Lie to me. (Frerard)

Todo va a empezar a caer.

"Ojalá nunca me dejes, se me termina la vida."

-"Nunca me dejes, Reyno". 

Luego de varias horas conviviendo con los Way, Gerard se despidió de su familia y junto a Bandit se fueron juntos, el pelinaranja iba a encontrarse con su mejor amigo y abogado, Ray Toro, ya que como le había comentado a Donald, él estaba planeando darle su apellido a su hija, Ballato dejaría de ser su primer apellido y en ese lugar se colocaría el suyo. Bandit Way... solo de escucharlo así se le dibujaba una enorme sonrisa en el rostro. Poder decir que legalmente la pequeña niña era su hija, realmente le llenaba el corazón de alegría.

Antes de ir a encontrarse con Ray, pasaron por una enorme juguetería, a la niña le brillaron los ojos cuando vio el enorme local frente a ella y corrió hacia dentro perdiéndose de la vista de su padre por unos minutos... Cuándo Gerard le encontró, ella estaba frente a una sección dónde había caballetes y lienzos para pintar, enseguida su padre tomó un caballete y varios lienzos, pinturas y pinceles. La sonrisa de Bandit le iluminaba la vida a Gerard, lo que más quería él es que la niña sea feliz.

— ¿Ahora a dónde vamos? —Preguntó curiosa la pequeña, el pelinaranja la volteó a ver y le sonrió.

— Vamos a cenar con un amigo mío, luego te dejaré en casa de tu tía. —Respondió, las comisuras de la boca de la niña descendieron. — ¿Qué ocurre?

— Quiero irme contigo. —Su padre mordió su labio en señal de preocupación.

— Band... Aún no puedes venir conmigo. —La niña bajó la mirada. — Juro que estoy haciendo lo posible para vengas a vivir conmigo lo más rápido que se pueda, lo juro... Solo es qué... no es fácil, pequeña.

— ¿Entonces cuándo será?

— Muy pronto, te lo juro. —Bandit miró incrédula a su padre, la verdad es que ya no le estaba dando mucha confianza sus palabras, ella quería vivir junto a él, claro que amaba a Allie, ella era ahora como su madre, le estaba cuidando y hasta había dejado la Universidad para centrarse únicamente en ella... pero la pequeña quería ingresar más al mundo de Gerard, quería saber dónde vivía, cómo era su entorno y si se iba a adaptar a su estilo de vida... También quería conocer al esposo de su padre, le daba mucha curiosidad conocerle, saber cómo era él, quería saber si era un buen partido para su padre... o ya de lleno, quería saber si lo iba a detestar.

Llegando al restaurante, ambos se bajaron del auto y entraron, el inconfundible afro de Ray se notaba desde la entrada del local. Inmediatamente fueron tomados de la mano hasta donde Toro se encontraba sentado esperándolos. El abogado de Gerard les brindó una sonrisa al verlos acercarse.

— Así que... ella es la pequeña Bandit. —Dijo Toro, el pelinaranja asintió y la niña sonrió— Hola, pequeña...

— Hola. —Se sentó a la mesa mientras que su padre y su amigo se daban un fraterno abrazo.

— Mikey te tenía bien informado, supongo...

— Algo así... En fin, ¿Cuándo comienzo a tramitar el divorcio? —Gerard suspiró antes de sonreír sin ganas.

— No en mucho. —Contestó mientras se sentaban. — Aún no hallo la manera de decirle sobre... ya sabes... —Inclinó su cabeza un poco señalando a la niña.

— Mi mami siempre me decía que no está bien contar secretos con nadie en frente de otras personas porqué es de mala educación. —Interrumpió la pequeña al notar que su padre y el amigo de este hablaban en clave.

— Pues... —Ray intercambió miradas con el pelinaranja quién despeinaba su cabello. — Tu mami tiene razón, Bandit. Tu papá y yo somos un par de mal educados cuchicheando entre nosotros mientras una bonita señorita está aquí presente. —La niña rió. —Es mejor que ordenemos nuestra comida, ¿Qué quieres comer?