Conociendote.

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Ya eran las cinco y treinta cuatro de la mañana cuando Gerard salió del hospital hecho un mar de lágrimas, Allie había seguido relatando todo lo ocurrido después de Bandit se enteró de que él era su padre, la niña quería conocerlo, saber de él y también quería saber el motivo por el cual Gerard no estaba con ellas, el por qué Tom había tomado su lugar y por qué Lindsey no informó jamás de la existencia de la niña al pelinaranja.
En cierta medida, la noticia le había caído como un golpe al hígado porqué ya de solo saberlo podía imaginarse todos lo problemas que se le venían encima. Sin embargo... él siempre había querido tener un hijo para cuidarlo y mimarlo, quería tener una personita a la cual mostrarle lo bonito que tenía el mundo. Quería ser padre y bueno... su hija ya tenía diez años y quería conocerlo.

Condujo hasta su casa y llego ya faltando un cuarto de hora para las siete de la mañana. Perfecto. No había dormido nada más que esos veintitrés minutos antes que le llamaran nuevamente del hospital y se suponía que a las siete tenía que salir directo hacia el colegio donde era profesor. Las ganas de reportarse enfermo le llenaron la cabeza, pero seguramente alguien llamaría a Frank a preguntar como seguía y ¡Pow! La mentira caería.
Se dio una ducha rápida mientras dejaba a la cafetera funcionar. Se sirvió una humeante taza de café amargo y mientras caminaba hacía la salida su celular sonó. Frank no se había reportado desde la mañana anterior cuando hablaron, si, tampoco le había llamado a Gerard cuando llegó a New York y al pelinaranja le había valido un pepino eso tanto así que no se había acordado de que su esposo no estaba en la ciudad.

-¿Hola?

-Buen día, Gee. Lamento no haberte llamado ayer, llegué y tuve que correr hacia una reunión que duró horas.

-Tranquilo, todo está bien.-Contestó desganado.

-Cuando llegue a casa tendremos que hablar... o más bien, tendrás que contarme que demonios te pasa porqué no es normal que te escuche tan decaído.

-¿Ya te dije que te extraño y eso me pone mal?

-Oh, no intentes comprarme con tu palabrería barata. Eso no funciona conmigo.

-Wow... ¿Entonces cómo es qué estás casado conmigo? Utilicé mi palabrería barata para enamorarte. No lo entiendo.-Escuchó a su esposo soltar una risita.

-Eres un idiota...-Gerard sonrió levemente.-Me tienes preocupado, Gee, nunca habías llorado porqué me iba de viaje de la nada y hoy tu voz suena tan apagada. Mañana regresaré a la hora de la cena, tal vez puedas ir por mi al aeropuerto y después podemos ir a cenar, entonces tendrás que decirme que demonios ocurre, esto no es normal.

-Estoy bien, en serio... Me muero por besarte y tocarte, solo es eso. Te extraño, Frankie.

-También te extraño, Gee...

-Tengo que dejarte, hermoso, se me hace tarde para ir al trabajo, te amo cariño.

-También te amo, Gee.-El avellana le lanza un beso antes de cortar la comunicación, Gerard siente romperse nuevamente, no tenía ni la más menor idea de como le diría a Frank acerca de Bandit.

-

Allie había llamado a Gerard cerca de las once de la mañana para informarle que el sepelio de Lindsey se realizaría a las tres de la tarde en el cementerio general de la ciudad. El pelinaranja pidió permiso para retirarse más temprano de lo debido y dirigirse a su casa para cambiarse. Una hora más tarde ya estaba llegando al cementerio de la ciudad de Summit, Allie lo esperaba cerca de la entrada donde estaban aparcados varios autos, seguramente eran de familiares y conocidos de Lindsey. La muchacha hecha un mar de lágrimas llevó a Gerard justo donde se realizaba la ceremonia, habían muchos rostros que jamás había visto en su vida y otro tanto que si, como tías y tíos de Ballato, algunos amigos que miraron al pelinaranja con compasión y lástima. El ambiente que se respiraba era demasiado incómodo y Gerard no sabía como salir corriendo de ese lugar.

Lie to me. (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora