Melodías y Ambrosías [Saga Ansías 2] [COMPLETA]

♫ Te quiero [Parte 1] ♥

Nota de la autora

¿Qué? Tan rápido. Bueno. Este capítulo será algo largo. Así que, para que no se impacienten con la actualización, les traigo la primera parte :3

—¡Espera un segundo! —gritó asombrado y levantándose de la cama.

Se cubrió la cabeza con una de sus manos, mientras la meneaba y miraba al techo tratando de buscar alguna explicación a sus preguntas. Su cara estaba más blanca que una hoja de papel. Parecía que una gran tormenta le hubiera caído encima, debido a las grandes gotas de sudor que tenía sobre sí, aunque no sabía si esto era producto de las caricias y besos que se habían dado o del pánico que comenzaba a embargarlo.

—Rodri, yo...

—No me digas que quieres que entre tú y yo... entre tú y yo... ¿Entre tú y yo? —Levantó la vista y la encaró—. ¿Quieres que hagamos el...?

No pudo ser capaz de completar su pregunta. Solo le dio la espalda, mientras se tocaba la cabeza con ambas manos y se cubría los ojos con aquellas.

Aira pasó saliva.

Recién se había dado cuenta de las palabras, que de forma tan natural habían salido de sus labios, y de lo que esto significaba para ambos.

Por un lado, sintió que sus mejillas se encendían al darse cuenta de qué tan lejos quería llegar y se asombró de las grandes ansias que sentía por él. Y era que, con cada beso que Rodrigo le daba, con cada caricia que le brindaba, con cada nueva sensación que él le prodigaba, algo dentro de ella crecía y sin detenimiento alguno. Lo quería. Lo amaba. Lo deseaba.

Ella deseaba continuar más. Deseaba probar más. Deseaba experimentar más...

Por otro lado, fue consciente del pánico que a él lo atosigaba. Sabía que, al ser ella menor de edad, podría traerle problemas si era que cruzaban la línea de lo prohibido. No obstante, cuando recordó ciertos hechos del pasado del joven, se preguntó si Rodrigo más bien no estaba equivocado y exagerando las cosas.

—¿Puedo...? ¿Puedo hacerte una pregunta?

Él contestó con un sonido ininteligible. Se hallaba sentado sobre la silla de su escritorio, donde semanas antes lo había acompañado a elegir la portada para su poemario en Wattpad.