O1. Susurros

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Bajé del auto con el entusiasmo de ver mi nuevo hogar, todo como yo lo había ordenado; olvidando el como ellos quisieron que hubiera sido...

—Llegamos señorita —el chofer abrió la puerta del coche dejándome bajar. Al hacerlo ordené que bajaran mis maletas del taxi.

Me detuve un momento frente a la nueva casa. La observé detalladamente; y todo estaba mal en ella, sin duda no se parecía en nada a como me mostraron en las imágenes.

—Alfie, ¡¿qué pasa aquí?! —grité, Alfie estaba encargado de supervisar todo sobre mí, un tutor en pocas palabras.

—¿A qué te refieres? —preguntó confundido.

—La casa, acaso esto —dije señalándola—  ¿Se parece a esto Alfie? —le mostré la imagen que tenía entre las manos, él no hizo expresión alguna.

—En lo absoluto.

—Yo compré la casa de esa maldita imagen, no esto que parece la casa de un anciano, ¿cuantos años tiene? ¿Cien, doscientos años?

—Disculpa, pero tú elegiste ésta.

—Nunca haría algo así —respondí molesta y con tono indignado.

—Lo hiciste, ni siquiera tomaste en cuenta de que esa imagen era la casa años atrás. Las actuales imágenes ni siquiera las viste por estar distraída, ¿cierto?

—Gasté demasiado en esto... —dije entre dientes. Mi mandíbula se tensó, estaba furiosa.

—Quinientos mil dolares, así es —dijo Alfie en tono burlón.

—Quiero un reembolso.

—Imposible, a menos que la vendas y recuperes lo que perdiste. Sólo te advierto, nadie va a querer comprar esto —rió entrando a la casa, lo fulmine con la mirada mientras que me ponía a observar al rededor.

Aparte de que la casa era una basura, el lugar también lo era. Estaba nublado y había niebla en el lugar. Sólo una carretera con una casa en medio de la nada, ¿esto puede salir peor?

—Entra rápido, ______, hace frío afuera y tienes que arreglar todo esto —Alfie me llamó desde la entrada señalando las maletas. Entre pateando la puerta de madera vieja que se encontraba frente a mí, hice un gran hoyo en ésta haciendo que mi pié quedara atorado en el agujero.

—¡Mierda! —grité irritada— Lo que me faltaba... Una puerta rota.

—No creo que la puerta tenga la culpa... —escuché una voz con tono burlón detrás de mí, casi en forma de susurro.

«Es sólo mi imaginación» Pensé.

Logré sacar mi pié del agujero, giré para asegurarme de que nadie estuviera detrás de mí.

No había nadie.

Sólo la carretera con la niebla en ésta, y de igual manera, el chofer había desaparecido. Quizás se fue antes... Sin su propina.

Me encogí de hombros rendida entrando a la casa sólo con una cosa en mente...

Dormir.

La habitación estaba en el segundo piso, mire las escaleras. Eran horribles... La pintura blanca en éstas estaba desapareciendo dejando ver algunas partes de la madera. Pisé el primer escalón, un chirrido estruendoso se escuchó haciendo que mi bello se pusiera de punta. Comencé subiendo las escaleras soportando el sonido irritante y constante que provocaba al pisarlas. Y al llegar visualice cuatro habitaciones.

La tercera dejaba ver la luz salir por debajo de su puerta, seguro era Alfie. Entre a la primera, y ahí estaba mi hermosa y deseada cama. Cerré la puerta y busqué entre los cajones mi pijama, mientras me cambiaba me sentí incomoda por alguna razón. Como si alguien me estuviera observando, sin embargo eso era imposible. Mi ventana estaba en el segundo piso, nadie podía ser tan alto para observarme, y la puerta estaba cerrada.

—Me estoy volviendo loca... —dije tallando mis ojos en señal de cansancio— O al menos más de lo que estaba antes.

Dejé de pensar cosas extrañas y me metí entre las sabanas, cerré los ojos tratando de dormir, sólo escuchaba el sonido del viento pegar contra el vidrio de la ventana.

Estaba a punto de quedar dormida y entonces supe que algo no estaba bien.

—Te ves tan indefensa tratando de dormir...

Mi Chico {Fred & Tú}  #O1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora