Capítulo 11

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Cuando llegó a casa esa noche, Kim aún estaba despierta. Tampoco es que fuera de extrañar, pues no era demasiado tarde; aunque hubiera preferido, que estuviera ya en cama. La saludó con frialdad y, sin éxito, intentó esquivarla de camino a su habitación.

- ¿Viste a mis padres? – inquirió Kim

- No – contestó Liora – Pero sí a Eric, te manda besos.

- Guay – dijo sonriendo.

Pero la sonrisa de Kim duró apenas un segundo. Antes, se habría puesto a hablar sobre Eric y sobre lo mucho que lo querían. Pero Liora sabía que eso ya no volvería a ser así. Sin decir nada, siguió hacia su habitación, puso un poco de música y se dispuso a deshacer la maleta. Como no era mucho lo que tenía que hacer, decidió cenar pronto, en la sala, para ver un poco la tele. Obviamente, Kim no estuvo ahí. No la sorprendió. No había vuelto a comer o cenar juntas, a no ser que fuera estrictamente necesario, desde hacía tiempo.

Cansada por el viaje, Liora, se metió pronto en cama, sin acordarse de que tenía que encontrar un nuevo despertador para levantarse al día siguiente a su hora. Quería dormir. A pesar de haber dormido y bien durante las dos noches que estuviera en casa, se sentía cansada. Pero, alegremente, no durmió mucho. Serían cerca de las dos de la mañana, cuando unas voces la despertaron. Con una sonrisa, se sentó en cama, encendió la luz y miró para el difuminado póster. Se vistió de prisa y entró en el póster.

Por suerte, calló de pie, pero en mitad de una sala oscura. Liora miró a su alrededor, intentando vislumbrar algo, pero sólo se veía una raya, pequeña y estrecha, al final de la estancia oscura; ahí debía de estar la puerta. Con los brazos extendidos hacia delante, pero a la vez moviéndolos hacia los lados para no darse contra nada, se fue aproximando hacia la franja de luz. Pero, a escasos pasos de alcanzar la meta, sintió como alguien agarraba el pomo, desde fuera. Entró en pánico. ¿Y si le daban? En aquel momento no le importaba tanto que la vieran, como que le dieran. Por lo que, lo más rápido que pudo en la oscuridad, retrocedió sobre su camino. Debía de estar a mitad de camino, cuando la puerta se abrió por completo y Ten, entró en la estancia, encendiendo la luz.

Estaba en el baño. De eso no le cabía la menor duda. Es más, estaba entre la bañera y la pila. Liora, se echó aún más para atrás, quedándose en una esquina, contra la pared, cuando vio que el chico, iba a usar el lavamanos. No sabía qué hacer. Ten, que se estaba cepillando los dientes, había dejado un calzoncillo sobre la cisterna. Si se quedaba ahí, seguramente vería desnudo a Ten, cuando se metiese y saliese de la ducha; y la verdad es que la idea de ver a uno de sus ídolos desnudo, era más que tentadora. Pero de pronto, una idea aterradora, pasó por su cabeza: ¿y si tenía pensado usar el váter? Desde luego, no quería ver a ninguno de sus ídolos en aquella situación.

Se estaba intentado decidir, cuando Ten, se quitó la camiseta que llevaba puesta. Al verlo, no pudo evitar dejar escapar un "woa". No se podía creer lo que estaba viendo. Tiempo atrás hubiera pensado que estaba soñando, que nada de lo que estaba pasando a su alrededor era real. Pero, con la de cosas que le habían estado pasando, pensar aquello, sería completamente irracional.

- ¿Ten, te ha pasado algo? – habló una voz tras la puerta.

Liora reconoció de inmediato aquella voz y, entró en pánico.

- Espera, que no te oí bien – dijo Ten, cerrando el grifo de la ducha y abriendo la puerta del baño – Repítelo ahora.

- ¿Te ha pasado...?

Pero Johnny no acabó la frase. Sus ojos se habían posado en Liora; la cual, al ver que la miraba, había sonreído y lo saludó tímidamente. Era obvio que no quería que el cantante se enfadase con ella por estar ahí.

Behind The Wall [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora