Capítulo 44

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Una extraña, pero familiar y conocida claridad tardecina, le iluminaba por completa la cara. A pesar de los meses que llevaba haciendo aquello, todavía no había logrado acostumbrarse a esos cambios bruscos de luz y hora. Le molestaba tanto la luz, que no había ni abierto los ojos.

- Me gustaría recordarte, que sigues sobre mí y el suelo no es precisamente cómodo.

Liora miró hacia el chico. Había pasado con ella. Había pasado hacia Alemania, a pesar de que ella le dijera que se separase.

- ¡Te dije que te separaras! – le riñó Liora, poniéndose en pie.

- Estabas sobre mí. No te iba a lanzar por los aires – contestó el japonés - ¿Qué hacemos con tu amiga?

Kim, al igual que los dos chicos y la perrita, había pasado a Alemania. Pero ella, estaba completamente dormida y, por cómo estaba sobre el suelo, tenía la misma posición que había estado teniendo en cama. Liora se agachó y zarandeó a su amiga, para que despertase. Tras unos largos y cansinos minutos, la chica, abrió los ojos, aturdida y confusa. No comprendía nada y al principio pensó, que había dormido hasta el mediodía; pero rápidamente le explicaron la situación.

- No me interesa saber cómo ha pasado él – sonrió pícaramente.

- A mí me interesaría saber qué vamos a hacer con él – dijo Liora.

- Necesitaba ropa y eso – dijo Yuta, sentándose en la cama, mientras bostezaba abiertamente.

- Tengo un top monísimo – bromeó Liora.

- No gracias.

Estaban debatiendo qué hacer con Yuta, cuando llamaron al timbre. Fuera quién fuera quién estuviera al otro lado de la puerta, no estaba muy feliz. Presionaba el timbre con violencia y daba toques casi sin darle un respiro a la máquina. Cuando las chicas se fueron acercando a la puerta, empezaron a escuchar la voz enfadada de la madre de Kim y ambas tuvieron miedo. No era una buena idea abrirle la puerta, pero era aún peor, dejarla cerrada. Al final, y no sin miedo, Kim, le abrió la puerta a su madre, la cual, estaba hecha una furia.

- ¿Quién te crees que eres? De vacaciones y escapas de casa como si fueras una reina – gritó su madre.

- Esto...

- ¡A callar!

- Kim estaba...

- ¡Y tú! Otra que se cree la gran cosa, yéndose de su casa justo el día después de su cumpleaños. Dos joyitas agradecidas tenemos aquí – gritó la mujer.

Ninguna de las chicas se atrevió a interrumpirla, simplemente callaron, bajaron la cabeza y rezaron para que acabara pronto de reñirles. Pero, estando en ello, Mond se escapó de la habitación y tras ella, y sin darse cuenta, Yuta, intentando frenarla. Aquello, no hizo otra cosa sino enfadar más a la madre de Kim.

- Vaya, pero es que no son sólo dos, son tres – dijo al ver al japonés – Ahora diréis que es un pobre estudiante de intercambio que no conoce a nadie.

- En verdad no es así – contestó Yuta, en perfecto alemán.

Al ver que hablaba cln fluidez el idioma, la señora, dio por sentado que era un emigrante.

- Vaya, así que, tú eres otro desagradecido que prefiere malgastar el tiempo y dinero de sus padres estando con dos niñas – le espetó - ¿Es que tú tampoco tienes casa?

- Esto...

- ¡A callar se ha dicho! Y los tres en pijama. Debería daros vergüenza. Sobre todo, a ti, que tu madre te vea en estas condiciones – dijo la madre de Kim, poniendo cara de desaprobación – Ahora mismo os vais a vestir y os vais pitando para casa. ¡Vamos, ahora!

Behind The Wall [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora