GRACIELLA
Le coloco bien el pijama rosa a Nalla que le regaló Mark, la cual tiene una corona dibujada a gran escala en la tela y la dejo al lado de Daven sonriendo satisfecha cuando este siente a su hermana y rodea su diminuto cuerpo con sus brazos de bebé como si la estuviera protegiendo.
Mi pequeño león tiene uno de color verde con un avión en la pechera. Son tan parecidos a Lev que me siento enormemente feliz.
Algo bueno salió después de todo.
- Graciella, debes darte prisa.- la voz de Gregory llega a mi obligándome a desviar los ojos de mis bebés.- Lev esta por llegar y si te encuentra aun con ropa de hospital se va a armar una que para que te cuento.
Ruedo los ojos dándome la vuelta sobre mis pies, encarandole. Encogiéndome en mi lugar por la mierda que hizo Dexter de mi amigo. Eso debió doler como la mierda.
Su ojo derecho casi no se puede mantener abierto por lo hinchado que lo tiene debido a un puñetazo que dejó mas que la piel a su alrededor en diferentes colores. Su pómulo izquierdo, su nariz y labios tuvieron mejores tiempos, el pobre esta hecho un cromo. Y que decir de un par de costillas rotas, no tengo idea como aun puede moverse sin soltar una maldita queja.
Yo estaría metida en una cama maldiciendo a diestras y siniestras hasta los antepasados de Dexter.
Los hombres son tan Cavernícolas.
- Por mi como si se acabara el mundo.- arrugo mi nariz contemplando mi atuendo horrorizada.- créeme, enseño más en la playa que con ésta... mierda. Joder, ¿de quién fue la idea de comprarme quita pasiones de abuela? ¡Ni siquiera puedo verme el ombligo!
Gregory se ríe con dificultad cuando alzo la tela y me doy una vuelta para que vea la prenda.
Es blanca y grande, con un fajin en la parte delantera que presiona mi abdomen firmemente. Me recuerdan a la ropa interior de las muñecas de trapo que me regaló mi padre en mi niñez.
- Yo no tuve nada que ver con eso, pero algo me dice que Mark tiene sus sucias manos en todo esto.
Gruño soltando la tela con algo en mente, hacerle pagar por esto. No sabe con quien se metió.
- Nada debería sorprenderme, aun no logro entender como es que Mark sea un triste puto.
- ¿Un triste puto? No lo creo, ese hombre es mas feliz que tu y yo juntos. Sencillo, el solo se encarga de desvestir a las mujeres y no al contrario. Y por lo que veo, seria un total fiasco si eso pasara en algún momento.
Termino riéndome con él por su observación.
Pasado unos minutos, camino de un lado a otro retorciéndome las manos. Estoy lo suficientemente clara que la toma de mis decisiones pudieron poner en riesgo a mis bebes. Venga, no era consiente si no hasta tiempo después de que sucedió todo. Estar embarazada fue un shock duro que me golpeó sin previo aviso.
ESTÁS LEYENDO
Sr. Armstrong
RandomNo importa cuantos cielos traten de enamorarte, siempre elegirás el mismo infierno. Ganadora del Primer Lugar en la categoría "De Todo" en la primera edición de los GreenAwards2018.