Las piernas de Aira temblaban y sudaban tanto, que pensó que en ese instante se iba a desmayar. Se acercó hacia su cama para poder sentarse, en una toma de cámara lenta como si cada paso que diera hacia aquella retumbara todas las paredes de su habitación. Cuando, por fin, su cuerpo tuvo el apoyo necesario, su corazón palpitaba tanto que creyó que iba a reventar... que se iba a desmayar...
‹‹¿Lo llamo o no lo llamo?››, se dijo mientras sus dedos titubeaban.
Una gota de sudor frío bajaba por su frente, su ojo izquierdo y su mejilla. Al llegar aquella gota a su cuello, todo a su alrededor comenzó a dar miles y miles de vueltas, envolviéndola en un profundo agujero negro de incertidumbre, ansiedad, agitación y alteración. El tiempo en la habitación se había ralentizado tanto, como si de aquella simple acción de dar clic al teclado del celular dependiera su vida misma... su felicidad misma... su madurez misma...
Cuando, por fin, pudo ser capaz de apretar la tecla que tenía asignada el símbolo de llamar, el aire que expulsaron sus pulmones supuso una calma tal, que bañó a su cuerpo en un manto de ansiada tranquilidad. Sin embargo...
‹‹Movistar le informa que el número al que usted está llamando se encuentra fuera de servicio››, se oía en el teléfono.
—¿Queeeeé? —se dijo en una voz tan desgarradora y llena de pavor, la cual se impregnaba en todas las paredes de la habitación, haciendo eco y juego con el halo de aire frío que en ese momento se colaba por la ventana que estaba entreabierta, como dándole una bienvenida a aquel cruel invierno que no quería darle tregua alguna.
—¡No, no, no! ¡No puede ser posible! ¡No, por Dios! ¡Noooo! —gritó, chilló y lloró.
Volvió a digitar decenas de veces la misma tecla, pero sin éxito alguno. Una y otra vez, la fría y computarizada voz al otro lado del teléfono le respondía lo mismo, sin hacer caso a sus reclamos... sin hacer caso a sus llantos... sin hacer caso a sus intentos de arrepentimiento y de rectificación, dejando en el aire sus vanos deseos de querer hacer las paces con él, pero lo más urgente, para poder hacer las paces consigo misma... para poder lograr la calma misma.
Cuando intentó añadirlo a su WhatsApp con el número que recordaba que tenía y le daba a "Actualizar" a sus contactos, el resultado era el mismo. Rodrigo no aparecía. Efectivamente, era como si aquel número hubiera sido dado de baja, lo que para ella representaba la desesperación máxima.
De inmediato, con los dedos de ambas manos, buscó las redes sociales de Rodrigo en internet. Tenía la leve esperanza de poder contactarlo ya sea en el Facebook o en Wattpad. Mientras sus dedos digitaban su nombre y usuario en los buscadores correspondientes, sintió que su corazón se le iba a salir. Este bombeaba de tal manera, que el sonido de su latido palpitaba en cada fibra de su ser.
‹‹¡Vamos, vamos!››, se decía mientras digitaba "Poeta204" más la palabra "Wattpad" en Google. Pero, luego de darle clic al botón de "Buscar", los resultados que arrojó su búsqueda la golpearon para traerla frente a una dura realidad.
Decenas de enlaces insulsos, vanos, fatuos, se diluían de sus manos cuando daba clic en ellos para mostrarle la amarga y cruel realidad: Poeta204, su querido y dulce poeta, aquel joven arrogante y de vocabulario elaborado en la red virtual, pero de corazón grande, tierno y bondadoso en la realidad, parecía había desaparecido de la red... y quizá para siempre al alcance de su ser.
Cuando llegó a la página número diez de los resultados de la búsqueda y sin resultados positivos, algo dentro de sí se quebró, se rompió y estalló. Miles de lágrimas caían de sus ojos para caer y manchar aquella pantalla, que mostraba lo que aquellos no querían ver... lo que aquellos no querían creer...
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Melodías y Ambrosías [Saga Ansías 2] [COMPLETA]
RomanceHISTORIA GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA PIONERAS. Continuación de "Ansías y Poesías" (no recomiendo leer esta parte sin haber leído la primera, la cual pueden encontrarla accediendo a mi perfil o poniendo en el buscador de Wattpad "Ans...