Gemelos [EDITANDO]

Beso

Luego de que lo gemelos llegaran a la torre , fueron a guardar sus cosas en sus habitaciones y fueron a entrenar, sin embargo se encontraron con una sorpresa.

  —Justo a tiempo chicos.—Starfire hizo una seña de que se acercaran a ella.—Tenemos una nueva compañera en el equipo...conozcan a Terra.

—Hola.—saludó ella sin mucha importancia.

Natalia miró la chica de cabello rubio largo con odio. Sabía que algo en ella no estaba bien...hasta su compañero admitía que ella es solo una doble cara.

  —No es alguien de confiar,niña.—comentó su demonio interior.—Hazle la vida imposible.

Natalia estuvo de acuerdo a lo que dijo el monstruo.

  —¿Qué clase de poderes tienes?—preguntó Chico bestia con entusiasmo a la joven.

  —Todo lo que tenga que ver con tierra.—respondió la rubia.— Pero no sé cómo controlarlos.

—Estás en el lugar indicado.—respondió Starfire.—¿Batichica podrías mostrarle a Terra su nueva habitación?

—Tiene dos píes.— informó ella.—Que lo busque por su cuenta.

Damian

Mi hermana con el ceño fruncido volteó y se fue del salón de entrenamientos. Starfire miró al suelo por un momento...luego observó a Terra de nuevo.

  —Lo lamento.—se disculpó ella .—Últimamente está actuando extraña.

                           🌟🌟🌟

  Encontré el pedazo de lechuga hablando con Terra. No me convence de que Natalia esté pegada a esa cosa. Suelo ser celoso con mi hermana cuando se trata de este tipo de cosas. Bastante ella a sufrido como para volver a sufrir por un idiota que anda hablando con otra.

—Si quieres podemos hablar después.—dijo Garfield tratando de seducirla.

—Vete al diablo, duende.—Ella le cerró la puerta justo en su cara haciendo que este se quedara como tonto.

—Bueno, entonces iré con Natalia.—escuché murmurar este.

Se acercó a la puerta de Natalia, tocó par de veces hasta que abrió por sí sola. Ella sacó la cabeza para verlo.

—Que quieres pedazo de moco.—espetó ella entre dientes.
—Siempre tienes una crítica.—comentó.—En fin...te invito a salir mañana.

—No.

Ella estuvo por cerrar la puerta pero él se adelantó.

—Solo será cinco minutos.—usó su carita de perro regañado.
—Eso dicen todos.

Sonreí satisfecho de que mi pequeña negara la invitación de él. Ella sabe cuidarse sola después de todo.

    Al siguiente día hacía calor. Me bañé para refrescarme un poco y salir afuera en busca de Natalia. En eso se acercó Jaime con una sonrisa estúpida en su rostro.

   —Iremos a la cascada.—informó este.
  —¿Acaso quieres que te aplauda?—pregunté con sarcasmo.

—También te afectó la calor.—murmuró Jaime.—Solo ve a ponerte tu traje de baño.