Capítulo 6

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Susana garabateaba distraídamente unos folios mientras esperaba en elaula de cultura a que Fran llegara para dar clase.Se estaba retrasando, cosa poco frecuente en él, y menos frecuente aúnera que no la hubiera avisado de que llegaría tarde. Ya pasaba un cuarto dehora, esperaba que no le hubiese ocurrido nada malo.De pronto la puerta se abrió y ella giró la cabeza aliviada, esperandoverle entrar, pero su sonrisa se heló en su cara cuando vio aparecer a Raúl.-Menos mal que estás aquí todavía -dijo este-. Temía que ya tehubieras marchado.-No me he marchado, he quedado con Fran para dar clase.-Ya lo sé. Me ha llamado para decirme que no podía venir y que meacercara yo en su lugar.-¿Que te acercaras tú en su lugar? -dijo incrédula mientras el chicoentraba y hacía intención de quitarse el chaquetón-. No lo entiendo. Si nopodía venir, ¿por qué no me ha llamado a mí para anular la clase?¿Pretende que te dé la clase a ti?-No, pero al parecer debes darle unos apuntes que le hacen muchafalta. Me ha pedido que te los pidiera y luego pasará él por casa arecogerlos.Susana parpadeó. Era cierto que iba a darle unos apuntes, pero enabsoluto era algo urgente, hubiera podido esperar a la mañana siguientepara tenerlos.-¡Oye, no me mires así, como si te estuviera mintiendo! -dijo Raúlmolesto-. A mí me jode esto tanto como a ti, pero Fran me ha pedido unfavor y no iba a negárselo, así que dame los malditos apuntes yterminemos de una vez. Quiere estudiarlos esta noche.-Bien, pero si quiere estudiarlos esta noche tendría que explicarlealgunas cosas antes de que empiece.-Pues explícamelas a mí y luego yo se lo trasmitiré a él.-Es que no sé si...-Mira, tía, quizás yo no sea una lumbrera como tú, pero a entender unaexplicación de Derecho Penal llego, ¿vale? Y si Fran la entiende, teaseguro que yo también.-Yo no estoy poniendo en duda tu capacidad de comprensión, es soloque me ha sorprendido un poco que Fran te haya mandado aquí -dijo,pero de pronto empezó a comprender. Fran no había podido ir y habíamandado a su amigo para que ella pudiera verle a solas. Y se sintióprofundamente irritada.-Bien, siéntate y te explicaré de qué va.Raúl se sentó a su lado y Susana cogió unas fotocopias que acababa dehacer y las extendió ante el chico.-Mira, dile que esta página tiene una reseña que debe sacar de losfolios que le di la semana pasada para ampliar la información. Si no lohace se armará un lío y pensará que son cosas diferentes, pero no es así.Yo iba a refundírselos en una sola hoja, pero no me ha dado tiempo.Además, este párrafo de aquí debe suprimirlo porque el profesor no estáde acuerdo con la teoría del autor de este libro sobre eso. Si lo pone en elexamen la cagará, seguro. Y además estos cuatro puntos tiene queampliarlos al máximo.-Vamos, que tiene que estudiar todos los apuntes.-Eso es.-Pues para ese viaje no necesito alforjas.-Yo pensaba proponerle que lo hiciéramos juntos esta tarde, pero envista de que no ha podido venir y los necesita ya... No obstante yo lo voy ahacer luego en casa y si quiere ya se los pasaré mañana refundidos.Díselo.-O sea que le pasas los apuntes ya mascaditos, ahí está el secreto.-¿Qué secreto?-De que se muera por dar clase contigo.-Fran da clases conmigo porque le explico lo que no entiende yestudia y aprueba. No hay ningún secreto en ello.-Yo me entiendo.Susana hizo una mueca de desagrado ante la frase y dio la explicaciónpor terminada.-Bueno, pues eso es todo. No necesito explicarte nada más. Y si ves aFran esta noche, dile que la próxima vez me avise a mí directamente y note moleste a ti haciéndote venir a la facultad a recoger nada.-Es mi amigo, tía, no es ninguna molestia.-Bien, pues entonces yo me marcho. Tengo mucho que hacer todavía.Y espero que lo que le ha impedido a Fran venir no sea nada malo.-Ha dicho algo de que la madre necesita el coche, aunque a lo mejores que ha vuelto a quedar con la hija de los clientes de su padre con la quesalió hace poco. Está muy misterioso con eso -dijo con malicia ymirándola fijamente para ver su reacción. Pero Susana se tragó la frasesin demostrar ninguna emoción y sin añadir ni preguntar nada más.-Bien, entonces nos vemos mañana en clase.-Hasta mañana.Una vez en el autobús Susana trató de controlar su malhumor. Esperabaque realmente la madre de Fran necesitara el coche y también esperabaque no se convirtiera en una costumbre el que Fran enviara a Raúl conexcusas tontas para que ella pudiera verle. Realmente había sido muydesagradable él rato que había pasado con él.Llegó a casa y se puso a trabajar con los apuntes tratando de apartar dela cabeza a aquella hija de unos clientes del padre de Fran, con la que alparecer él salía. Con fuerza de voluntad lo logró, y casi se sobresaltócuando sobre las ocho y media le sonó el móvil. Como suponía, era Fran.-Hola, Fran, ¿te ha dado Raúl los apuntes? -dijo sin hacer mención asu posible estratagema.-Sí, acabo de recogerlos.-¿Te ha explicado los cambios que tienes que hacer?-Sí, y también que tú estás trabajando en ellos esta tarde.-En efecto. Te los hubiera pasado mañana por la mañana, pero alparecer te corrían mucha prisa.Él se echó a reír.-No me corrían ninguna prisa, pero pensé que sería una buenaoportunidad para que tú y él os vierais un rato a solas.-Ya me imaginaba que se trataba de algo así.-¿Y qué tal?-Fatal.-¡No me digas eso! ¿Se ha puesto borde contigo acaso?-No, borde no, pero se notaba a leguas que no deseaba estar allí. Yrealmente no has debido hacerle venir hasta la facultad para recoger unosapuntes que no necesitas... No ha estado bien.-Él iba a ir cerca de todas formas. La pandilla se reúne en un bar queestá solo a un par de calles más abajo. Y lo he hecho por ti, a ver sitratándote un poco más...-Gracias, Fran, te lo agradezco de veras... pero no vuelvas a hacerlo,¿vale? No ha sido agradable para mí, ni tampoco para él. Por mucho quetú quieras cambiarlo, le caigo mal a Raúl y el hecho de que le obligues atratarme no va a hacer que las cosas cambien en absoluto. Yo prefieromantenerme lejos... y no te preocupes, ya se me pasará. Siempre se mepasa.-Lo siento, de verdad.-Ya lo sé, pero no te esfuerces en arreglar lo que no tiene arreglo. Yhablando de otra cosa, ¿quieres que demos mañana la clase de ayer? -preguntó esperanzada aunque sabía que a veces él salía con la pandilla losmiércoles. O quizá con aquella chica.-Me gustaría, si no te viene mal.-No, a mí me viene muy bien. Aunque tal vez tú tengas planes.-Ningún plan. A veces voy a la bolera, pero eso puede esperar.-Entonces nos vemos mañana. Ya tendré los apuntes listos y podremosusarlos.-Adiós entonces.-¿Ocurre algo? -le preguntó Merche cuando apagó el móvil ypermaneció mirándolo fijamente.-Fran, que no ha podido venir hoy a dar clase y me ha mandado a Raúla recoger unos apuntes que no necesita, esperando que se fije en mí. Y hasido un desastre, hemos estado de lo más desagradable el uno con el otro.-¡Pero qué idiotas son los hombres! No ven lo que tienen delante delas narices en absoluto.-Mejor que no lo vea, Merche. Sería terrible si lo descubriera.-Creo que tú también eres un poco idiota.-No lo soy. Yo sé lo que digo.

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