Lie to me. (Frerard)

Paso Uno: Hecho.

El lunes, cerca de las diez de la mañana, Frank y Gerard hicieron acto de presencia en la oficina de Ray. Era la primera vez que Gerard pisaba la oficina de su amigo después de que su estúpida ex secretaria metiera la pata con lo de los papeles de reconocimiento de paternidad de Bandit. Ray había estado tan furioso que terminó por despedir a aquella muchacha y el pelinaranja no había sentido ningún tipo de compasión. En fin, ambos estaban sentados frente al muchacho del afro, este les miraba con una ceja enarcada. Gerard fue el primero en hablar y sus ojos color café se abrieron enormemente al escucharlo decir aquellas palabras prohibidas.

—No. No. No. ¡Me rehúso! ¡No!

—Ray, por favor... —Pidió Frank, el latino negó nuevamente.

— ¡No! ¡Están locos si piensan que voy a ser parte de esta mierda! Me importa un comino si pierdo clientes pero definitivamente prefiero que sea otro abogado quien tramite el divorcio de dos de mis mejores amigos. ¡Que otro haga el trabajo sucio! Yo no quiero hacerlo. Además... ¿Por qué demonios van a divorciarse? ¡Si ustedes se aman, maldita sea! Ya sé... Le fuiste infiel a Gerard con tu amigo el rubio ese, ¿Verdad, Frank? ¿Es por eso? —Inmediatamente Frank miró enojado a Gerard quien intentó esconder su rostro entre sus manos.

—Vete a la mierda, Ray... Solo haz tu puto trabajo, mierda.

—No, te dije que no. Les dije que no.

—Ray... eres de nuestros mejores amigos, fuiste el ministro que nos casó y en serio no quisiera que fuese otra persona quien se ocupe de esto.

— ¡Por lo mismo! ¡Porque fui el ministro que los casó, mierda! No me hagan hacer esto, por favor. Les daré el contacto de un colega que sé que no les cobrará mucho y... —Frank tenía la mirada en el suelo, Gerard miraba por la ventana hacia afuera y fue ahí donde Ray se dio cuenta que la cosa iba en serio. La relación entre sus mejores amigos se había roto y habían confiado en él para separarlos por el ámbito legal. Aun así, se rehusaba porque el amor entre ellos era palpable, cuando se miraban a los ojos detrás de toda esa tristeza, sabía que había amor, mucho amor. Y le enojaba saber que quien haya sido que la había cagado, no se había esforzado por detener aquella locura, sino más bien, quizás y había sido el de la idea de la separación— Los odio, a los dos. En serio, los detesto... Y si fuese otra persona ya los hubiese echado de mi oficina por venir a que los separe. ¡Ustedes se aman, maldita sea! ¿Por qué simplemente no se esfuerzan un poco por mejorar la situación antes de tomar medidas tan drásticas? —El avellana dejó salir una amarga risita, entonces fue donde el tipo del afro pudo deducir que había sido Gerard quien la había cagado.

—Ray, solo... dinos si puedes ayudarnos. —El muchacho del afro suspiró.

—Está bien, malditos hijos de perra. Comenzaré con los trámites hoy mismo. —Dijo con asco para sí mismo.

—Gracias, Raymond. —Contestó Gerard antes de salir de la oficina de su amigo con dirección a su auto.

*

—Bueno... el mandado está casi hecho. —Dijo el mayor con cierto tono de falsedad en su voz— ¿Te llevo al trabajo? —El menor negó.

—No, Gerard. No tengo trabajo. —El pelinaranja le miró extrañado.

— ¿Cómo es eso de que no tienes trabajo?

—Renuncié hace unos días porque tuve una pelea con mi jefe en el coctel. Me cansé de que me humille cada vez que tiene oportunidad y aquella noche fue mi límite. Me humilló delante de todo el jodido mundo, me humilló frente a mis amigos... ¿Y dónde demonios estaba mi esposo? Ah, si... ¡EN EL PUTO CUMPLEAÑOS DE UNA ZORRA CON LA CUAL NO TIENE NINGÚN TIPO DE RELACIÓN! ¡NO ME SORPRENDERÍA QUE TÚ ME ESTES SIENDO INFIEL CON ESA PUTA QUE CADA VEZ QUE TE MIRA TE FOLLA CON LA MIRADA! ¿CREES QUE SOY TAN ESTÚPIDO QUE NO ME HE DADO CUENTA DE ELLO? ¡SEGURAMENTE ES POR ESO QUE TE LA PASAS EN SU CASA Y POR ESO QUE ME DEJASTE A UN LADO! ¿ES POR ESA PE- —La mano del pelinaranja aterrizó fuertemente en la mejilla de Frank, Gerard se había enojado a tal nivel que actuó inconscientemente al abofetear a su esposo. El menor se tomó la mejilla e inmediatamente empezó a llorar mientras apretaba los ojos fuertemente. Gerard jamás le había levantado la mano, nunca se le hubiese pasado por la cabeza a Frank que iba a haber una primera vez para eso... y su corazón volvía a romperse.