Ditmar fue a ver a Eliot a su casa. Ya había pasado el año nuevo y algunos días de enero.
—¿Y te has comunicado con Jadi estos días? —le preguntó.
—No, no sé qué será de ella. Me disculparás pero últimamente he estado yendo yo solo a la otra dimensión.
—¡¿Qué?! ¿Estás loco? —le regañó.
—Sólo fueron un par de veces, cosas sencillas. Ahora que estarás más a la mano te avisaré, lo prometo —se excusó.
—Está bien. Por cierto, Mary me dio el número de celular de Jadi que le acaban de comprar, porque el otro cayó al agua dicen, ¿lo quieres?
—Eh… Bueno.
—Mira es este. —Le mostró la pantalla de su móvil y Eliot lo anotó—. Ah, por cierto, ella no le ha dado a nadie su número y yo imagino que aún no tendrá el tuyo ni el de nadie así que no la asustes. —Rió.
Eliot sonrió.
—Claro…
—Bien, ¿vamos?
—Sí… Es verdad… Gracias por unirte a mi causa yendo al centro pre universitario, a pesar de que puedes usar el IB.
—Bah, no es nada. Fue una injusticia que te quitaran el IB. Además, sí puedo ingresar por mi cuenta, y Mary también irá. Aunque no le pregunté si Jadi se une, después de todo ella renunció al IB.
—¡¿Qué?!
—Qué… ¿No sabías?... Ups.
—¿Cómo es que no me entero de nada?
—Mary me contó que ella pidió que se lo retiraran el mismo día que te lo quitaron a ti.
Eliot quedó muy sorprendido. Lo había hecho por él, esa pequeña tonta.
Fueron al centro preuniversitario y se inscribieron. Se encontraron con varios del colegio que habían ido a matricularse, y también bastantes caras nuevas.
De pronto entre la multitud, Eliot vio a Jadi un poco perdida y mirando a todos lados. La vio acercarse a su auto donde la esperaba el chofer. Se sorprendió al sentir que la había extrañado mucho en tan pocos días.
—¡Jadi! —la llamó.
Ella volteó y lo vio sonriente a lo lejos. Le sonrió, pero sin darse cuenta ya estaba sentada en el auto y el chofer le cerró la puerta. Eliot se quedó viendo cómo se iba.
—¡Hey! —lo llamaba Ditmar haciéndole señas—. ¿Estás aquí?
Eliot reaccionó.
—Ah, sí… Vamos.
***
Jadi entró a su habitación, dispuesta a alistarse para dormir. Recibió un mensaje de texto. Se le hizo extraño. Nadie tanía su numero, solo María. ¿Sería ella? ¡O quizá un enfermo acosador!
“Hola, pequeña salvaje, ¿quién creíste que podría ser? Seguro algún acosador, jajaja...”
—¡Eliot! —susurró feliz.
“Qué bueno que estarás en la pre’ también, entonces seguiremos estudiando juntos, por cierto como supondrás este es mi número, así que… ya lo tienes”
Sonrió más al volver a tener noticias sobre él.
***
Las clases empezaron. Todo transcurrió normal. Muchos profesores eran más divertidos y dinámicos que los del colegio, asumían que eran así por ser catedráticos.
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Dos Mundos
FantasyEliot asistiría a otra escuela, para su mala fortuna. Una en donde sabía que todos eran adinerados, excepto él, un simple muchacho normal. ¿Qué tendría que afrontar ahí, aparte de los alumnos altaneros? Quizá la bonita e insoportable rubia que llamó...