia me acerque con cautela para no asustarle, pero a pesar de ello, en cuanto me senté a su lado, rosando nuestros hombros, él salto de susto.

- ¡Me has asustado! – me dijo un tanto alterado mientras se llevaba una mano al pecho – No note cuando llegaste.

- Me di cuenta – sonreí – Lamento haberte asustado y también el haberte hecho esperar, no creí demorar tanto.

- Descuida, a todos se nos pasa el tiempo muy rápido cuando nos divertimos – sonrió con la cabeza gacha – Y dime... - me miro - ¿Acaso, esa señorita es tu nueva novia?

-¡NO! ¡NO! ¡Qué va! – negué rotundamente – Es solo una chica que conocí hoy, quizá ni siquiera la vuelva a ver.

Suspiro – Lastima, es muy hermosa.

- Pues si te parece linda puedes ir tras ella – brome.

- ¡Que vaya otro! porque yo paso.

- Pero si es una buena chica – dije yo tratando de insistir.

- Quizá lo sea, pero a mí no me van esas cosas...

- ¿Las cortesanas? – Pregunte al no entender muy bien el contexto en le había dicho lo anterior.

- Si las cortesanas – rio – veras, las mujeres como ella no salen de manera serie con hombres como nosotros, la mayoría solo nos ven como un objeto donde puedan desahogar sus tristezas a cambio de palabras bonitas, un objeto con quien tener un "romancillo" que despues desecharan una vez llegue alguien de alto prestigio a pretenderlas – se puso de pie -. En cambio yo... me gustaría estas con alguien que realmente se enamore de mí – señalo su cuerpo con sus manos – y no solo me vea como el suplente de algo que no puede obtener. Quizá no tenga mucho dinero y no sea el más guapo del pueblo. Pero la persona que decida compartir su vida conmigo tendrá algo que muy pocas llegan a encontrar.

-¿Y qué es?

- Amor.

Despues de escuchar aquellas palabras, un sentimiento inexplicable invadió todo mi ser, jamás en mi vida imagine, que aquel guardia que siempre pasaba desapercibido sentándose al fondo de la caverna, como si quisiera alejarse de todos, fuera capaz de decir tales palabras acerca del amor.

No cabe duda queStanley, era un hombre único. Es una pena que lo notara hasta ahora.


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Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora