Para Gerard, besar a Frank era su adicción.
Así como el alcohol era la perdición para un alcohólico o el cigarrillo para un fumador y estar sintiendo sus labios otra vez era como un sueño hecho realidad, la situación era un sueño hecho realidad.
Se imaginó solo un par de veces cómo sería regresar con él y en ninguna de ellas el proceso era fácil porque la culpa le hacía imaginar que todo sería complejo de resolver. Frank tuvo muchos motivos por los cuales irse y otros más por los que debería odiarlo, pero en ese instante que continuaba percibiendo aquella suavidad innata de su boca, las manos contrarias tocando levemente sus hombros... podía darse cuenta que el amor que Iero le tenía era más grande que los problemas que tuvieron en el pasado. Definitivamente no merecía a alguien con él.
Se separaron por unos segundos, cuando el maldito oxigeno fue requerido por ambos. Juntaron sus frentes y ninguno abrió los ojos. Todo era tan loco, tan extraño, tan rápido que parecía que estaban viviendo una película románticas de las cuales ninguno era fan. Abrieron sus ojos y sus miradas se conectaron, se sonrieron y luego se abrazaron. Se sentía de maravilla volver. El mayor se recostó en el apoyabrazos del sofá, con el cuerpo de Frank sobre él. El arquitecto rió y se separó de su ex esposo para comenzar a besarlo. Las manos de Gerard viajaron por toda su espalda, las de Frank jugaban con su descuidado cabello. Todo era una locura. El celular de Frank comenzó a sonar, pero prefirieron no prestar atención y continuar con su reconciliación... sin embargo el molesto sonido fue persistente durante los siguientes cinco minutos, ambos cansados del ruido bufaron y terminaron por separarse. Frank tomó el teléfono de la mesa y al ver que Bob llamaba relajó el tono de su voz.
—Dime.
—Hoy es día de pizza, me dijeron que podemos comer todo lo que queramos por diez dólares... ¿pasó por ti o nos encontramos en la pizzería?
—No puedo ir, estoy ocupado...
—¿Estás trabajando? Frank, son las nueve de la noche de un sábado... deja la maldita obsesión por trabajar.
—No, Bob. No estoy trabajando... estoy resolviendo... otros asuntos —Gerard giró los ojos y le sonrió de vuelta. Se acercó despacio para poder besarlo.
—¿Qué asuntos? —Por el teléfono se escuchó aquel sonido de labios chocar, lo que a Bob le pareció grotesco —¿Con quién estás, Frank? —Iero no contestó— ¡Frank!
—Luego hablamos... —Ni siquiera esperó que su amigo contestase y terminó colgando la llamada. Gerard le terminó recostando en el sofá mientras dejaba el teléfono en el piso. Volvieron a besarse de una manera mucho más apasionada.
A pesar del frío de Brooklyn, sus pieles estaba calientes y el calor en sus cuerpos subía con el paso de los segundos y la colisión de sus labios. Ninguno de los dos pensaba en nada en ese momento, solo en el hecho de que ambos querían continuar besándose, tocándose, sintiéndose como habían hecho en años. Frank se separó de Gerard y lo tomó de la mano para guiarlo hasta su habitación en la parte trasera de la casa. Era amplia y tenía una puerta corrediza que daba justo al patio trasero, los vidrios de la puerta se cubrían con unas cortinas que el arquitecto se acercó a cerrar cuando estuvieron dentro. Gerard lo abordó por la espalda y comenzó a besar su cuello despacio, el menor mordió su labio inferior, jadeó levemente. Estaba empezando a ponerse duro con las caricias de Gerard. Hizo que se girase y quedase de frente a él, la habitación estaba a oscuras, no lograba captar el brillo de los ojos contrarios. Lentamente caminaron juntos hasta la cama, el ponderado quedó sentado sobre el colchón mientras que Frank se paró entre sus piernas. Volvieron a besarse, esta vez de una manera más sucia, más salvaje. Eso fue lo que le dio permiso a Gerard de colar sus manos dentro de la camisa del castaño y acariciar su espalda, Frank se estremeció ante el contacto. El arquitecto se quitó la chaqueta y la lanzó al suelo, el catedrático comenzó a desbotonar su camisa, él simplemente se dejó quitar la ropa sin quejarse. Way quiso contemplar la desnudez de Frank, así que se tomó el atrevimiento de encender la luz de la lámpara cerca de la cama y ambos rieron. Ambos se recostaron, Frank se subió sobre Gerard para besarlo sin parar, el mayor se incorporó para bajar sus caricias por su pecho, entonces se quedó un poco sorprendido al ver algunos hematomas repartidos por su piel. Paró y miró a Frank quien no entendía la situación.
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Lie to me. (Frerard)
FanfictionFrank Iero y Gerard Way tienen un matrimonio de maravilla totalmente lleno de amor. Pero lo que no saben es que uno de los dos oculta un secreto... un secreto que romperá con el equilibro de su relación, algo que hará que todo se vaya por la borda...