Volviendo...

309 37 13
                                    


Si algo amaba Frank era el salir al pequeño balcón del departamento de sus padres con un café en mano para ver salir el sol en las mañanas. Se sentó frente a la mesita que había ahí y le dio un sorbo a la bebida caliente. El amanecer era una de las cosas que más le gustaban, en su casa no podía hacer eso, no tenía un balcón para salir a verlo, tampoco es que en las mañanas tenga el suficiente tiempo para hacerlo, pero ya que llevaba casi un mes en casa de sus padres, esa era la rutina que había adoptado. Se levantaba cerca de las seis, caminaba a la cocina a por un café y si tenía ganas, llevaba consigo un cigarrillo en mano. No estaba acostumbrado a fumar, más bien, lo dejó cuando se casó con Gerard por qué a él no le gustaba que Frank tuviese aquel vicio, entonces para complacerlo se deshizo del tabaco. Las cosas que se hacen por amor... y no era lo único que había hecho por él. Solo como ejemplo de las múltiples oportunidades que Iero rechazó por su esposo estaba el rechazo de una beca para estudiar Arquitectura en una lujosa y excelente universidad en Portland, Oregon, lo hizo porque no quería dejar a su entonces novio abandonado en Jersey mientras él estaba estudiando en el otro lado del país. Prefirió seguir en Summit al lado de Way a estudiar en una reconocida Universidad. También había rechazado un trabajo fuera del país, en Ottawa, para ello requería que se vaya a vivir a dicha ciudad por tres años pero dijo que no, porqué Gerard no quiso irse a vivir fuera. Ya eran esposos para ese entonces y el pelinaranja le convenció para que se quedaran en la ciudad.

¿Y qué había hecho Gerard por él?

Nada.

El cigarrillo en el cenicero iba consumiéndose lentamente, él se cubrió con una frazada del frío de la mañana mientras se tomaba su café. Realmente se preguntaba si valió la pena todo lo que él sacrificó por su relación, se preguntaba en serio si fue lo correcto; quizás ahora estuviese mirando el amanecer desde algún departamento en Oregon o mejor aún, desde Canadá. Nunca lo iba a saber, dijo no a increíbles oportunidades por un imbécil que le mintió y le ocultó que tenía una hija, ¿pero el amor te vuelve idiota, verdad? Frank corroboraba eso. Llevaba días sin romper a llorar de una manera desmedida, se le escapaba una que otra lágrima si se acordaba de él o si leía alguna publicación de Gerard en Facebook diciendo que le extrañaba, no lo etiquetaba en las publicaciones, pero ya sabía que eran para él... ¿sino para quién más? ¿Lindsey? Eso ya sería el colmo. Terminó el cigarro y luego el café, llevó la taza a la cocina y fue cambiarse, tenía que irse a trabajar. El trabajo... otro lugar que lo tenía fatal. Desde su pelea con su esposo no había podido dedicarse al cien por cien a ello. Le pidió espacio a su esposo porque no quería fallar en su trabajo por estar pensando en sus problemas personales todo el día, sin embargo eso era en lo primero que pensaba cuando se despertaba, lo perseguía durante todo el día y no lo dejaba tranquilo hasta que se iba a dormir. Ya ni siquiera iba constantemente a la obra después de ese ataque de ira que le dio, ahora lo único que hacía era dar un pequeño vistazo a lo que ocurría en ese lugar y luego de ello se iba a la oficina de la constructora donde trabajaba y no salía de ahí si no era para comer... si es que comía algo en todo el día. El estar alejado de Gerard le estaba matando y eso se notaba claramente en su aspecto físico. Se había dejado un poco la barba y su cabello estaba algo largo, las ojeras debajo de sus ojos eran evidentes y además de ello el bonito y saludable tono bronceado de su piel se había perdido dejando un tono pálido enfermizo.

Evan intentaba levantarle el ánimo invitándole a salir a tomar algún trago, le ofrecía su oído para que se desahogue de todo que llevaba dentro pero era imposible, él solo trataba de ignorar todo tipo de ayuda que su buen amigo le ofrecía y no era por ser un malagradecido, sino que no tenía ganas de ser un falso con el gafufo. Prefería mostrar su verdadera cara, no quería decir que estaba bien cuando no era así y no lo hacía para que le tuviesen lástima. Él solo no quería fingir.

Lie to me. (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora