Eliot fue a ver a Ditmar. Le comentó más o menos lo que le pasó pero obvió algunas partes, y más cuando Gabriel lo atacó. No podía decirle, no sabía cómo reaccionaría una persona al saber de cosas que no tenían explicación lógica.
—¡Jadi exagera! —exclamó el pelinegro—. Es sólo un beso. Tú te puedes besar con cualquiera, eres libre.
—Es que no entiendes... Ella es algo insegura. Quizá porque soy su único amigo, se pone celosa de todo lo que se me acerca.
—Sí, ya sabía que era loca... —Una idea le vino a la cabeza—. Espera, ¡es genial! Si ya no te habla ya no hay de qué preocuparse, luego se encaprichará con otro chico y será su problema, ¡no el tuyo!
—¡Ja! Y dime ¿quién más se le va a acercar?
—Bueno, mejor si no. No le deseo ese mal a nadie. Perdón, pero la nena es nefasta.
Eliot suspiró.
—Ya bueno, ya me voy. El lunes es el primer examen y tengo que estudiar, tengo que probarme a mí mismo que puedo sacar un buen puesto. —Guardó sus cosas —. Al menos arriba del diez y mantener la beca. Gracias.
Se pasó el fin de semana estudiando álgebra. Lunes en la mañana todos dieron examen. Luego de sufrir un poco con eso, empezó a buscar a Jadi. Tenía que al menos seguir intentando que ella le creyera.
—Jadi, déjame explicarte.
—Eliot, deja de seguirme, ¡esto es ridículo!
—Yo justo aparecí de la otra dimensión cerca de ella y unos animales me habían seguido, evité que la atacaran. Ella se alteró, gritó, se emocionó y de la nada pasó todo, créeme.
—¡Encima la salvaste! ¡Hubieras dejado que se la comieran! ¡Uch!
—¿Pero qué dices? —Vio a la chica en cuestión que pasaba cerca—. Hey, Paola, ven, explícale a Jadi lo que pasó...
—¡Eliot! —exclamó ella—. ¿Acaso no te gustó el gran beso que nos dimos?
—¡¿Qué?!
Jadi se sorprendió y se fue furiosa. Eliot miró a la pelinegra, acusándola.
—Ella sólo andaba contigo porque te pareces a Gabriel, ¿qué no lo ves? —explicó—. Más bien él es inteligente al no acercarse... Eliot, yo sí te quiero... Por qué no dejas de perseguirla y...
—No es eso, ¿sí?... Olvídalo. —Se fue un tanto molesto.
Paola quedó sola otra vez. Sabía que el chico se daría cuenta pronto de que su princesa estaba justo ahí, así que no desesperó.
***
Esa tarde, Eliot andaba caminando tratando de despejar su mente, se detuvo a ver los detalles de uno de los mejores restaurantes de la ciudad al que siempre quiso entrar. Ahora ya no le llamaba la atención, simples recuerdos de su infancia con sus padres, andando por esas calles.
Un lujoso auto se estacionó cerca, llamando su atención. Un chofer se apresuró a abrir la puerta trasera. Bajó una señora delgada de cabello rubio y muy elegante, seguida de un joven de las mismas características pero con ropa más casual, otro hombre elegante bajó del otro asiento delantero y abrió la otra puerta trasera. Eliot se sorprendió mucho al ver quién era.
Jadi. Y sin duda ellos debían ser su familia. Se les veía gente un tanto refinada y elegante, no era para menos, claro. Observó cómo los guiaron a una mesa y casi no conversaban entre ellos.
—Espero que en mi ausencia te consigas novio o por lo menos un amigo, Jadi —comentaba el joven.
—No molestes, no necesito a nadie.
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Dos Mundos
FantasyEliot asistiría a otra escuela, para su mala fortuna. Una en donde sabía que todos eran adinerados, excepto él, un simple muchacho normal. ¿Qué tendría que afrontar ahí, aparte de los alumnos altaneros? Quizá la bonita e insoportable rubia que llamó...