Dos días después
—¿No te sientes agobiada?
—¿Agobiada? —repetí ofendida— ¡Estoy harta! ¡Odio estar aquí!
—Tranquila, linda. Solo a pasado una semana... —dijo Fred tratando de tranquilizarme.
—Una semana encerrada en una estúpida mansión sin nada que hacer. Y sin noticias de Alfie o alguna otra señal de que Nahel me dejara salir o pasara algo al respecto con esto... Estoy harta de todo. Fred.
Mientras una lágrima de frustración salía y recorría mi mejilla, Fred con su pulgar la retiró con cuidado haciendo que una leve y forzada sonrisa se pudiera ver en mi rostro.
Tenía que esforzarme por no darle muchos problemas, sabía que le estaba costando estar aquí y tratar de consolar a una "humana insignificante" debido a su problema de bipolaridad y ataques de rabia de vez en cuando. Mi humor desde que llegué aquí no es bueno, y para ser sincera, es razonable ya que la situación en la que me encontraba era todo menos color de rosa.
—Por cierto, feliz cumpleaños, _____.
—¿Cumpleaños? —pregunté desorientada, él arqueó una ceja viéndome con desaprobación. En ese momento recordé que en verdad hoy era mi estúpido cumpleaños.
Seguro lo escuchó mientras hablaba de ello con Nahel aquél día...
—Ah... Sí, gracias —agradecí—. De todos modos no es como si me importara mucho.
—Deja de hacerte la depresiva. Alégrate un poco, ya tienes dieciocho, eres adulta, y puedo hacerte de todo ahora que eres legal y no me puedes mandar a la cárcel.
Solté una risa sincera mientras volteaba a verlo con diversión.
—Hablando de eso, ¿cuántos años tienes, Fred?
—No lo sé... Pero seguro soy mayor que tú. Después de todo, soy el shadow de Freddy, y Freddy es un año mayor que tú. Así que supongo... Que nací cuando Freddy lo hizo. En realidad no tengo idea, pero yo siempre he pensado eso —dijo, se encogió de hombros restándole importancia mientras que yo me sentaba en el borde de la cama y me ponía a pesar un poco más sobre el tema.
Seguro Fred nunca festejó su cumpleaños... Después de todo no sabe exactamente cuantos años tiene.
—Te daré un regalo si así lo quieres... Solo debes dejarme elegir que darte —dijo seductoramente inclinándose a mí, su frente se pego con la mía mientras que ambas de sus manos se posaban a mis lados sobre los bordes de la cama obligándome a inclinarme hacía atrás.
La punta de mi nariz estaba con la suya y sus ojos grises se veían más profundos que antes haciendo que me perdiera completamente en ellos.
—No merezco ningún tipo de regalo de tu parte —reí—. Es suficiente con que estés aquí —dije, Fred soltó una risa negando con su cabeza lentamente.
—Eres tan, tan... Inocente. Me encantaría borrar todo rastro de inocencia en ti, si algún día ya no la quieres, dime y te la quitaré enseguida.
—Ahora veo que el Fred pervertido que conocí sigue ahí
—Nunca se fue —respondió orgulloso.
Antes de poder articular una palabra y responder a su comentario, varios toques a la puerta resonaron por la habitación haciendo que Fred y yo voltearamos enseguida hacía la puerta.
—Siempre me interrumpen cuando me estoy divirtiendo... —se quejó, le sonreí volteando a verlo de nuevo. Con un pequeño empujón sobre su pecho, logré quitármelo de encima y dirigirme hacía la puerta. Antes de abrirla le hice una señal a Fred para que desapareciera, pero no era como si la necesitara mucho, él hacía lo que quería siempre.
Al abrir la puerta, me encontré con el mayordomo de Nahel.
Él hizo una reverencia al verme.
—Disculpe la molestia señorita, pero el joven Nahel quiere verla de inmediato en su oficina. Al parecer tiene una sorpresa para usted.
—¿Una sorpresa? —pregunté confundida— ¿Me puedes decir qué es?
—No, lo siento. Pero sé que le gustara, estar sola aquí todos los días debe ser frustrante, ¿no?
—¿A qué te refieres con eso?
—Olvídelo, sólo intente llegar lo más pronto posible. Me retiró —dijo, volvió a hacer una reverencia y se fue dejándome con una gran intriga.
Una sorpresa, se escuchaba lindo. Pero era Nahel, ¿qué se podría esperar de él? Con tal sólo escuchar su nombre me vienen cosas horribles a la mente. Estaría emocionada por la dichosa sorpresa sino supiera que viene de su parte.
Cuando llegué a la oficina, di dos leves toques con manos temblorosas, creí que eran casi inaudibles, pero al escuchar el pase proveniente desde adentro y de la intimidante voz de Nahel, supe que era yo la que no quería que en realidad se escucharan. Con mis piernas temblorosas al dar un paso y pocas fuerzas, empujé la puerta haciendo que esta se abriera.
Mis ojos se abrieron de par en par y las lágrimas ya las podía sentir recorriendo mi rostro. Tapé mi boca tratando de evitar echarme a llorar en llanto.
—Feliz cumpleaños, pequeña —su voz me hizo estremecer, mientras él abría sus brazos esperando que corriera a abrazarlo, yo solo pude soltar una palabra llena de confusión y alegría.
—Alfie... —susurré, cuándo por fin pude reaccionar, corrí y lo abracé lo más fuerte que pude. No sabía que estaba pasando, ni porque Nahel estaba haciendo esto, pero era lo único de lo que me sentía realmente agradecida con él.
—No llores, ¿no estás feliz? Ya eres una joven adulta y no tendrás que pedir permisos para todo lo que sea que hagas... Ya no me necesitas —me dijo nostálgico, mientras que su voz se entrecortaba.
—o digas eso, no me importa eso ahora, me alegra que estés aquí —contesté. Me separé de él para verlo a los ojos, estos estaban rojizos y una pequeña lágrima salió de ellos.
—Feliz cumpleaños, _____.
Esa voz me hizo voltear hacía atrás. Nahel estaba ahí parado con semblante serio y despreocupado, como siempre, como si nada de lo que estuviera pasando le importara.
—¿Tú hiciste esto, Nahel?
—Claro, si fuera por mí, esto nunca hubiera pasado. Que te quede claro —dijo firme, desconecto su mirada de la mía y se fue a sentar en su fina silla detrás de su escritorio.
—¿Por qué? —cuestioné confundida.
—¿No era esto lo que querías?
—No sabes cuanto... —susurré— Pero me sorprende que lo hicieras tú.
—Consideralo como un regalo de cumpleaños de mi parte, después de todo, estar encerrada todo el día sin nadie debe ser aburrido para ti. Y ya que sabía lo tanto que querías ver a nuestro estúpido hermano, decidí traértelo. Él vendrá dos veces a la semana, solo tres horas. Así que aprovecha lo que te estoy dando, ____.
Estaba atónita, no sabía como reaccionar o decidir que era lo que más me impresiona de esta situación.
Volteé a ver a Alfie el cual solo observaba completamente serio y sin señal de querer articular una sola palabra.
—Gracias, Nahel —fue lo único que quise decir y la única vez que lo volvería a hacer.
Él me observó sorprendido por segundos, su expresión después se desvaneció a la de siempre, seria e intimidante.
—De nada.
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Mi Chico {Fred & Tú} #O1 ✔️
Fanfiction«Él era como una sombra la cual siempre me seguía... siempre lo hizo y lo seguiría haciendo» Primer historia de la trilogía: "Sombras" #01 en fredxtu 29/12/22 #23 en Shadow 25/10/18 #03 en fnafhs 10/05/18