33: Decisión

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Los días siguieron, el ciclo llegaba a su fin. Jadi y Eliot ya no se habían hablado, sólo pasaban mirándose.

Pucha, perdón de veras —pedía Miguel—, no pensé que…

—Ya no importa —dijo Eliot, interrumpiéndole.

—Pero ya no te habla y es mi culpa, yo te empujé.

Jadi entraba corriendo a la universidad, se le había hecho tarde. Chocó con alguien y sus cosas se cayeron, enseguida alguien más se las recogió.

—Gracias…

Alzó la mirada y se sorprendió y sonrojó al ver que era Eliot. Su pulso se aceleró. Quiso saludarlo pero no pudo por los nervios, él sólo la miró y siguió su camino, dejándola en blanco.

Flor se acercó.

—Oye… ¿Por qué no lo perdonas? ¿Has terminado con él sólo porque besó esa chica?

—N…

—Todos los hombres tienen agarres —interrumpió Clara.

—Sí, ya sea accidental o apropósito.

—O accidentalmente apropósito.

—No —respondió Jadi—. No es por eso…

—Se le nota que está muy arrepentido, ¿no ves cómo te mira?

—Me voy, se hace tarde.

***

Eliot llegó a su casa cabizbajo, suspiró, alzó la vista y vio en su sala una maleta.

—¿Eh?

—¡HIJO! —exclamó su padre. Lo abrazó, Eliot se alegró mucho que hubiera vuelto—. ¿Ya ves? Te dije que volvería pronto. ¿Pero y esa cara?

—No… Nada.

Miró a su esposa, ella le hizo un gesto dándole a entender que debía hablar con él.

—Vamos…

Lo subió a su habitación.

—Papá no…

—Habla, ¿qué ocurrió?

—La perdí… Abrí la bocota y la perdí.

Le contó todo lo que había pasado y cuando terminó, su padre empezó a reír.

—Papá, no es momento de risa, crisis emocional aquí —reclamó indignado.

—Ok, ok, perdón, bueno… ¿Sabes? Lo importante es que fuiste sincero, quizá no en el mejor momento pero por algo será… Si ella te quiere vendrá, vas a ver, vendrá porque te va a extrañar.

—No más de lo que extraña a Gabriel —renegó.

—Yo no estaría tan seguro de eso.

—Soy un tonto, a veces pienso… si quizá le hubiera pedido que esté conmigo antes de que Gabriel apareciera de nuevo… o quizá si me hubiera callado la boca, si no me hubiera ido a tomar como un imbécil…

—Ya, ya, de nada te sirve pensar en qué pudo haber pasado, porque ya pasó. Ánimos, estas cosas pasan, uno se enamora pero a veces debemos dejar ir, luego te enamorarás de alguien más.

—Lo sé, lo sé… Ya no me lo recuerdes.

Sintió la presencia de nuevas piezas. Fue a su jardín y abrió un portal para ir a la otra dimensión.

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