39: Rescate

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—¡Jadi!

Eliot quiso correr hacia ella pero ella lo atacó con una ráfaga de fuego, él logró esquivarla con las justas.

—¡¿Qué haces, tonta?! —exclamó Mithril.

—No. —El castaño no lo creía—. ¡No puede ser!

Jadi volvió a atacarlos. María le devolvió el ataque con el viento y Jadi lo esquivo.

—¡¿Qué haces?! —le reclamó Eliot a su amiga.

—¡Está siendo manipulada! ¡Ella nunca nos atacaría!

Se escuchó una risa.

—¿Qué vas a hacer ahora, Eliot? —preguntó Nira—. ¿Atacarías a tu adorada amiga? Me temo que tendrás que hacerlo, ¡no dudes que ella te matará si no lo haces!

—¡Aparece de una vez! —exigió él, lleno de rabia.

Jadi le lanzó una inmensa ráfaga de fuego y lo envolvió, todos se espantaron.

—¡Eliot! —chilló Mithril.

El fuego se dispersó. Eliot se había protegido rodeándose de la luz blanca, pero ya estaba agotado por haber luchado contra los gusanos. Jadi empezó a atacar a todos.

—¡Por favor, no le hagan daño! —pidió el chico.

—¡Amiga, reacciona! —gritó María.

Le lanzó una fuerte ráfaga de viento lanzándola lejos, Eliot corrió a sostenerla pero no logró alcanzarla. Jadi cayó contra el suelo.

—No.

—¡¿Eliot, qué haces?! —reclamó la chica.

—¡No la lastimen!

Se puso entre Jadi y sus amigos.

—¡Quítate Eliot, tenemos que hacerla reaccionar! —exigió Ditmar.

—¡No! ¡No permitiré que le hagan daño!

Jadi se puso de pie y lanzó más fuego. Eliot volteó y lo vio dirigiéndose directamente hacia él, en ese instante logró alzar un muro de tierra para protegerse. Jadi corrió a atacar a los demás. Todos la esquivaban. Eliot miraba la escena atónito.

¿Por qué?… ¿por qué, Jadi…?

Ella tenía una mirada fría y sin ningún sentimiento, atacaba con todas sus fuerzas. El chico bajó la vista, sentía mucha rabia, cerró los puños.

—Nira… Jamás te lo perdonaré, ¡¿escuchaste?! ¡Jamás perdonaré que hayas usado así a Jadi!

—¡Yo de ti me concentraría más en lo que sucede alrededor! —respondió ella.

Él reaccionó, volteó y una ráfaga de fuego se le acercaba, esta vez no pudo esquivarla. Los demás intentaron detenerla pero no les dio tiempo.

—¡Eliot, tonto! ¡¿Por qué no te moviste?! —chilló María.

Eliot cayó de rodillas, tenía algunas quemaduras en la ropa y en su piel pero no estaba lastimado de gravedad. Jadi lo miraba y respiraba algo agitada.

—¿Te diste cuenta? —susurró Ditmar a su novia.

—Sí… Jadi disminuyó la ráfaga de fuego cuando le iba a dar a Eliot. ¿Será que mi amiga está luchando contra sí misma?

—No, está luchando contra Nira.

Se dieron cuenta de que ella corría hacia ellos para atacarlos, les lanzó una ráfaga de fuego y María evitó que les diera con el viento.

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