CAPÍTULO XXX

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GRACIELLA

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GRACIELLA

Acaricio el pecho de Lev a través de la tela de su camisa rosa pastel, jugando poco después, con sus botones tratando de distraerle. Su rostro luce inexpresivo mientras observa como nuestras madres se llevan a los pequeños a un lugar seguro escoltados por sus hombres de negro, como les dije bromeando para romper el hielo.

Él esta igual o mas nervioso que yo, aunque trata de ocultarlo lo mejor que puede de las demás personas  pero a mi no me engaña. Dos semanas después de regresar a casa, tras varias discusiones nucleares, por así decirlo, hemos tomado la decisión de darle la cara a nuestro enemigo sin rostro. Para mi, no fue una tarea fácil llevarlo a donde estamos. Mi excusa fue el poder movernos con libertad junto con nuestros retoños. Ellos merecen tener una vida libre, plena y feliz sin estar escondiéndose cada dos por tres por nuestro miedo a perderlos.

¡Hombre terco y testarudo!

Sonrío sin poder evitarlo. Lev tras su mascara de tío duro y dictador, esconde a un hombre blando y tierno que se derrite por nuestros bebés. Y por mi, por su puesto. Las noches enredada entre sus brazos son placenteras, aunque no consumamos nuestro amor a grandes escalas, cada quien mantiene las manos en el otro regalando mimos un tanto calientes, aunado a eso, nuestros labios, lenguas y dientes.

Jamas pensé decir esto, pero la ayuda de nuestras madres nos dieron un descanso para disfrutemos el uno al otro en la privacidad de nuestra habitación. A la hora de dormir, nuestros brazos y piernas se convierten en enredaderas de carne y hueso, apresandonos mutuamente con miedo a que nuestra unión sea un sueño.

Y tengo miedo. Miedo a que esta vez nuestro enemigo logre su cometido; separarnos.

- ¿Crees que van a estar bien?

Ahí, su lado protector emerge de su carcasa humana. Besando la parte superior de mi cabeza.

- Son tus hombres y has confiado en ellos la seguridad de nuestros hijos.

- No me refería a eso, conejita.- una pausa, un beso y continua acariciando mi espalda con la vista sobre las puertas cerradas  del ascensor.-¿Crees que ellos estarán bien sin nosotros?

¡Quemelocomoabesossinrespirar!

- Ellos estarán seguros de la mierda de persona que nos quiere hacer daño, Lev. Son pequeños, pero creo que van a extrañarnos como nosotros a ellos.

- ¿Esta mal que los quiera tener de vuelta con nosotros?.- su declaración me toma por sorpresa, guardo silencio esperando a saque a la luz todo lo que tenga guardado en su interior. Se pone en marcha llevándome consigo al interior, sentándose en el asiento que pilla primero, acomodándome en su regazo. Juega con mi cabello, dándole tirones suaves despejando mi cuello.- siento como si me faltara algo, como un vacío en mi pecho que me tiene intranquilo, Graciella.

Rodeo su cuello con mis brazos, acariciando con mi mejilla donde reposa su corazón después de plantarle un beso.

- Cariño, tenemos algo grande en nuestras manos que resolver. Ellos estarán muy bien cuidados, sanos y a salvo. Nadie a excepción de nuestra familia sabe que ellos existen.

Sr. ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora