Lie to me. (Frerard)

Así continua esto...

Unos siete meses pasaron desde que Gerard y Frank se conocieron, la conexión había sido inmediata entre ese par a juzgar por lo que pasó aquella noche loca porqué ninguno de los dos bebió de más como para decir que fue culpa del alcohol, aquella mañana justo cuando Frank dejó el departamento del mayor, este sintió como si algo demasiado importante en su vida se había marchado y al recuento de unas horas, ya extrañaba al muchacho bajito de las orbes avellanas y de los labios apetitosos. Pasó solo un día para que Gerard buscase a Ray y le rogase que le diera el número del muchacho. Su amigo se sorprendió tanto que dudó primero en acceder pero fue tanta la insistencia del pelirrojo que tuvo que decir que si.
Las citas empezaron y en la primera ambos acordaron no repetir lo que había pasado aquella noche porqué aunque se morían de ganas de repetirlo, querían conocerse más a fondo, saber que le gustaba al otro, que le disgustaba, cuales eran sus sueños, sus aspiraciones... Ahí fue donde Frank supo que Gerard estudiaba Historia Universal en la Universidad de Summit y ya estaba cursando su tercer año de la carrera, que estaba pensando en hacer un Máster y posteriormente un Doctorado para poder enseñar la materia en la misma Universidad unos años después; y pues Frank le relató que la Arquitectura era lo suyo, que amaba con locura el construir y diseñar, que era eso lo que más quería hacer en ese momento. También hablaron de la parte sentimental, ninguno de los dos era afortunado en ello, Frank le contó acerca de su primer y único novio a Gerard, de como todo era maravilloso hasta que ese sujeto lo dejo porqué según el era un niño inmaduro. El pelirrojo le animó diciendole que el sería incapaz de dejar a un niño como él, haciendole sonrojar y reír de manera infantil.
Su primera cita terminó con Frank y Gerard besándose apasionadamente mientras se tocaban en el auto del mayor pero antes de que pasase a mayores y como caída del cielo, Susan Iero llegó al edificio de departamentos donde residían y vio a su hermano comiéndole la boca a aquél pelirrojo de ojos verdes. La cara de vergüenza de Frank era épica, había bajado del auto de Gerard luego de escuchar el enorme grito de Susan con tal rapidez que casi tropieza. El sermón que se llevó por parte de su melliza fue magistral, a la castaña le molestó demasiado ver aquella escena y no porqué le haya asqueado, le molestó porqué ella sabía que era la primera cita de su hermano con ese otro chico y ver a su mellizo siendo tan fácil le cabreó. Y desde entonces Frank le puso límites al mayor porqué su hermana tenía razón y luego de ese sermón se sintió como una puta barata ya que primero fue el sexo a horas de haberse conocido y ahora casi pasa lo mismo cuando hasta acordaron que no iba a ocurrir aquello. Tenía que parar.

Luego los meses pasaron y para su cumpleaños número dieciocho, Frank y Gerard se escaparon un fin de semana completo a la playa, donde la familia de Way era dueña de una cabaña, pasaron esos dos días ahí, fueron a nadar, caminaron por la playa y vieron juntos el atardecer. Ese momento fue donde Way se dio cuenta que estaba empezando a enamorarse del avellana, ya no solo se sentía atraído por el físico de este, ahora quería mantenerlo a su lado y no soltarlo jámas, quería cuidarlo de todo, ser parte de su vida. Sus besos le sabían a gloria, su voz le volvía loco, se perdía en esos ojos color avellana cada vez que le miraba directo a ellos, se ponía nervioso solo de escucharle decir su nombre. Si eso no era amor, no sé como se podría nombrar.
La ultima noche que estuvieron en la cabaña, en la cena, el pelirrojo le dijo que le quería, Frank casi se atraganta con la comida y luego del susto le respondió que también estaba sintiendo cosas por él, la sonrisa del pelirrojo fue enorme, podía enamorarse con tranquilidad y sería correspondido. Aún así ninguno de los dos daba el siguiente paso, pero eso iba a cambiar la noche de la graduación del avellana.

Aquel viernes en la noche fue la graduación del instituto donde Frank y Susan Iero estudiaban, para ese ultimo año, los mellizos decidieron hacer las paces y ambos fueron a distintos cursos para ser los mejores de sus respectivos salones, algo que no fue ni complicado para Frank, peor aún para Susan. Así que ambos muchachos se graduaron con los máximos honores de sus clases, también ellos juntos dieron el discurso de despedida de los alumnos de su promoción. Linda y Cheech Iero lloraron al ver a sus hijos graduarse con tantas condecoraciones, eran el orgullo de toda la familia Iero.