Jadi llegó corriendo a casa de Eliot y fue a la oficina. Con los otros, habían quedado en ayudarle para su entrega. Se disculpó por haber tardado.
Eliot le dio unas cartulinas para que cortara. Entre los cuatro, se pusieron a avanzar más rápido. A las cinco de la madrugada Ditmar y María ya no dieron más y cayeron dormidos en el sofá que estaba ahí. Aun así ya faltaba poco y Eliot con Jadi lo terminaron.
La rubia suspiró y se recostó en la mesa.
—Listo… Terminamos —anunció agotada.
—Son cerca de las seis —dijo Eliot—, mi entrega es a las nueve y media… Ven, aún queda tiempo de dormir una hora…
***
Siete de la mañana, el celular de Jadi empezó a vibrar, Eliot abrió los ojos y vio a la chica dormida a su lado. Se sorprendió un poco al verla ahí, pero se detuvo a mirarla, retiró un mechón de cabello de su rostro y le acarició la mejilla con lentitud.
Ella se ruborizaría mucho si sabía que la estaba acariciando. ¿Qué diría? Qué importaba, aprovecharía en contemplarla. Era su muñeca salvaje la que dormía a su lado.
Deslizó suavemente su dedo por su labio inferior y el fugaz recuerdo del beso que le dio corrió por su mente. Recordó cuando la molestaba en el colegio, las veces en las que le dio suaves pellizcos en el labio o en la mejilla.
El celular volvió a vibrar con la alarma, haciéndolo reaccionar.
—¡Uch! No. Quiero seguir durmiendo —renegó.
Se levantó con toda la mala gana del mundo y tomó el aparato. Intentó detener la alarma y terminó lográndolo a los pocos segundos, además de entrar sin querer al menú de llamadas.
Para su enorme sorpresa, la última llamada era a él, pero no era ese el motivo, sino la fotografía de él dormido en su cama. Miró de reojo a Jadi, llegando a la conclusión de que ella le había tomado esa foto la vez en la que entró a su habitación.
—Mmm —se quejó ella y él escondió en celular enseguida detrás de su espalda—. ¿Ya? ¿Ya te vas? —preguntó adormilada.
—Gracias por tu ayuda, voy a bañarme rápido y me voy a la Uni, tu sigue durmiendo aquí si gustas.
—Ok… —Abrazó su almohada y se volvió a dormir.
Eliot le sonrió, volvió a ver el celular, a su fotografía, y sacudió la cabeza. Era algo raro de creer, y sobre todo porque no sabía por qué lo habría hecho.
¿Era que le gustaba, por eso tenía esa foto? No. Era más que obvio que era vergonzoso que tuviera una foto de él durmiendo. Si le gustara, sería otra la situación.
Sin embargo, no pudo evitar ilusionarse un poco con eso. Rió para él mismo y se recriminó por lo tonto que era.
***
Esa tarde Jadi fue a reunirse con sus amigos, ya sabía para qué la había convocado su castaño, así que no iba con muchas ganas. Eliot se puso de pie al verla.
—Bien, ¡vamos! —anunció.
—Hoy sí que estás de ánimos para ir a ese horrible lugar —renegó Ditmar.
—Hoy tengo ánimos para todo —respondió él, sonriente.
Fueron a la otra dimensión tras el rastro de las piezas, llegó Mithril.
—Hola, yo conseguí un mapa —avisó—, y creo saber en dónde están las piezas, eso nos ahorrará tiempo…
—¡No necesitamos eso! —exclamó Jadi—. Eliot las puede sentir.
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Dos Mundos
FantasíaEliot asistiría a otra escuela, para su mala fortuna. Una en donde sabía que todos eran adinerados, excepto él, un simple muchacho normal. ¿Qué tendría que afrontar ahí, aparte de los alumnos altaneros? Quizá la bonita e insoportable rubia que llamó...