Capítulo Quincuagésimo Séptimo: Lefou

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- Es preciosa – pronuncie tras sostener entre mis manos aquel dibujo de una joven mujer que resultara ser la misma que días atrás había observado durante el tiempo en que me encontraba recostado en cama de Stanley. – Tanto la mujer como el dibujo so n bellísimos. ¿Acaso tú lo has hecho?

- Gracias, aunque sin importar cuánto detalle haya puesto en el jamás lograre hacerle justicia a como lucia en vida– fue lo que obtuve como respuesta en compañía de una sonrisa que nunca antes había visto en su rostro pese a la confirmación del fallecimiento de su madre dicha en sus últimas palabras. – Quizá no era lo que esperabas y creas que es una real tontería, pero tú me contaste lo de tu padre el otro día a pesar de que parecía ser algo muy duro para ti y por quiero hacer lo mismo. – Continúo mientras que sorpresivamente me tomaba de las manos causando que me pusiera un tanto nervioso. - Quiero que tú seas la primera persona a la que le hable sobre ella ya que no puedo hacerme a la idea de que las dos personas más importantes para mí no se conozcan.

¿Yo ser alguien importante para él? ¿A qué se refería con eso?

A pesar de la intriga que había provocado, por alguna razón aquello había llegado hasta lo más profundo de mi ser disparando un sinfín de pensamientos y sensaciones que jamás en mi vida había sentido. Hera como estar feliz a la vez que estaba agradecido, solo que de un modo que nunca antes experimente. ¿Que era todo eso? Ese sensación, ese je ne sai quoi (yo no sé qué) que surgía nuevamente en mi tal y como aquella vez en el claro. Quizá debería dejarme llevar para encontrar la respuesta... ¡No! Definitivamente ese no hera el momento adecuado para dejarme dominar por aquello puesto que estaba ahí para escuchar sobre su madre. Ya despues habría tiempo para aclarar todo aquello.

- No sabes cómo me hubiese encantado conocerla en persona – Dije con la intención de dar paso a que la conversación se extendiera.

- A mi igual – respondió casi al instante él - seguramente se habrían llevado muy bien puesto que ambos se parecen en varias cosas.

- ¿Tú crees? – Pregunte mientras sostenía el dibujo junto a mi rostro como haciendo una comparación a modo de broma causando que ambos nos echáramos a reír para luego quedarnos en silencio hasta que nuevamente retome la conversación. - No sé si sea apropiado de mi parte pero... ¿Cómo era ella?

- Físicamente hera hermosa, bueno quien no lo seria con esos tremendos ojos color miel que se cargaba, aunque realmente su belleza verdadera estaba en su corazón ya que ella era la mujer más dulce, cariñosa y paciente del mundo – esto último dicho entre risas – Creo que una de sus más grandes fortalezas era que estaba dispuesta a dar... más bien dio todo, por aquellos a los que amaba sin importar que el costo fuese su felicidad, su libertad o su vida. Todo con tal de ver felices...

- ...A aquellos a los que ama. – Pronuncie involuntariamente concluyendo de manera asertiva lo dicho por Stanley. Tras esto me quede un tanto pensativo, ya que tal parecía que buscar la felicidad del otro a costa de la tuya era un claro indicador de amor, el cual sin duda yo había aplicado durante mucho tiempo hacia Gastón, mas ahora que me detenía a analizar aquello con detenimiento no sé porque me parecía un tanto cruel. Sin embargo el modo en que Stanley lo planteaba a simple vista parecía sonar melancólicamente tierno, incluso hasta romántico. Una madre dispuesta a dar la vida por el bien de sus hijos suena bastante admirable ¿no? Pero para evitar caer en suposiciones preferí directamente preguntarle sutilmente lo que opinaba verdaderamente, puesto que tampoco está de más contar con una opinión externa.

Sí y no, fue en resumidas palabras la respuesta que obtuve. Para el aquello dependía de la situación, ya que creía que había veces que simplemente no se podía evitar y otras en las que realmente no hera correcto hacerlo. Pero sobre todo lo que llamo mi atención fue con lo que concluyo lo dicho.

- Podríamos llevarnos toda la noche debatiéndonos acerca de esto, pero por más que nos esforcemos en darle una respuesta cuando el amor nos lleve olvidaremos todo y lo más probable es que caigamos en una situación así.

- ¿Pero acaso tu mismo no me habías dicho que la felicidad no tenia que depender de alguien?

- Si y lo sigo creyendo – pronuncio entre risas – pero el amor nos trasforma Lefou y muchas veces terminamos haciendo cosas que atentan contra nuestros principios.

A veces realmente me sorprendía lo las cosas que llegaba a decir Stanley, era como si me entendiera pero al mismo tiempo hablara para sí mismo, algo que sin duda jamás entendería como lo hacía. Probablemente hubiésemos seguido toda la noche con aquella conversación de no ser porque tenía que regresar a acicalar a Rocinante ya que no lo hacía desde el rescate de Vanessa. El pobre debía tener la melena llena de nudos.

Cuando íbamos de camino a la salida, no pude evitar sentirme un tanto culpable por desviar la conversación hacia algo tan serio como el tema anterior, por lo que no pude contenerme a ofrecerle una disculpa.

- Stanley lamento que por mis preguntas estúpidas no pudieses haberme contado más sobre tu madre.

- No tienes de que preocuparte – Me respondió tan sonriente como siempre – Realmente el tema de nuestras conversaciones no me importa mucho, siempre y cuando pueda escucharte.

- ¡¿Eh?! Amm... y-yo – Pronuncie entre tartamudeos que claramente demostraban lo ahora doblemente avergonzado que estaba.

Gracias al cielo Stanley en lugar de burlarse salto a mi rescate proponiendo una idea que me tranquilizaría. - Pero si realmente quieres saber más de ella no dudare en contarte, recuerda que mencione que me parecía inaudito que las dos personas más importantes para mí no se conocieran, tengo muchísimos más dibujos de ella en el ático que seguro te encantaran.

- Puedes apostar a que si ¿Te parece si nos reunimos el próximo viernes despues del trabajo y me los muestra?

- Por supuesto.

Tras decir esto ambos nos despedimos y salí de la casa con total normalidad. Pero cuando apenas me había alejado unos metros escuche correr detrás de mí a Stanley mientras gritaba mi nombre. Detuve la marcha permitiendo que lograra llegar hasta mí y así pudiese entregarme algo que llevaba entre sus manos una vez recupero el aliento.

- ¿Por qué me estás dando esto? – Dije tras percatarme que era el ramillete que había llevado a su hogar esa misma tarde.

- Dijiste que lo habías traído como un presente para el invitado sorpresa, pero como mi madre no es como si pudiera disfrutarlas del todo ya sabes porque... bueno el punto es que creí que lo mejor sería devolvértelo para que pudieras disfrutar de ellas.

- En esecaso entonces consérvalas mejor tú, seguro que se lucirán muy lindas sobre tuescritorio.


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Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora