No hay escape

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6 años atrás

Eran las cinco de la mañana y Frank estaba en el salón de su departamento con una taza de té en las manos. La última vez que había hablado con su esposo, este le dijo que ya estaba a punto de llegar a casa... pero habían pasado cinco horas ya y Matt no regresaba. Sí, podía ser que él se quedó hasta muy tarde bebiendo con sus amigos y que en ese instante no pudiese tomar el auto para regresar a casa, así que para evitar una tragedia más grave, se quedó a dormir con algún compañero. Sin embargo, había hablado con todos los amigos del periodista y cada uno de ellos dijeron lo mismo: "Matt se fue a casa hace horas, no quiso acompañarnos al bar"

Algo le decía que había algo mal, no era normal que él desapareciese por horas como en esa ocasión. Ya era demasiado tarde y las calles de Toulouse no eran muy seguras que se diga...

Era verdad que desde que se casaron, Frank dejó las drogas por completo, Matt no entendía el motivo y eso había jodido la relación porque cada vez que el barbudo quería quedarse hasta las tantas de la madrugada en las discotecas metiéndose líneas de coca, Frank actuaba tal que su ente regulador, deteniéndole y distrayéndolo para que no siga consumiendo. Le preocupaba la drogadicción de su esposo y realmente quería ayudarlo, pero Olsson simplemente no lo dejaba. Pensaba que Frank exageraba y por supuesto que no era así, porque ya no era normal que quisiera pasar drogado toda la semana y que apenas llegase el sábado, quisiese correr a una discoteca para drogarse como si no hubiese un mañana. Frank tenía miedo, verdadero miedo.

La puerta del departamento se abrió cerca de las seis de la mañana, Frank se había quedado dormido en el sofá y el sonido de su esposo llegando a casa le despertó. Matt entró a casa acelerado, caminó al baño ignorando a su esposo y se encerró ahí. El arquitecto le siguió segundos más tarde, tocó la puerta pero nadie respondió.

—¿Dónde demonios estabas? —No hubo respuesta, se escuchó la llave del agua abrirse por varios segundos y luego se cerró de golpe—. Matt, estoy hablando contigo. ¿Dónde estabas? —Silencio nuevamente. Frank estaba comenzando a impacientarse, volvió a tocar la puerta pero nadie contestó. Se estaba hartando de esperar y esperar a que Matt le contestase. Tocó como un demente pero su esposó seguía sin responderle—. ¡¿Matt?! —Gritó y luego se escuchó un estruendo. Algo cayó al piso e hizo asustar más a Iero. Corrió por las llaves de repuesto del departamento para buscar la del baño y cuando la tuvo, abrió rápidamente la puerta. Su corazón se detuvo cuando vio a Matt tirado en el piso, convulsionando... Sacó fuerza de la nada y tomó rápido su teléfono para llamar a una ambulancia pero casi no podía hablar porque el nerviosismo le hizo olvidar cada palabra de francés que había aprendido pero con dificultad pudo comunicar lo que había pasado para que lo socorrieran de inmediato. Llamó a la madre de su esposo para comunicarle lo que había ocurrido y la mujer los alcanzó en el hospital. Ambos hechos un mar de lágrimas en la sala de espera, trataban de reconfortarse el uno al otro. La mujer le pidió explicaciones a Iero sobre lo ocurrido y él solo supo decir que no sabía en qué momento habían pasado todas esas cosas.

La preocupación incrementaba con el paso de las horas, no fue hasta pasado el mediodía que el doctor que atendía al periodista hizo acto de presencia en la sala de espera. El diagnostico era clarísimo, Frank y la madre de Matt lo sabían, pero preferían no decir una sola palabra hasta que fuese confirmado por alguna prueba.

Matt había tenido una sobredosis de cocaína y casi había muerto.

Ninguno dijo nada, era obvio, ellos lo sabían porque no había sido la primera vez en ese año que pasaba algo como tal. El periodista estuvo a punto de morir casi siete meses atrás por el mismo motivo, una sobredosis en una fiesta... y Frank no podía sentirse más decepcionado. Se suponía que Olsson le había prometido que dejaría las drogas, que lo haría por su madre y por su esposo. Sin embargo la promesa fue en vano, ahora estaba en la cama de un hospital al borde de la muerte por culpa de su maldita adicción.

Lie to me. (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora