Los únicos sonidos que se escuchaban en la habitación eran el rechinar de la cama y uno que otro jadeo furtivo por parte de la pareja de esposos. No gemidos, no gritos de placer, nada que pueda alarmar a Bandit de lo que estaba pasando en la habitación principal de la casa. Frank se había despertado primero aquella mañana de sábado, su esposo le abrazaba por la cintura, el pecho del pelinaranja pegado a su espalda bronceada. Sentía la erección matutina de este rozando su trasero y demonios... de solo percibir aquel contacto se había calentado rápidamente. La noche anterior solo lo hicieron una vez y el avellana se había quedado con ganas de sentir por más tiempo a su esposo. Mierda, lo había extrañado con locura y quería que le haga el amor más veces, pero eso no pasó. Se acostó a dormir algo decepcionado pero ideando una manera en la que Gerard lo folle hasta desfallecer sin negarse en ningún momento. Así que al despertar y sentir el pene de su marido rozando su parte trasera, lo hizo actuar inmediatamente. Se separó de él y se metió por debajo de las sabanas hasta llegar a su cadera, con una de sus manos tomó el miembro de su marido desde la base y empezó a masturbarlo. Rió bajito al ver lo que estaba haciendo, sabía que en cualquier momento Gerard iba a despertar entonces quitó su mano y utilizó su boca para estimularlo. El pelinaranja despertó unos segundos más tarde y se topó a su marido dándole sexo oral, soltó un sonoro gemido al sentir la lengua del contrario en sus testículos pero tuvo que cubrir su boca pues recordó que su hija estaba en la otra habitación y podía escucharlos.
— Frank... para. —Susurró, el avellana le miró y le sonrió levemente. —Bandit nos va a escuchar.
— Si no te callas, sí que nos va a escuchar, tontito. —Se acercó a él para besarlo y luego continuó con su labor.
Frank siguió dándole placer a su marido con su boca, recorría con sus manos las piernas, besaba la cara interna de sus muslos, chupaba y lamía despacio sin parar, bajaba hasta los testículos del mayor y centraba su atención en ellos. Odiaba no poder escuchar ningún sonido placentero de parte del mayor. Gerard intentaba acallar sus gemidos y tuvo que morder una almohada para que no pueda ser escuchado. En ese entonces, el pelinaranja se corrió en la boca de su esposo haciendo que este se trague todo el semen de una sola vez. El menor levantó su mirada y pudo ver a su esposo con la almohada en la cara, sus manos aferradas a las sabanas y su pecho subiendo y bajando rápidamente. Rió bajito nuevamente y se acostó a un lado de Gerard. Eso había sido suficiente para que el mayor le siga el juego, ahora le tenía a cuatro patas sobre la cama y le estaba penetrando intensamente. Las embestidas cada vez se hacían más y más fuertes, Frank tenía la cara apegada de lado en el colchón y su cadera estaba elevada a la altura de la del mayor, con la misma almohada que este tenía anteriormente, ahora él cubría su boca acallando sus gemidos, pues en esa posición era más fácil que su marido alcance su punto dulce y se estaba muriendo del placer. Quería gritar el nombre de Gerard junto con un sinfín de maldiciones y combinaciones de estas para hacerle saber a su esposo y vecinos que estaba siendo follado tan placenteramente que todos podía envidiarlo ahora mismo. Por su parte, Gerard soltaba uno que otro jadeo y es que no aguantaba, no podía creer que en la mejor sesión de sexo que estaba teniendo con su marido tenía que estar tan callado como si no estuviese disfrutando del momento cuando era todo lo contrario. Se estaba muriendo de placer. Necesitaba gemir a como dé lugar...
Entonces el sonido de la puerta los hizo alarmar, Gerard estaba dentro de su marido y este aun en dicha posición que cuando la dulce voz de Bandit se hizo escuchar desde fuera de la habitación hizo que este salga de su esposo y busque su pijama en el piso rápidamente, Frank no se molestó en buscar su pijama sino que corrió al baño a esconderse. Estaba hecho un desastre, el cabello totalmente desacomodado, su barbilla mojada de la saliva que segregaba por estar mordiendo la almohada tan fuertemente que le dolía hasta la mandíbula y estaba totalmente sudado. No podía mostrarse de esa manera.
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Lie to me. (Frerard)
FanficFrank Iero y Gerard Way tienen un matrimonio de maravilla totalmente lleno de amor. Pero lo que no saben es que uno de los dos oculta un secreto... un secreto que romperá con el equilibro de su relación, algo que hará que todo se vaya por la borda...