Lie to me. (Frerard)

La cena

Era algo incómodo que mientras iba caminando hacia su oficina, todo el mundo centrara sus miradas en Frank. Sí, era verdad que llevaba una semana sin ir a trabajar y también era consciente de que se veía mal, pero ¿tan mal? Esperaba que no se viese igual de cómo se sentía. Aunque cuando tuvo en frente a su amigo Bob, confirmó que se veía de la misma manera cómo se sentía. El rubio le miró con pena, su piel había perdido ese tono bronceado saludable para cambiarlo por un tono amarillo pálido enfermo y desesperante. Quizás el tratamiento no estaba surgiendo efecto en él, le asustaba pensar que eso pasaba porque no quería morir, le aterraba la idea. Inmediatamente separó una nueva cita con su doctora porque necesitaba respuestas.

—Te iba a preguntar sobre qué ibas a hacer el sábado, pero creo que deberías partirte el lomo trabajando ya que has faltado una semana entera —Bob risoteó, el arquitecto negaba mientras sonreía.

—Realmente voy a cenar con alguien —La expresión del rubio fue casi idéntica a la del emoji seductor de Whatsapp—. No me mires así, solo es una cena.

—¿Se puede saber quién es el afortunado?

—Es Gerard —Los labios de Robert formaron una línea recta, sus ojos reflejaban enojo.

—Explícame por qué mierda vas a cenar con tu ex esposo —Respondió agresivo, Iero solo suspiró.

—No sé, me dejé convencer por Evan...

—Ese traidor... Aquí es donde claramente puedes ver quien es tu amigo y quién no. Yo no te convencería para que hagas tal estupidez, quiero decir, ¿para qué salir con el hombre que te rompió el corazón como por treinta ocasiones? No se lo merece, Frank —El arquitecto se quedó pensativo. Bob tenía razón y daba igual que hayan pasado cerca de diez años de aquellos problemas, Gerard había roto su corazón y él lo perdonó sin importar nada hasta que se cansó, hasta después de divorciados, Way lo lastimó... ¿valía la pena ser su amigo nuevamente?—. No quiero que creas que intento meter mierda en tu cabeza, solo trato de hacerte caer en cuenta que él no se merece siquiera respirar el mismo aire que respiras.

—Estas exagerando, Bryar.

—Y una mierda estoy exagerando. Sabes que es verdad... —El arquitecto mordió sus pálidos labios, quizás y su amigo tenía razón. Realmente no servía de nada ser amigo de Gerard.

—¿Y ahora qué hago? Ya le dije que sí. Tú, solucionador de vida. Buen amigo que se preocupa por mí, dame una maldita solución ahora. Genio —Bryar rió, elevó sus pies sobre el escritorio de su amigo y recostó su espalda en la silla.

—Te complicas mucho la vida, Franko. Dile que no quieres cenar con él y ya está. No le des muchas vueltas, simplemente llámalo y dile que has cambiado de opinión.

—Y quedo como un idiota prepotente frente a él —Frank le dedicó una mirada furiosa—. No es así de fácil, Bob.

—No, sí lo es, solo que te gusta complicarte la vida.

—No ayudas, Robert, realmente no lo haces.

—Otra cosa es que no sepas como emplear mis consejos.

—¡Me das unos consejos de mierda! ¿En serio esperas a que te haga caso?

—¡Pues sí! ¡Quieres quedar bien con él cuando tampoco se lo merece! Para de guardar las apariencias cuando se trata de Gerard, lo mínimo que se ha ganado es que le des una patada en los huevos y le refriegues en su gorda, nauseabunda, ridícula y patética cara de mierda lo mucho que te lastimó —Iero alzó ambas cejas en señal de sorpresa, Bob estaba iracundo—. ¿Sabes qué? Has lo que te dé la puta gana, pero no vengas a mí, llorando cuando te vuelva a herir porque me voy a reír en tu puerca cara —El rubio se levantó de inmediato de la silla y salió de la oficina, lanzando la puerta tras él tan fuerte que estaba seguro que todas las personas en los treinta pisos del edificio pudieron escucharlo. Frank tragó en seco, si simplemente aceptar una velada con su ex esposo había enojado a su mejor amigo de años, no quería saber cómo reaccionaría su familia cuando lo supiesen.