Capítulo 47

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Narra ____:

- ¿Y cómo sigue Adrien? -Me preguntó Marinette tomando asiento frente a mí, en una de las mesas de la panadería, que en estos momentos estaba cerrada.

Era la más de la décima vez que debía responder eso intentando no desmoronarse.  

La cabello azul marino colocó uno de los dos refrescos servidos en vasos de vidrio, en la mesa y el otro me lo entregó.

- Gracias.. Bueno, el sigue igual. -Respondí sin ánimos y con la mirada perdida en los cubitos de hielo dentro del vaso que tenía en la mano.

- ¿Hace cuánto..? -La ojos azules no sabía como terminar aquella pregunta sin abrir más la herida.

Era imposible.

  Intente responder neutral, pero las palabras salían de mi boca con inevitable rabia mezclada con tristeza.  

- Hace un maldito mes. Un maldito mes, conectado en una máquina para que pueda "vivir", y si, es una pendejada que eso lo consideren vida. 

- Lo lamento por no haber ido tan seguido, sabes que estoy muy ocupada ya que tengo toda la tienda a mí cargo y es muy difícil hacer esas visitas. -De reojo vi como la pelo azul azabache bajaba la mirada avergonzada.

Sólo silencio, ni pacífico, ni incomodo, hubo mientras nos tomábamos las bebidas, hasta que sonó la alarma de mi teléfono el cual estaba dentro de uno del los bolsillos de mi delantal.

Lo saque y apague la alarma.

- Ya son las 4:30. -Me levante para quitarme rápidamente el delantal y colocarlo a uno de los costados de la silla que estaba segundos antes sentada.- Es hora de irme.

Agarre mi bolso y lo colgué en mi hombro izquierdo.

- No es sano que hagas todo esto ____. -Dijo con un cierto tono de preocupación con la mirada fija en mí.- Me refiero, a penas son las 7 de la mañana vienes a trabajar, pocas veces almuerza por agarrar esas horas para ir al hospital. Y cuando llegas ves a Adrien por unos minutos y luego cuando termina la hora de visita te quedas a dormir en el pasillo. Y lo se porque te e visto y Nathaniel me lo a dicho. Estamos preocupados por ti, te puedes desmayar en cualquier momento.

- ¿Sabes que no es sano? -Sonreí con ironía para dirigir mi mirada a sus ojos.- Estar conectado a una puta máquina de la cual depende que sigas "viviendo", y aún así el sigue luchando, porque yo lo conozco y se que esta luchando para poder despertar. Agradezco el gesto de preocuparse, pero no lo hagan, estaré de maravilla cuando él despierte.

Ella bajo su mirada evitando poder ver su expresión. 

- Con cada gesto que haces me demuestras cada vez más que eres la persona perfecta para Adrien. Me refiero, en ningún momento se han apartado sin importar las condiciones. Son perfectos uno para el otro.

- No somos perfectos. -Desvié la mirada a mi anillo, y una débil sonrisa se formo en mi rostro al recordar nuestras palabras.- Soy un desastre, y él es tan desastroso como yo, eso es lo que hace maravilloso nuestra imperfección.. Nos vemos después Mari. -Dije sonriendo forzada para salir de ese lugar.

***

Caminaba a paso rápido cuando empece a sentir una mirada penetrante a mis espaldas, creándome desconfianza e incomodidad. 

En cuestión de segundos los pasos de quien estaba detrás empezaron a sonar mas rápido. 

Cuando me disponía a salir corriendo esa persona me sujeto con ambos brazos la cintura y de un empujón me lanzó a el callejón que estaba apunto de cruzar.

Hice un quejido al caer sentada, subí mi rostro con el ceño fruncido para encontrarme a un hombre de traje con lentes negros. 

- Debes venir conmigo. -Dijo con voz neutral para acercarse y agarrarme con fuerza mi brazo derecho. 

- ¡No! ¡Suéltame! -Empece a forcejear, pero de la nada apareció otro hombre vestido igual que el primero, quien me sujeto mi brazo izquierdo y ambos me empezaron a arrastrar a la oscuridad de ese callejón. 

Después de forcejear y lanzar patadas en vano, me soltaron provocando que mi espalda chocara bruscamente con la pared. 

Los mire fijamente con una sonrisa torcida.

- No me digan, ustedes son los hombres de negro y me borraran la memoria ¿Cierto? 

- De hecho no debes preocuparte con recordar algo. -Dijo una voz masculina detrás de ellos.- Vigilen la entrada.

Los hombre asintieron y abrieron paso para dirigirse a cumplir las ordenes. 

Inmediatamente se colocó parado frente a mí un señor. 

Era de tez clara, cabello rubio con algunas canas y ojos azules. Con lentes. Chaqueta color beige, debajo de esta usa un chaleco de color gris y una camisa blanca. Con un corbatón blanco con líneas rojas y pantalones largos de color beige.

- Vaya. El famoso Gabriel Agreste por fin se digna a dar la cara. ¿Cómo sigue tu hijo? Claro, eso ni lo debes saber, primero, porque nunca lo has visitado o mortificado para saber como esta. Y segundo, porque fuiste quien ordeno hacerle eso. 

- Eso fue error de Nino, le dije claramente que matara a Chat Noir, y el muy estúpido se equivocó. -Una sonrisa apareció en su rostro.- Es irónico que Nino trabajaba para mí, ya que lo tenía amenazado con asesinar a Adrien, y bueno. Ya sabemos que ocurrió. Termino lastimando a quien quería proteger. -Soltó una carcajada.- Era tan idiota que la culpa no lo dejó en paz y se suicido ahorcándose.

Sentía tanta impotencia, que si tuviera algún arma no dudaría en matarlo sin antes hacerlo sufrir.

- ¡¡Por tú culpa Adrien esta en coma!! -Grite con la mayor rabia del mundo.

- Nunca hubiera querido eso para mi hijo. -Su rostro se torno serio.

- ¡No te atrevas a llamarlo hijo! ¡Es tú culpa todo! ¡Incluso la muerte de Nino!

Gabriel me sujeto con gran fuerza la barbilla provocando que lo viera fijamente. Su mirada era tan fría y su sonrisa tan cínica, mientras que la mía era fulminante y mi mandíbula apretada.

- No, no, claro que no maldita, es todo tu culpa, si hubieras obedecido nada de esto estaría pasando.  

Mi ceño se frunció más de lo que ya estaba, y sin dudarlo le escupí el rostro.

Su sonrisa se borró. 

Con la manga de su chaqueta se limpió el rostro, para luego levantarse y chasquear los dedos. Inmediatamente uno de los hombres que vigilaba la entra del lugar se colocó a su lado.

- Bien perra, se te olvida que igual debías pagarme con tu vida, si no quieres que aplique la eutanasia con Adrien. Y si, cualquier doctor que desee lo puede hacer, como dicen, "el dinero lo puede todo." 

Quien se encontraba a su lado saco debajo su camisa una pistola, y me apunto.

- No tengo humor de mancharme las manos hoy. ¿Qué eliges? 

No me sentía indefensa o débil.

No perdería las esperanzas que mi gatito abriera los ojos y pudiera vivir, casarse, tener una hermosa familia, y envejecer junto a una persona que merezca su amor.

Si pudiera hacer algo para que estuviera bien..

- De acuerdo. Pero si llega a despertar igual no puedes hacerle nada. -Baje la mirada para ver mi anillo de compromiso.

- Perfecto.

Él hombre sujeto firme el arma llevando su dedo al gatillo.

Disparó. 

La Hija Del Mal - (Chat Noir y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora