Culpable

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Raven

Luego de haber calmado a Damian, decidí en volver a meditar. Había un silencio satisfactorio en mi habitación o al menos eso pensé.

—Lárgate de mí habitación.—ordené a la persona que estaba a mis espaldas.

—Yo solo vine a disculparme, sobre lo que ocurrió a Natalia enserio...n-no sabía que era ella.

—Sabías perfectamente que era ella, tú estabas trabajando para el Joker y Harley.—dejé un lado mi meditación, enfocándome hacia la rubia.

—Pensé que eras más tonta.—rió cruelmente.—¿Si lo sabías, por qué no le has dicho a tus amiguitos?

Ella retrocedió al ver mi figura demoníaca, en pánico ella abrió la puerta velozmente

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Ella retrocedió al ver mi figura demoníaca, en pánico ella abrió la puerta velozmente. Aún con mi transformación salí en busca de la rubia.

—¡Qué significa todo esto chicas!—la voz potente de Starfire hizo que mi figura desvaneciera por completo.

—Tuve una visión.—respondí mientras bajé la mirada.—Robin tenía razón.

Comprendió lo que quise decir, buscó con la mirada a Terra lo cuál no estaba presente en esta área. Cuando por fin la encontramos, Kory formó un gran escándalo.

—Y pensar que tal vez habías cambiado.—admitió está arrepentida de haber dejado a la traidora en nuestra torre.—¡Fuera de aquí!

Furiosa ella abandonó la torre, la líder con una sonrisa forzada nos ordenó que volviéramos a nuestros quehaceres.

Garfield

Esperé a que la noche se apoderara del atardecer, al ver que todos estaban distraídos, salí de la torre al que llamo hogar. Es hora de convencer a Natalia que vuelva. No puedo estar sin ella, la necesito. Me enfurecí al ver los reporteros salir de la nada—a pesar que es de noche—,¿ no se cansan de seguir entrometiéndose en la vida de otros? Como sospeché, ellos se acercaron haciendo preguntas sobre mi chica. No respondí ninguna de las preguntas.

—Garfield ¿dónde se encuentra Batichica?

—¡Qué tanto les importa!, ¿¡No les basta con lo que hicieron a mí novia!?

Reaccioné a lo que había dicho, sin otro escándalo me transformé en águila emprendiendo mi camino hacia el norte.

Natalia

Odiaba la manera en que Jack insistía de casarme con él. Todos los chicos del mundo y tenía que ser el consentido de papi, lo odio.

—Vamos caramelito, tu madre y mi padre ya hicieron el acuerdo.—dijo mientras me tomaba por la cintura coqueto.—Solo es cuestión que digas un sí.

—Ya te dije que no.—afirmé a mi decisión.

—Se te olvida que estas tierras le pertenecen a Damian, tú solo eres un extra aquí, no puedes dar órdenes, ya que, tu hermanito no está...en otras palabras estás bajo obligación de casarte conmigo.

—Si tanto te importa las tierras de mi hermano ¿ entonces por qué no te casas con él?—al usar mi tono sarcástico este gruñó de mala gana.

—Oh, claro.—rió entre dientes.—Olvidé que tú no sabes nada de la herencia.

Miré el rostro de victoria de este, hice una seña amenazante a que continuara.

—Resulta que recibiste mejor herencia que Damian...—explicó mientras sacaba de su bolsillo un papel malgastado.—Hasta ahora, sólo sé que está en la oficina de tu abuelo.

—Ya puedes irte.—ordené.

—Mi padre se enterará de esto.

Por alguna razón dejé que este besara mi frente y se marchara. Sin pensarlo corrí a la habitación del abuelo, rebusqué por todos sus gabinetes, debajo del colchón y incluso la pared. Al ver un hueco en esta, puse mi dedo por unos segundos. Milagrosamente abrió una puerta pequeña, saqué la caja fuerte en busca de cómo abrirla.

—Mierda.—susurré al ver que son códigos bajo colores y números.

Hice lo primero que se me ocurrió, usé mi color favorito y el de Damian, junto al año que nacimos. Al parecer Ras Al Ghul no es fanático de códigos complicados, saqué los papeles y joyas— pura joyas costosas— abrí el sobre en busca de la herencia oficial.

Mi nieto Damian Al Ghul tendrá el honor de tener las tierras de las montañas del norte, por su gran sacrificio y valor de hacer el mundo como lo queríamos.

Mi querida Natalia Al Ghul te obsequio las tierras de las montañas Baurem, allí habrá una caja fuerte donde contiene todas las joyas que tanto te apetezca.

Las montañas de Baurem, nunca oí de esas tierras. No entiendo como el abuelo pudo dejarme una herencia luego de lo que hice.

Ya veo porqué Jack está desesperado en casarse conmigo.

—Natalia, el padre de Jack está afuera.—Notificó Carl sin mucha importancia.

—Mantengan la vigilancia.

Rápidamente fui a cambiarme, bajé encontrarme con la mitad del ejército de Bueno Excelente. El pobre anciano, obeso y feo. Sigo preguntándome cómo  pudo darle un hijo a su mujer...me da asco con tan solo pensarlo.

—Bueno.—dijo el gordo con total felicidad de verme.

—¿A qué viene?—pregunté harta.

—Casar...Jack.—entendí lo que este quizo decir, hice una mueca de  poca importancia al ver que tenía en sus manos un anillo de compromiso.

—No.

Con gusto me quité el pañuelo, dejé expuesto mi rostro deformado. En ese instante las ganas de casarse se fueron al infierno para Jack.

—¡No me casaré estando ella así, padre!—se quejó el consentido.

—Bueno...solución.—sonrío este de oreja a oreja.

Gemelos [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora