Ella abrió la puerta y lo miró. Al hacerlo quedó clavada en el piso junto con su corazón.
—Aira, pasa... —le señaló a la vez que extendió su brazo para indicarle que tomara asiento en una silla.
Se hallaba parado frente a la ventana que mostraba los patios deportivos que daban para el portón de salida. Había estado pendiente de si la alumna se había retirado a su casa porque dada la hora, 3:30 pm, sin ella todavía aparecerse, había comenzado a preocuparse. Pero, al tenerla frente a sí, de inmediato, cerró las cortinas para luego encararla.
—Creí que no vendrías —dijo esbozando una nerviosa sonrisa. Luego miró el reloj de su mano izquierda—. Ya estaba por irme.
La adolescente todavía no se había animado a entrar. Sus piernas le pesaban tanto, que cuando levantó su pie izquierdo para caminar, sintió un gran estrujón en su estómago que le produjo náuseas por todo el nerviosismo que la embargaba.
—Por favor, pasa —le insistió—. Y cierra la puerta. No quisiera que nadie escuchara lo que tenemos que hablar —dijo arrugando la frente—. Podría tener problemas si alguien se enterara de que tú... yo... —Bajó la vista e hizo una pausa—. Bueno, sabes a qué me refiero.
Ella sintió que su corazón se comprimió.
Empezó a temer que no sería muy sencillo relacionarse de nuevo con Rodrigo dada su nueva posición. Había escuchado que las relaciones amorosas entre profesor y alumna no eran bien vistas. Siempre salía en las noticias que, cuando se conocía de un caso de ese tipo, se había dado un escándalo, con denuncias penales y despidos laborales de por medio.
Sin embargo, lo que ambos habían tenido en el pasado se habían dado en otras circunstancias, cuando ambos estaban libres de impedimentos éticos. Y aunque el destino se había empeñado en ponerlos en esa posición nada favorable, al volver a fijarse en la pulsera roja que colgaba de su mano derecha, la esperanzaba la albergó. Él parecía no haberla olvidado, y si el sentimiento por ella aún se hallaba en el corazón de Rodrigo, podrían encontrarle una solución a su nueva relación. Esto provocó que una nueva motivación la impulsara y recuperara las fuerzas que la habían abandonado.
Ante su requerimiento, Aira asintió con la cabeza. Miró a ambos lados del pasadizo para cerciorarse de si había alguien, mientras sentía que su pecho le dolía por la tensión que la carcomía. Pero, al darse cuenta de que no había moros en la costa, respiró con tranquilidad. Su pecho se relajó, como si se quitara un gran peso de encima.
Rápidamente, cerró la puerta. No quería tentar a su buena suerte y que alguna otra persona la viera. Se sentía más calmada al darse cuenta de que casi nadie se hallaba en la escuela a esa hora. Pero, cuando volteó para encarar a Rodrigo, el nerviosismo regresó en ella.
—¿Cómo has estado? —le preguntó él.
Ella pasó saliva.
—Bien. Supongo que bien —dijo cabizbaja.
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Melodías y Ambrosías [Saga Ansías 2] [COMPLETA]
RomanceHISTORIA GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA PIONERAS. Continuación de "Ansías y Poesías" (no recomiendo leer esta parte sin haber leído la primera, la cual pueden encontrarla accediendo a mi perfil o poniendo en el buscador de Wattpad "Ans...