Capítulo Octogésimo Cuarto: No muy lejos del presente (pt 1) Lefou

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***** Nota del Autor *****

Que tal mi gente querida el día de hoy les traigo otro flashback de Lefou, *0* espero les guste (Stanley se había apoderado de este tipo de capítulos). Sera en dos partes así que no desesperen mañana (o pasado) traeré la continuación ¡Yei! (Solo celebra él) Sin más que decir los dejo para que disfruten del capítulo.

Conques, Francia. 20 de Septiembre de 1756.

Cher Monsieur Girord Gastón.

Una recuerdo la última vez que visite ese lugar... 8 de Junio de 1756; el aire era frio, denso y violento, tanto que me costaba mantener el sombrero sobre mi cabeza. Tenía el cabello alborotado y estaba hecho una sopa, por suerte la lluvia con la que me había topado horas antes de entrar al área de Garona ayudo a encubrir las lagrimas que escurrían por mis mejillas dando un aspecto más agradable, sin embargo seamos sinceros ni aunque un hada de la ducha apareciera para arreglar el desastre que hera en esos momentos hubiese sido posible encontrarme debidamente presentable para enfrentarme al pasado. Pero en fin te había hecho una promesa querido amigo y aun con todo el dolor que cargaba mi corazón me esforcé en cumplirla, por ello no dude ni un instante en llevar tu cuerpo hacia Graves, el pueblo que vio nacer nuestra amistad, el pueblo donde conocimos la verdadera felicidad...

***** No muy lejos del presente (pt 1): De regreso a Graves *****

Un día y medio es el tiempo estimado que toma el llegar hasta las puertas del poblado de Graves, mas si el tiempo no es favorable y las condiciones en las que uno viaje no son las adecuadas el recorrido puede extenderse hasta los tres días. Suerte que para Monsieur Lefou esta serie de problemas apenas si presentaban un inconveniente, ya que el estar viajando ahora mismo cargando el insoportable peso de la tristeza que conlleva perder un ser amado hera más que suficiente para distraerlo de la incesante lluvia que caía sobre sus hombros. De no ser por la promesa que hace tanto tiempo le hizo a Gastón ahora mismo estaría tirado en su cama lloriqueando por su perdida, él mismo sabía que no estaba hecho para ese tipo de cosas ¡Por favor! Acarrear cadáveres bajo la lluvia... Eso solo en el ejercito ¿no? Le decía su padre cuando hera pequeño mientras ambos veían a los funerarios desfilar por la plaza con los cadáveres de algún pueblerino fallecido a sus espaldas, y tenía razón; Para ese tipo de cosas se requiere tener la fuerza de un soldado, pero no uno cualquiera sino un capitán y sin embargo ahí estaba él, llevando el cuerpo de su mejor amigo hasta las puertas del que fuera su segundo y antiguo hogar. Sin importar la tristeza, el cansancio, el dolor o lo horrendo que estuviera el clima en estos momentos, nada lo distraería de su propósito, puesto que desde siempre, e incluso hasta ahora, solo vivía para complacer en todo lo posible a una persona... su tan querido y amado Gastón.

Sin embargo la perdida no hera el único inconveniente que atormentaba su pensamientos durante el viaje, sino que también, y para empeorar las cosas, el temor que sentía al volver al lugar que lo vio nacer, crecer y huir fue suficiente para hacer cuestionar la devoción que tenía a su querido amigo, puesto que para algunos no hay miedo más grande que el confrontarse con su pasado. Mas si este está infestado por la traición y el abandono.

Aun con todo el tiempo que había pasado, el suficiente como para convertirlo en un hombre, dudaba si tenía el valor o no como para confrontar a Monsieur Girord y sobre todo dudaba si tendría al menos la fuerza de pronunciar aquellas malas noticias ya que ni siquiera pudo hacerlo en privado. Seguro que si en algún momento su voz tambaleaba al enunciarlas Monsieur Girord cuestionaría su veracidad y en menos de lo que cante un gallo lo obligara a volver a Villeneuve. Ante los ojos de ese hombre no hera más que un niño llorón que abandono a su madre para evadir sus responsabilidades, y hera casi un hecho que aunque cumpliera con la promesa de su tan adorado hijo esta idea no cambiaria en lo absoluto. No obstante el también sus puntos que alegar si trataba de echarle en cara su pasado, solo desearía no estar tan dolido como para hacerlo, pero aunque esto fuera casi un hecho que tuviera las de perder, ya no estaba para arrepentirse debido que a pocos metros de él, rodeado de un montón de arboles de ciruela, se alzaba en lo alto un fuerte y enorme arco que marcaba la entrada al poblado mercantil vinatero de Graves Garona.

Cuando cruzo por debajo los recuerdos que le trajo el mirar el pueblo hicieron que el dolor que sentía hace unos 40 metros atrás incremento de golpe, llevándolo a dar inicio a un conteo en para distraer aunque sea un poco su mente. - De 100 a un 240 porciento. – Susurro para el mismo mientras su vista se perdía en los decorados de cobre que simulan ser plantas de Vid enredadas en los inmensos postes de piedra tallada. El solo ver las casas de madera detrás del arco y divisar correr a los niños entre las calles basto para que todos su recuerdos reprimidos de su infancia junto a Gastón y sus padres se dispararan como un libro que le llevo a sentirse tan pequeño, vulnerable y minúsculo que cualquiera persona que pasara a su lado podría pisarlo.

Suerte que las arduas lluvias veraniegas ahuyentaran a la gran mayoría de los pobladores a sus hogares ya que así nadie podría notar su penosa presencia deambulando por las calles, no obstante el temor a que alguien lo reconociera le hizo seguir su camino por una de las avenidas menos transitadas del pueblo, una que era apenas un pequeño sendero que se abría camino entre los pocos viñedos del lugar, sabía que sería difícil de transitar pero prefería atorrarse en el lodo un rato antes que alguien le interrogara en esas condiciones por su ausencia. Aun y cuando la posibilidades fueran pocas, puesto que habían pasado alrededor de diez años de su última visita y durante esos años si que cambio bastante, aun seguía confiando en las palabras dichas por Gastón la última vez que volvieron a Graves, ya que según él tenía que cuidarse muy bien de que no lo reconocieran ya que su rostro, por mas años que pasaran, hera idéntico al del día en que lo conoció, solo que con cabello más largo y patillas, y Lefou siempre confiaba en su palabra así que prefirió no arriesgarse.

Despues de un rato de batallar al subir una que otra colina y disculparse con su fiel caballo Rocinante por sobre exigirle tanto esfuerzo al andar, por fin pudo ver a lo lejos como su antigua hogar se alzaba en lo alto de una pequeña colina que no hacía más que resaltar su magnífica elegancia al estilo barroco. El solo tenerla ahí delante sí que imponía, pero cuando estuvo parado delante la vieja entrada de su hogar casi no la reconocía, la fachada anteriormente carmesí ahora hera distinta, al igual que los vitrales de los ventanales y el camino al jardín que deslumbraba una nueva cubierta hecha de piedra. Sin embargo no fue impedimento para que en cuanto mirara hacia la vieja placa que había sobre el gran pórtico de la entrada, el único elemento que fue capaz de recordarle por segunda vez en este día su pasado, sintiera como si su estomago se encogiera. 300 porciento más Lefou.

"Grand Maison Sellier" se leí en ella. Algo que le extraño a Lefou, puesto que despues de todo los conflictos contra Monsieur Girord al fin y al cabo decidieron mantener el nombre de la familia de su padre en aquella vitícola. Pero este hecho no quería decir que con ello hubiese hecho las paces con los Sellier, ya que aun, o al menos Lefou no olvidaba que ese hombre usurpo el lugar de su padre como dueño de la fabrica y obligo a su madre a trabajar como una empleada más del lugar pese a su delicado estado de salud. El mido que ese hombre sembró en él hera suficiente como para hacerlo desear salir huyendo del lugar, sabía que una vez tocara a la gran puerta tendría que confrontarse con todos los asuntos pendientes de su pasado, cosa que no sería tan fácil ya que ahora no contaba con el respaldo de un contrato que le diera derecho de pararse ahí, mas si realmente amaba a Gastón tenía que ser valiente si quería cumplir con su último deseo.

Fue así como Lefou, tras meditar unos cuantos segundos lo que diría una vez las puertas se abrieran ante él y se acomodara los ropajes para tratar de lucir lo más presentable que su húmeda existencia le permitiera, tomo con decisión el arcón de la puerta y lo golpeo tres veces contra ella, esperando así que esta se abrirá.

- Es horade la verdad, no temas – suspiro poniendo el rostro más serio que puedo fungir.- 100 menos, total... 200.


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Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora