Gemelos [EDITANDO]

Terra besa a Garfield

* Video*

Narradora

El chico verde se acercó con la intención de hablar con la rubia, solo quería verla animada ya que la fiesta fue algo desastroso al final ya que Natalia hizo algo que no debió haber hecho. Antes de que pudiera estar cerca de ella, se detuvo pensando las cosas. Quedó en ver a Natalia y decirle lo que él sentía por ella, por otro lado al ver a Terra triste le tomó lástima...

Su decisión había cambiado por completo.

Se arrepintió de haber dado ese detalle a la ojiazules. Ahora no hay marcha atrás...se acercó a la rubia para sentarse a su lado.

—Lamento lo que ocurrió en la fiesta.—se disculpó Logan apenado de la chica.

—No importa.—respondió ella sin mucha importancia, que claramente se notaba su desánimo. 

Quedaron en silencio por bastante tiempo. En ese instante Terra recordó el plan que debía hacer, volteó disimuladamente encontrándose a Natalia en su habitación con el oso de peluche.

—¿Sabes cómo terminé huérfana?—preguntó la chica mirando el mar nuevamente.
—¿Um,porqué tus padres murieron?—respondió este dudoso.

—Luego de que tuve mis poderes, ellos se asustaron...pensaron que estaba poseída o algo por el estilo.—respondió esta tristemente.
—Lo siento.—se disculpó este.

—No necesito tu lastima.

Mientras hablaban un poco, Natalia había entrado al ascensor. Bajaba lentamente con el oso en sus brazos, le tomó bastante en pensar si debía ver a Garfield o dejarlo plantado. Ella tenía dudas.No entendió para nada lo que él quizo decir en la carta. Tenía que averiguarlo ya.

Cuando las puertas abrieron esta salió de la torre, caminó lentamente hacia la parte trasera de la Torre. Tenía la mirada baja con el oso cubriendo su boca.

—Si fuera tú yo me habría marchado.—dijo esa voz fastidiosa en su interior.
—¿Qué?

Ella no entendió para nada lo que había dicho su demonio, asomó su cabeza para ver qué ocurría.

  Gardield besaba con intensidad a la chica, buscando que sabor tenía en sus labios.

No eran los mismos que Natalia.

El sabor de Terra era amargo y bastante malo. En eso cayó en cuenta de que ese sabor era a cigarrillo. Se sentía arrepentido de haberla besado, pues no sentía nada al besarla en cambio a Natalia sentía ese cosquilleo en el estómago que lo volvía loco añadiendo ese sabor que todavía es un misterio para él.

El sentido del humor había cambiado drásticamente a Natalia. Rompió el oso lanzándolo al suelo, aguantando su llanto fue al cementerio. Tenía que desahogarse de alguna manera con o sin Damian. Al quedar al frente del ataúd de Marcos, ella cae al suelo rendida, tomó bastante aire para hablar tristemente.

—¿R-recuerdas los globos, los intentos de besarme, las veces que intentó tomar mi mano y los regalos?—lloró.— Todo era mentira...

Al ver que nadie le respondía golpeó con ira la lápida. Rompió en llanto desesperado.

—¡Contéstame !—gritó a todo pulmón.— Dijiste que él me amaba, siempre decías la misma mierda de él.

Unos brazos la rodearon en la cintura, ella no dudó en voltear para abrasar al chico demonio. Miraba tristemente como ella lloraba desesperadamente. Por primera vez en su vida ve llorando a su amada. Permaneció con ella hasta que dejara de llorar, una vez logrado este limpió sus lágrimas.

—Dijiste que él sentía algo por mí.—susurró tristemente.—Era mentira.

—Mírame.—ordenó este que al cabo esta obedeció.—Está confundido de eso estoy seguro, vi ese rostro feliz al verlo en tu habitación dejando aquellos globos, las rosas y los chocolates.

No quería creer las palabras del chico. Está bastante lastimada para convencerla. Edward, besó la mejilla de su única amada, la acompañó a mitad de camino.

  —¡Natalia!—llamó Garfield.

Garfield

Mi curiosidad hacia Natalia se convirtió en amor a primera vista, lentamente fui enamorándome  de ella. Estaba tan seguro de que me había enamorado de Terra, besarla fue algo que...no me llenaba de adición como me pasaba con ojitos brillantes. Encontré el oso hecho pedazos cerca de la torre, es claro que ella observó todo. No la culpo, es obviamente que fue mi culpa.

—¡Natalia!—llamé acercándome a ella.

–No tienes que decirme nada.—habló tristemente.—Entiendo que hiciste todo esto para lastimarme.
—¡No!—respondí en voz firme.—No quise hacerte esto.—sentí mis cuerdas vocales enredarse dejándome mudo por decir así.—Y-yo...

—Olvídalo. Además tú lo dijiste...los amigos no se pueden amar.

— Claro que sí...—la estaba perdiendo y no iba dejar que eso sucediera.— Solo escúchame, por favor.—supliqué.