¿Realmente fue buena idea?

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Tres meses más tarde...

Ya se había vuelto una costumbre que varias veces a la semana, Frank se quedara a dormir en casa de Gerard, y viceversa. Se adaptaron totalmente rápido a ese cambio que tomó sus vidas... pues, ¿cómo no? Si era como regresar a su zona de confort, a ese lugar donde se sentían seguros y que debieron cuidar siempre. Claramente ahora que el destino les daba una oportunidad nueva de enmendar todos los errores del pasado, iban despacio, sin prisas... intentado hacer todo correcto porque claro... el miedo de perder al otro de nuevo, les creaba esa ansiedad que no los dejaba respirar.

Frank abrió sus ojos con bastante pereza, la luz del día le había interrumpido su sueño. Se estiró un poco y tocó el otro extremo de la cama, donde se suponía tenía que estar Gerard, pero él no estaba. Frunció el ceño y se giró para tomar su celular y ver la hora. Ya eran cerca de las diez de la mañana y su pareja no se molestó en despertarle.

Volvió a envolverse en las sábanas y cerró sus ojos intentando dormir otro poco pues la noche anterior, se desveló y no porque Gerard se hubiera puesto romántico y tuvieran sexo hasta el amanecer, sino porque se sentía algo nervioso y ansioso... sentía como que si algo no estuviera bien en su vida. Claramente esa angustia le hizo desvelarse.

Unos minutos más tarde, luego de que intentó volver a dormir, la puerta de la habitación se abrió y el chillido de esta le alarmó. Al no ver entrar a nadie se asustó un poco, pero luego de ver a la bola de pelos llamada Lotion, brincar a la cama y buscar un sitio calentito y cómodo donde acostarse cerca de él, respiró tranquilo. Más bien, al verlo acostarse a su lado, empezó a darle mimos que el gato no tomó nada bien y terminó por atacar su mano. Frank se asustó, Lotion nunca había actuado así con él y realmente le extrañaba.

Luego de eso, se dispuso a tomar una ducha y bajar a desayunar, pero en ese instante vio como Gerard entraba a la habitación con una bandeja llena de comida y sonrió. No podía creer lo mucho que amaba a ese hombre, y lo mucho que se enamoraba de él cada día que pasaba. El catedrático dejó la bandeja de comida en el buró de la izquierda y luego se lanzó a besar a Frank, quien rio por las cosquillas que le provocaban los besos de Way.

—Hey, espera —dijo entre risas el menor—... Lotion está aquí —señaló el bulto debajo de las sábanas, lugar a donde el gato terminó por recostarse luego de atacar a Iero—. No quiero que me arañe de nuevo.

—¿Lolo te arañó? —Frank asintió y le mostró el enorme rasguño que el gato le hizo—. Diablos, esto sí que es raro.

—Lo sé, solo lo acaricié y él me arañó... pensé que lo hizo en modo juguetón, pero maulló molesto. No sé qué hice.

—Seguro nada, déjalo... a veces es un grosero —dijo extrañado. Procedió a darle un último beso a Frank y este se levantó de la cama para ir al baño y darse una ducha rápida. Gerard se quedó sentado, esperando a que Frank saliera, pues tenía que comentarle cierta situación que había ocurrido más temprano esa mañana y que hizo que no pudiera volver a dormir.

—Te noto tenso, ¿pasó algo? —comentó Iero cuando regresó a la cama, tomó asiento frente a Gerard de nuevo y agarró la taza de café de la charola.

—Sí... solo que no sé cómo decírtelo —el arquitecto frunció el ceño. Le dio un sorbo a su café sin dejar de ver a su pareja.

—¿Qué es? No me asustes, Gerard.

—No es nada malo... bueno, quizás sí... o no... —Iero enarcó una ceja.

—Ya dime —le dijo con seriedad, el catedrático suspiró.

—Mamá hará una cena en su casa la siguiente semana y quiere que vayamos —Frank tragó en seco... desde que sus familias se enteraron que regresaron, ninguna de las partes se encontraba de acuerdo con ello. Es más, hubo pequeñas —pero fuertes— discusiones en la familia Way y la familia Iero a causa de su reconciliación.

Lie to me. (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora