Lara tuvo que dejarme tras su exitosa arenga por motivos que no me dio a conocer. Intuí que era por el trabajo y me pregunté qué nomás haría ella en el centro médico, pero decidí que lo averiguaría después. Me quedé en la habitación, tendido boca arriba en la cama, dándome tiempo suficiente para reflexionar acerca de lo que me había dicho. Lo repasé tantas veces que dejé de entender las palabras y mi cerebro comenzó a quejarse, mandándome señales de dolor en forma de pálpitos.Lo abandoné.
Poco tiempo después, me dormí. En el sueño yo era Will y me veía a mí de niño desde sus ojos, excitado por haber viajado en el carro solar de Apolo con Percy Jackson. Bianca y yo nos habíamos convertido en el centro de atención circunstancial de los campistas adyacentes. Pero, así como lo veía desde sus ojos, sentía lo que sentía Will.
Dolía. Esa era la primera vez que veía a mi padre y desapareció sin preguntar por mí, o alguno de mis hermanos. Parecía no importarle en lo absoluto.
El dolor transmutó en rencor. Quise creer que Apolo no era un completo arrogante egoísta, pero acababa de demostrármelo.
El rencor cambió de blanco, transformándose en envidia. Percy Jackson, quien solo había llegado para buscar y generar problemas, ganaba más beneficios que todos en el campamento. Desde que llegó, todo pareció girar a su alrededor. Y esos chicos, los nuevos, ¿por qué llegaron junto a dos dioses? ¿Por qué parecían ser más importantes que los demás? El chico parecía tener mi edad, pero solo saltaba de emoción frente a todo, como si fuera una utopía hecha realidad.
Me di la vuelta y comencé a alejarme, pensando en su pronta desilusión.
Pero me detuve, no entendí bien por qué. Quizá instinto, o una repentina curiosidad. Giré la cabeza hacia atrás y lo vi apartándose de los demás con su hermana.
Los seguí. Ella le decía que estaría a salvo en el campamento y que debido a su nueva condición de cazadora ya no tenía permitido juntarse con hombres; él escuchaba con la cabeza baja. Noté sus lágrimas a lo lejos y se me encogió el corazón.
La hermana se alejó, reuniéndose con las cazadoras. El chico se limpió los ojos con el antebrazo y salió corriendo.
Yo estaba nervioso, no quería que se enterara de que lo había estado observando. Me preparé para irme, pero no fui capaz. Mis piernas se negaban a obedecer esa orden. Suspiré y volví a seguirlo.
Lo encontré acurrucado detrás de los establos, llorando. Quise acercarme, intentar animarlo, pero tenía demasiado miedo. Seguramente lo intimidaría, o pensaría que soy algún tipo de acosador. De modo que solo observé y el chico comenzó a hablar solo pasados ciertos minutos. Así que yo no era el único que hablaba solo.
Habló sobre su hermana, que descubrí que se llamaba Bianca. Dijo que no podría seguir sin ella, que ambos habían estado juntos toda la vida. Le reclamó, le preguntó por qué, qué había hecho mal. Dijo que hubiera preferido jamás enterarse del mundo de los dioses griegos inscrito en su juego favorito con tal de que siguieran juntos como antes. También dijo otras cosas en un idioma distinto que no reconocí bien. Italiano, quizá. En algún momento también mencionó su nombre.
Derramé lágrimas con Nico di Angelo. Siempre fui sensible y tenía la habilidad de percibir el nivel de dolor de las personas. Hasta ese momento, no me había esforzado por sentir el dolor emocional.
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7 days
Fanfiction«La cuenta inició por una presencia ausente y el factor común entre las notas musicales, los colores del arco iris y las maravillas del mundo determinó su perdurabilidad, concediendo la posibilidad de, en su punto culminante, rebautizarse con una mo...