CAPÍTULO XVII

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LEV

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LEV

Tiro de las mangas de mi traje lleno de rabia por lo que acaba de suceder recientemente. Un nuevo cargamento fue interceptado y para variar las cosas, tengo gente tratando de meter sus nariz en mi mierda.

Ese es el motivo por el cual no estoy prestando atención a lo dice mi hermano, solo lo observo abrir y cerrar su boca, gesticulando con las manos.

Está cabreado.

- ¡Lev, coño!

Brinco en mi asiento anonadado por su arrebato, está furioso lanzándome cuchillos con sus ojos. Asiento en su dirección y le hago señas para que continúe.

- Les decía que Acua está en su punto final. Solo falta algunos detalles en la decoración y las puertas serán abiertas al público en mes y medio.

- ¿Acua?.- pregunto acomodándome en mi asiento, golpeando con la punta de mis dedos la carpeta que descansa sobre la mesa.

- Ya lo hablamos, Lev. Es el sitio que te hablé hace cuatro meses. ¿Sirenas te dice algo?

¿Sirenas?

Ahora que lo pienso, si. Mi hermano en un viaje Panamá, dio con un lugar muy "llamativo" para mi gusto. Se trata de un lugar donde puedas divertirte sin inhibiciones. Sexo y alcohol. Eso me recuerda a cierta rebelde en casa.

- Si, por supuesto. ¿Te harás cargo tú personalmente?

- No, solo mantendré un ojo en Acua mientras los hoteles me lo permitan. Camila me echará una mano al principio, solo hasta que consiga a alguien que pueda manejar el negocio por los dos.

- Bien.- digo poniéndome de pie, abotono  mi saco para recoger después mis cosas. Hago señas Dexter, quién se aproxima con rapidez a mi lugar.-, tenemos que irnos. Ahora.

Él me observa con interrogantes llenando sus iris, y no hace falta que diga una palabra más cuando susurro silenciosamente solo para sus oídos el por qué de nuestra retirada.

Luciano me observa con molestia, quizá esperando una explicación que no estoy dispuesto a dar. Y él lo sabe, por que su furia aumenta aun más.

- ¿Será que se puede saber a donde cojones vas?

Me reta con la mirada, pero yo no estoy dispuesto a perder mi tiempo en algo tan absurdo. Firmo los documentos que tengo frente a mi y lanzo la carpeta en la mesa.

- Tengo asuntos que resolver, tu puedes con esto.

- Hermano, esto es importante. ¿Le pasó algo a tu esposa?

- No se trata de ella, luego te llamo, permiso.

Salgo pisando fuerte seguido por Dexter, quién permanece callado. Él es demasiado inteligente y listo para saber que estoy a punto de perder los papeles.

Sr. ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora