Se formaron para bailar el vals. Eliot recordó que se había perdido el ensayo al irse a andar por el colegio, por no haber querido ver a nadie. Pero no sabía que sus amigos también se lo habían perdido por buscarlo.
Empezó el vals, todo iba bien pero luego los cuatro que no habían estado se perdieron un poco. Paola lo notó e intentó ayudarlo.
—Aquí hay cambio de pareja —le susurró.
—¿Qué?
—¡Chau!
Se dio vuelta y pasó al que seguía, a él llegó otra compañera, hasta que hubo otro cambio y Paola volvió. Luego de un rato de confusión de pasos, que trataron de disimular todos, acabó el vals.
Empezó de nuevo y bailaron con los padres ya sin coreografía, hasta que al fin acabó y todos fueron a sentarse. Empezaron los discursos nuevamente
—Por Dios, esto es de nunca acabar —renegaba Ditmar.
—Sí, pero ya pues, al menos de aquí viene la fiesta —le animó Eliot.
—Te equivocas, de aquí viene la comida, que es lo más importante —afirmó.
—No te me vayas a hacer gordo de aquí, ¿eh? —le advirtió María.
Rieron.
Luego de los discursos vinieron las fotos. Pasaba el fotógrafo oficial con el director, mesa por mesa tomando las fotos. Sirvieron la cena mientras conversaban.
***
Las luces se bajaron y llegó el DJ, apareció en una pantalla grande.
—Empecemos con algo suave —anunció este—, para alguna que otra pareja por ahí, como para calentar el ambiente. —Guiñó el ojo y empezó.
Puso una música suave.
—Vaya —exclamó María—. Pero qué oportuno ese tío. ¡Vamos Ditmar!
Lo jaló y se fueron, Paola miró a Eliot.
—¡Vamos! —le pidió—. ¡Vamos! No me dejarás plantada en mi fiesta de promoción…
El castaño le sonrió y se encogió de hombros, aceptando. Jadi, que vio de lejos, se puso furiosa y jaló a Gabriel de golpe.
—Oye, ¿qué haces? —le reclamó él.
—Bailemos un poco, es nuestra fiesta de promoción —le exigió.
Empezaron a bailar la música lenta. El rubio resopló incómodo.
—No voy a bailar mucho, ya sabes que no me agrada —le advirtió.
—Sólo un poco —le pidió con algo de tristeza.
—Bueno.
La chica trataba de buscar por dónde estaba Paola con Eliot, no quería perderlos de vista. Al fin logró divisarlos y disimuladamente empezó a acercarse, hasta que estuvo cerca y chocó con la pelinegra.
—¡Oye! ¡¿Qué haces tú aquí?! —le reclamó.
—¡¿Pues qué crees?! ¡Bailo!
Eliot la observó, pero no le prestó más atención ya que ella estaba con Gabriel.
Al notar que las chicas se distrajeron discutiendo, se alejó un poco, tratando de pensar en otra cosa. Gabriel también se alejó, sin prestar atención a por qué discutía Jadi, ni con quién.
—Mantente lejos, ¿sí? —renegaba Paola—. Déjame, ¡tú ya tienes con quien bailar!
—¡Más te vale que no te aproveches! —le reclamó Jadi—. ¿Pero sabes? Ya me cansé, ¡llévatelo si quieres!
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Dos Mundos
FantasyEliot asistiría a otra escuela, para su mala fortuna. Una en donde sabía que todos eran adinerados, excepto él, un simple muchacho normal. ¿Qué tendría que afrontar ahí, aparte de los alumnos altaneros? Quizá la bonita e insoportable rubia que llamó...