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Rodrigo
—Creo que alguien quiso invitarme de su helado —dijo Aira con una sonrisa y limpiándose.
—¡Nooo! Yo... Yo...
—Ay, Poetín Tontín.
—Lo... Lo siento.
Se levantó de inmediato de su asiento hacia donde ella estaba.
—Perdóname —dijo al tiempo que cogía la servilleta de la mano de Aira—. Déjame ayudarte.
Ella se encogió de hombros a modo de respuesta. Luego cerró los ojos y permitió que Rodrigo terminara de limpiarle. Lentamente y con delicadeza, el joven comenzó a retirar los restos de helado que habían caído sobre ella.
—Me haces cosquillas –habló a la vez que sonreía.
—Ya termino.
Debido a la cercanía, la esencia de vainilla que ella usaba era más perceptible que nunca. Esto provocó que acercara más su rostro al de ella, como un acto reflejo, para que sus pupilas olfativas pudieran percibir con mayor detalle aquello que lo llamaba.
Los restos del helado que había escupido sin querer cubrían parte de la nariz y de sus labios... sus labios que tanto quería probar como la ambrosía que había degustado minutos atrás...
En ese instante, los ojos de la muchacha se abrieron. Cuando sus pupilas se toparon con los de ella, la sangre se le subió al rostro. Y fue ahí que perdió totalmente la cordura que había tratado de contener minutos antes.
Como si el tiempo se hubiera ralentizado para ambos, él acercó su rostro hacia el de ella, a tal punto de quedarse a pocos centímetros de distancia.
—Rodri...
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—Rodri...
Una chica de largo pelo castaño y uniforme escolar caminaba junto a él. Lo corta de su falda, su grácil figura y su sensual modo de andar eran muy llamativas para los transeúntes del lugar, aunque su acompañante no se diera por aludido.
—Dime.
—Ya que salimos temprano del colegio por los exámenes...
—¿Sí?
—¿Hoy vas a ir a la pre(1)?
—No. Esta semana nos dan libre porque varios estamos dando pruebas trimestrales.
La muchacha sonrió con la cabeza ladeada. Luego le tomó de la mano y se le quedó contemplando.
—Ya veo. Entonces... ¿Vamos a tu casa?
Rodrigo enarcó la ceja. Sabía muy bien qué significaba esa petición.
Aunque al principio se le había sido difícil relacionarlo, cuando le explicó a la jovencita su problema para entender los dobles sentidos, ella comprendió que debía ser ir al grano con él. ¡Y de qué manera! Ya antes había sido lo suficientemente directa para lograr que la relación se consumara en su viaje escolar. Y desde entonces, no había tenido reparos en enseñarle a Rodrigo el doble significado de ‹‹Quiero ir a tu casa››.
—Ya no estoy viviendo ahí —respondió Rodrigo cabizbajo.
—¿Eh?
Si bien se hallaba nervioso por la propuesta de su enamorada, el dolor que tenía por los últimos acontecimientos en su vida era tal que le era difícil animarse con cualquier cosa.
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Melodías y Ambrosías [Saga Ansías 2] [COMPLETA]
RomanceHISTORIA GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA PIONERAS. Continuación de "Ansías y Poesías" (no recomiendo leer esta parte sin haber leído la primera, la cual pueden encontrarla accediendo a mi perfil o poniendo en el buscador de Wattpad "Ans...