CAPÍTULO XII

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LEV

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LEV

- No es obligatorio que vengas conmigo, se como hacer mi mierda, Luciano. ¿estamos?

Termino de preparar algunos papeles con mi firma estampada para dejársela a mi secretaria, la cual lleva toda la mañana jodiendome.

Las mujeres sencillamente son un dolor de culo cuando quieren.- digo mentalmente sin ser consciente si mi esposa es exactamente igual o peor.

Veo la hora en mi reloj y me sorprendo de que Gloria aun no haya hecho de las suyas. Como siempre, Victoria termina salvándome el culo con algo de ropa, salí a las carreras de mi casa y una reunión surgió de último minuto y, ahora estoy por irme a Barbados con un acompañante inesperado.

- Lo sé, no seas tan ¿insensible?... Lev, hermano, no está en discusión si te acompaño o no, quiero ir.

- ¿Porqué carajos no me dices que tu teatro es por que huyes de la prensa amarillista del corazón?

- Será porqué no hay nada que decir.

- Venga, hombre, te daré un consejo o bien puedes tomarlo como mierdas quieras.- recojo mi maletín, mi saco, guardo mi móvil en el bolsillo de mi pantalón y cojo las carpetas antes de que Victoria me deje sin bolas.- fíjate donde mierdas metes el pene. Papá y yo no vamos a sacarte siempre de cada lío de sabanas en las que te metas, Luciano.

- Vale, vale. En mi defensa declaro que no sabia que era casada y mucho menos con un político.- se pone de pie y recoge su equipaje, ruedo los ojos cuando camina con aire despreocupado abriendo la puerta para los dos haciéndome seña para que pase primero.- No todos los días encuentras algún personaje como ella en el hotel de Camila y, esta demás decir en que lugar.

- ¿Es enserio?- pregunto con sarcasmo pasando por su lado en dirección a mi secretaria quién no le devuelve el saludo a Luciano. Interesante.- me sé todas y cada una de tus excusas. Recuerda que yo también decía las misma a mi madre, solo manten tu promiscuidad oculta por un tiempo, después de todo tu pene permanecerá pegado a tu cuerpo. Bueno, sino llega una mujer y te lo corta.

Cierta pelirroja resulta incomoda por mi declaración, ¿y como no?, si sabe perfectamente que mis palabras van dirigidas a ella. Babea por mi hermano y él muy idiota no se da cuenta.

Puedo describirla como una mujer imperfecta casi perfecta; atenta, hermosa, perfeccionista, responsable pero lo jode todo su endemoniado carácter. Por eso, la veo como la mujer ideal para alguien más y no para mi, por que seguramente acabaría tragandome mis propias pelotas de sus manos.

Un escalofrío recorre mi cuerpo de solo pensarlo.

- ¿Quiere que haga algo más por usted, señor?

- No creo que te guste la idea de tener una cita decente con Luciano.- le suelto en el momento que se dispone a darle un trago a su café, mis palabras la sorprenden mucho y termina por arrojar el líquido sobre mi hermano, quién maldice y ella reacciona sonrojándose ocultando una sonrisa sin pedir perdón.-  así que no, si surge algo te llamo. Manten tu celular móvil cerca. Nos vemos.

Sr. ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora