GRACIELLA
Camino algo inquieta observando sobre mi hombro captando la mirada de mi esposo sobre mi cuerpo, y ese simple gesto me enciende haciendo que ciertas cosas que rondan sobre mi cabeza se desvanezcan por un par de minutos. Lev me guiña un ojo y yo le regalo una sonrisa un tanto forzada para no darle una señal confusa de mi estado.
Camino pasando a la gente que van y vienen de un lado a otro, deteniéndome un segundo para hacerle señas a Gregory, quien no tarda nada en seguirme al pasillo que dan a los baños. Me oculto tras un pilar que me deja un pequeño espacio para poner un ojo en Lev.
Luce tan hermoso en su traje que me quita hasta el aliento.
- Jefa...
Me encojo en mi lugar disgustada por el apelativo por el que se empeña mi guardaespaldas en llamarme.
- No me digas así, simplemente di mi nombre, ¿cuantas veces tengo que repetirlo, Gregory?
Ruedo los ojos cuando inclina su cabeza en un asentimiento sin una pizca de arrepentimientos, siempre me hace lo mismo. Varias personas pasan por nuestro lado sin siquiera prestar atención en nosotros.
Juego con mis dedos nerviosa tratando de controlar los zumbidos que empiezan a perforar mis oídos. Solo espero no desmayarme, otra vez.
- ¿Está lista para conocerlo?- él dice en un susurro que me pone en alerta, inmediatamente me pongo recta cuadrando mis hombros mirándolo fijamente.- sigo pensando que es una mala idea no decirle nada al señor, pero usted...
Antes de hacer mi aparición en el evento recibí una llamada un tanto extraña que me dejó hecha un mar de nervios y mi cuerpo descompuesto.
- No voy a consentir que le hagan daño al hombre que amo. Es mi esposo y tu jefe del que estas hablando.- demando apuntándolo con mi dedo.
Gregory sonríe y yo lo veo con preocupación. Estoy pensado que el tipo tiene un toque de locura irreparable.
- Lo sé, pero pienso que esto debemos hacerlo de otra manera, no ocultar algo de este tamaño, je... señora.- Gregory ve de un lado a otro casi pegándose a mi cuerpo cuando una pareja pasa y se mete en el baño de hombres con prisa sin importarle que los vean, seguramente ban por algo de sexo rápido.- después de esto no hay marcha atrás, Graciella.
Asiento bajando mi cabeza para ver el anillo que me regaló mi conejito. La angustia me embarga y respiro hondo reprimiendo las ganas de llorar por lo que voy a hacer. Estoy decidida a hacer cualquier cosa para que nadie le haga daño.
Recuerdos de la conversación llegan a mi mente y yo opto por apretar los labios enfada con el mundo. No entiendo por que la gente tiene que ser tan mierda para arruinar a los demás. Esa tal Ximena la traigo entre cejas y cejas. Tengo pensado hacerla pasar un mal rato cuando la tenga entre manos.
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Sr. Armstrong
RandomNo importa cuantos cielos traten de enamorarte, siempre elegirás el mismo infierno. Ganadora del Primer Lugar en la categoría "De Todo" en la primera edición de los GreenAwards2018.