Día 4.3

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Billie preparaba algo en un cazo de cerámica cuando me acerqué por detrás, murmurando creo que los ingredientes. No pude evitar pensar en las brujas de los cuentos clásicos que solía leerme Bianca antes de dormir, que preparaban pócimas mágicas con ingredientes como «ojos de rana» y «patas de gallo». Pero lo cierto es que, aunque sé por boca de Will que para fabricar productos curativos se utilizan ingredientes por el estilo del mundo mítico, al menos en apariencia, Billie no era para nada como una bruja. Más bien se asemejaba a Hazel, en una versión mucho más alta y estrecha, con ojos como crisoberilos y el cabello negro hasta los hombros.

Arrugué la nariz, afectado por el fuerte olor a hierba mojada y vainilla que despedía su preparación.

—Puedes acercarte —me dijo Billie, sintiéndome llegar. Pero hasta allí llegó su atención en mí.

Miré hacia atrás. Lara y Ben seguían afuera y me hacían señas para que continuara. Lara me mostró los pulgares arriba. No había manera de retractarse.

—¿La vainilla es para dar buen sabor? —pregunté para romper el hielo.

—En parte. —Ella levantó los ojos hacia mí. Su voz se me hizo familiar, no supe reconocer por qué—. Asociamos la vainilla a dulces y perfumes, pero también posee cualidades digestivas y puede mejorar la vitalidad.

—Ah... —empecé a decir, pero Billie no había terminado.

—Además, sus sutiles propiedades sedantes ayudan a dormir y a que los músculos de aquellas personas que sufren de estrés o ansiedad se relajen. También tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a evitar las convulsiones. —Esbozó una breve sonrisa en sus labios gruesos—. La naturaleza es maravillosa.

Cuando yo pensaba en vainilla, lo primero que me venía a la mente era Bianca, porque usaba perfume con ese olor y recuerdo que cuando la abrazaba me gustaba pegar la nariz en su cuello y respirar hondo de su aroma. Me hacía sentir seguro y en mi hogar. Aquello me ayudó a sentirme más cómodo.

—¿Y qué haces con ella?

—Emplastos. Son comestibles y quedan de perlas para las alergias de los campistas, y como energizantes cuando están débiles o hipoglicémicos. Además de que les gustan porque saben y huelen bien. —Apagó la hornilla con una sonrisa apenada—. Lo siento, cuando trabajo utilizo toda mi concentración. ¿Has venido a ayudar?

Encogí los hombros y miré disimuladamente hacia atrás. Lara y Ben ya no estaban.

—Creo que Ben y Lara sólo quisieron librarse de mi presencia. ¿Cómo podría ayudar?

Billie dejó el cazo caliente a un lado de la hornilla en la encimera, imperceptible a los ojos de los clientes desde afuera de la farmacia. Habían de por medio tres estanterías repletas en cara y cara de soluciones, jarabes y pomadas de medicina natural y alguna que otra medicina proveniente del mundo mortal. Sobre la encimera reposaban además algunos frascos por llenar y un grueso rollo de gasa que había sido cortado en rectángulos del tamaño de una hoja A4.

—No creas eso, le agradas a Ben. Has hecho menos estresantes sus días, e incluso has mejorado su humor. Normalmente es reservado con todos. Me costó hacerme su amiga, fue necesario por nuestro trabajo. Pero tú te has convertido en su amigo sin siquiera intentarlo.

—Creo que no he sido muy justo con él. —Hice una mueca. Desde el principio solo lo recriminé por ser como es. Por parecerse a Will. No me había dado la oportunidad de pensar en lo desconsiderado de mi comportamiento para con Ben, cuando él incluso se dispuso a comportarse distinto por mí. La garganta se me cerró con un horrible déjà vu. Por el amor de Hades, estaba repitiendo mis errores en las narices de mis intentos de enmendarlos.

7 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora