Capítulo Sexagésimo Quinto

103 17 9
                                    

Desde que salí de aquella tienda solo había estado rondando por las calles del pueblo hasta la llegada del amanecer, cuando comencé a notar que la gente salía de sus hogares para iniciar su día huía hacia las profundidades del bosque puesto que no estaba de humor para ver a nadie. Una vez ahí no supe cómo pero termine en el claro que hace un mes había visitado con Stanley, dude un poco en si quedarme ahí o no pero al final de todos modos lo hice ya que no se me ocurría otro lugar a donde ir. Me recosté sobre el césped con la vista al cielo como aquel día, creyendo que de algún modo que la vista seria igual de hermosa en el día como en la noche, pero me equivoque, lo único que veía era nubes, las cuales de tan unidas que estaban apenas si dejaban ver el cielo azul. Un tanto decepcionado considere el marcharme a casa, sin embargo estaba tan agotado que poco a poco comencé a quedarme dormido.

Al parecer aquella siesta no había sido tan buena idea despues de todo, ya que durante esta tuve varios sueños que a veces se entre mezclaban entre ellos mostrando una escena completamente distorsionada y confusa que me habían puesto más nervioso de lo que estaba. De los pocos que recuerdo eran dos en particular los que destacaban por su semejanza con la realidad, uno que me situaba en los tiempos donde había formado parte del ejército y el otro en este mismo lugar al anochecer. Ambos tenían como semejanza un cielo nocturno totalmente ennegrecido y yo viendo directamente a él, solo que en el primero podía sentir caer sobre mi rostro frías gotas de agua a la vez que hera transportado por dos hombres en una camilla mientras al fondo podía escuchar la voz de Gastón de una forma distorsionada, pero a pesar de ello había logrado entender un par de palabras las cuales en el pasado me hicieron aferrarme a la vida.

"Lefou escúchame bien no puedes rendirte" "Te necesito, en verdad te necesito" "No te vayas de mi lado por favor"

Durante el segundo sueño me encontraba recostado junto a Stanley, solo que esta vez el cielo estrellado no existía, ni siquiera reflejado sobre sus ojos. El sostenía una mirada seria, mejor dicho enfurecida y se notaba claramente que se encontraba perdido en sus pensamientos como si dentro de su mente se estuviese librando un conflicto. Yo le llamaba pero parecía no escucharme, así que cada vez lo hacía con mas y mas fuerza a la vez que en mi incrementaba una extraña sensación de desesperación. Despues de ello ambos sueños se desvanecieron dejándome esta vez en un lugar completamente obscuro, apenas si podía distinguir algo, mientras que en el fondo se escuchaban diferentes voces llamándome. La mayoría de ellas no lograba reconocerlas y comenzaban a hacerme sentir nervioso, empecé a corres con desesperación por aquel lugar tratando de huir, pero aquel sitio parecía no tener fin. Horrorizado me deje caer sobre el suelo con los ojos cerrados y cubriendo mis oídos para no escuchar nada sin obtener ningún resultado, fue entonces que de entre todas las voces comencé a escuchar a Stanley quien alegremente me pedía que fuese hacia él. De inmediato corrí hacia el lugar de donde provenía el sonido, pero cuando creía que estaba por alcanzarle otra voz familiar pedía por mí justo del lado contrario, nuevamente hera la voz de Gastón repitiendo las mismas palabras que en el sueño.

Casi automáticamente había ido tras de él apenas oírle, pero al comenzar a correr Stanley pedía nuevamente por mí. Me detuve entre ambas voces confuso sobre a qué lado dirigirme ya que si tomaba preferencia por uno la voz del otro comenzaba a desvanecerse. Sin saber que hacer me desplome sobre el suelo, el cual nada más tocarlo se quebró como un cristal haciéndome caer hacia un inmenso vacío. Fue ahí cuando desperté.

- ¿Que es lo que tratas de decirme? – pregunte a la nada mientras abrazaba mis rodillas sollozando.

Despues de haber llorado por un largo rato me sentía mucho mejor y me dispuse a volver a casa. Cuando llegue pude notar que la puerta se encontraba semi abierta, así que entre con cautela por si dentro había algún ladrón, mas tras revisar todo el lugar no pude ver a nadie. Aliviado me deje caer sobre una de las cillas del comedor dispuesto a beber una copa del vino que había traído con migo, pero cuando buscaba una copa donde servirlo pude notar que sobre la mesa de la alacena había un pañuelo que nunca antes había visto.

Al acercarme para inspeccionarlo el notorio olor a lima me hiso suponer que hera de Stanley, pero ¿En qué momento había entrado? Y sobre todo ¿Por qué? Seguí mirando aquel pañuelo como si este me fuera a responderme, sin embargo no tarde un mucho en darme cuenta que sobre él había un par de manchas rojas que claramente eran de sangre. De inmediato un pequeño escalofrió me recorrió el cuerpo al creer que probablemente le había pasado algo y había venido buscando mi ayuda.

Fiándome de esta idea de inmediato salí de casa montado en Rocinante con dirección a su hogar para asegurarme de que no estuviera herido, mas cuando llegue me encontré con un tumulto frente a su casa que me impedía acercarme. De inmediato baje del caballo para ver que estaba sucediendo, mas cuando estaba por acercarme Tom y Dick pasaron frente a mi empujando a todo el mundo para abrirse paso, lo cual ayudo a que pudiera divisar mejor la situación revelándome así una pelea que estaba ocurriendo entre Stanley y un desconocido. Cuando Tom y Dick les separaron pude notar que aquel hombre que estaba sometido por Stanley era el tan nombrado Lucían, el mismísimo que ayer había tratado de atacar al príncipe y con el que luche antes de quedar inconsciente.

Estaban tan conmocionado ante la escena que no podía moverme, pero en cuanto vi que Stanley estaba por descargar un golpe mortal sobre el cuello de aquel hombre me lance sin pesar sobre él para evitar que lo hiciera puesto que si él asesinaba a alguien con tal prestigio por más que fuera un oficial lo encerrarían en la prisión o el calabozo del castillo, algo que no podía permitir, ya que no soportaría el verle encerrado el resto de su vida.

- ¡Stanley no lo hagas! – Le grite mientras trataba con todas mis fuerzas de arrebatarle el florete de las manos. – Si lo acecinas solo te convertirás en alguien como él.

- ¡Y qué aras tu para impedírmelo! - soltó lanzando el florete al suelo – ¿Lo mismo que anoche acaso?

Mas que haber sonado como un reto aquellas palabras habían parecido una súplica, la cual por un momento considere en corresponder, pero de hacerlo habría más problemas con lo que lidiar por lo que no me quedo de otra que aplicar una vieja técnica que usaba con Gastón cuando perdía el control. – Espero puedas perdonarme por esto. - Dicho esto levante mi mano en lo alto y con un golpe seco la descargue a un costado de su cuello haciendo que de inmediato callera desmallado sobre mí, quizá aquello haya sido un tanto rudo de mi parte pero fue lo único que se me ocurrió para tranquilizarle.

Cuando los hombres de la guardia llegaron para arrestar a Lucían igualmente se llevaron a Stanley, sin embargo no me pareció para nada una buena idea que colocaran a Lucían y Stanley en el mismo carruaje, por lo que rogué a uno de los superiores que me dejara acompañarles para asegurar que todo estuviera en orden, cosa que termino aceptando despues de tanto insistirle.

Una vez arriba me acomode junto con Stanley lo más apartados de aquel hombre, para luego recostarle sobre mis pierdas evitando así que se golpeara con el zarandeo del carruaje, pero al tenerlo tan cerca de mi no pude evitar jugar con su cabello durante el camino. Aquello pareció incomodar un poco a Lucían quien no dejaba de mirarme con desagrado.

- ¿Tiene algún problema Monsieur? – Le dije en un tono amenazante para que apartara la vista de nosotros.

- Nada. – Soltó él con ironía – Solo que tu amigo es un maldito salvaje, si yo fuera tu no me preocuparía tanto por él.

- Si usted fuera yo no se encontraría en tan penosa situación– Le contradije sin dejar de acariciar el cabello de Stanley mientras le lanzaba una mirada de desagrado. – Y ademes le pido por favor que deje de mirarnos de ese modo, es descortés.

- Claro – Soltó fingiendo miedo - No quiero molestar a tan linda parejita.

Aquello ultimo decidí ignorarlo por completo puesto que me daba igual lo que pensara ese sujeto sobre mí, prefería estar al pendiente de Stanley puesto que de vez en cuando su cara se tornaba en expresiones molestas, las cuales desaparecían de inmediato al momento de acaríciale. Igual que un gatito molesto.

– Eres undesastre Stan y encima te das el lujo de soñar- le sonríe a pesar de que nopudiera verme. – Perdóname por abandonarte, no lo volveré a ser jamás, te loprometo.

Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora