Aira
Cuando se sentó en el gran sofá blanco que se ubicaba en la parte delantera de la oficina, no se había percatado de lo reconfortante que se veía el sitio. De amplios ventanales, paredes pintadas de color crema, modernos muebles, el lugar le pareció mucho más acogedor que los consultorios de los psicólogos de los hospitales públicos a los que había asistido. Solo se comparaba cuando había asistido a las terapias de lenguaje que Ángel, el ex novio de su madre, le había pagado cuando era una niña.
‹‹¡Esto debe costar un ojo de la cara!››, pensó cuando sus ojos se toparon con una moderna y elegante lámpara ubicada en la equina derecha del sitio. ‹‹¿Cuánto se estará gastando Rodri en mis consultas? Ahora que lo recuerdo, ¡él no le pagó a la recepcionista! ¿Me lo cobrará la doctora ahora?››.
Buscó en sus bolsillos para ver cuánto dinero tenía. Al retirar sus manos, vio que solo una moneda de dos soles más otra de cincuenta céntimos era lo único que llevaba consigo.
‹‹¡Dios santo››, se dijo al tiempo que tragó saliva.
—Pónte cómoda —le dijo la doctora, al tiempo que se sentaba en frente de ella y comenzaba a leer la carpeta de su historia clínica—. ¿Te llamas Aira, cierto?
Ella asintió.
—Bonito nombre. —Le sonrió. Ella iba a hacer lo propio, pero no quiso continuar hasta aclarar lo que la agobiaba.
—Este... doctora.
—Dime.
—¡No tengo con qué pagarle la cita! —dijo cabizbaja.
—¿Ehhhh?
Al explicarle lo que pensaba, la doctora se rió. Ella enarcó la ceja y se preguntó por qué tomaba a la ligera algo como el pago de su trabajo.
—Lo que pasa es que ya todo está cancelado, ¿sí? —Aira abrió sus ojos como plato—. Ya había hablado con Rodrigo días atrás, y bueno... quedamos en un arreglo "especial" por ser un recomendado. Fabián es casi como mi hermano, ¿lo sabías? —Ella negó con la cabeza—. Bueno, todo está ok respecto a mis honorarios. Tú no te preocupes. Siéntete cómoda, que has venido para que te ayude, ¿sí?
Ella asintió.
—Y dime, Aira, ¿en qué puedo ayudarte?
‹‹¿En todo?››
—Creo que... —Pasó saliva. Le daba vergüenza admitir lo que le sucedía. Pero, si ya había llegado hasta ese punto, debía decir lo que había estado acumulando durante largos años—. Creo que...
—¿Sí? —preguntó la doctora inclinando su cuerpo hacia adelante y observándola con atención.
—Creo que... sufro de depresión y de bipolaridad.
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Melodías y Ambrosías [Saga Ansías 2] [COMPLETA]
RomanceHISTORIA GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA PIONERAS. Continuación de "Ansías y Poesías" (no recomiendo leer esta parte sin haber leído la primera, la cual pueden encontrarla accediendo a mi perfil o poniendo en el buscador de Wattpad "Ans...