CAPÍTULO IV

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GRACIELLA

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GRACIELLA

Eso que tanto acostumbra a decir la gente cuando se dan una escapada a la playa es verdad, la tranquilidad que te brinda el mar es tan especial que te hace desprenderte del día a día y llevarte a un mundo totalmente diferente con solo escuchar el ...

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Eso que tanto acostumbra a decir la gente cuando se dan una escapada a la playa es verdad, la tranquilidad que te brinda el mar es tan especial que te hace desprenderte del día a día y llevarte a un mundo totalmente diferente con solo escuchar el rugir de las olas y sentir las caricias del agua y la arena en tus pies descalzos.

Lo mas hermoso para aquellos que de verdad aprecian la naturaleza, es dejar que la magia que se oculta en el cielo mientras el sol se marchita en la lejanía y cientos de estrellas acompañan en un manto ennegrecido a la luna, los envuelvan, transportándolos a una dimensión fuera de serie.

La danza de colores en el cielo, la brisa del mar y una buena compañía mientras entrelazas tus dedos con tu amante, con aquella persona que estas dispuesto a pasar el resto de tu vida seria lo ideal para una mujer llena de aspiraciones inconclusas, por diluciones rotas, un corazón con puntaditas  y con miedo a ser amada por un verdadero hombre, uno que este dispuesto a dejar su corazón y su vida por ella.

Algo que no podría pasarme a mi.

Dejé que mis pensamientos volaran con las brisas del mar y volví a la realidad, a aquella que tras una mala decisión dejó un hueco en mi pecho destrozando todas las esperanzas de amar y ser amada.

Hacia un día precioso, lleno del cantar de las aves marinas y el repentino golpeteo de las olas al romper en el la orilla. El ir y venir de la gente cada día dejaba huellas imborrables sobre la arenilla, dejando todo aquello que su cuerpo desprende al ser libre del estrés o preocupaciones.

- ¿Otra vez soñando despierta, pequeño demonio?

- ¡Por Dios, Adrián! ¿podrías taparte tus.. eh.. tus.. tus cositas?





 tus cositas?

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Sr. ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora