Epílogo

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Meses después

Mientras terminaba de pintar la última habitación, pude sentir la mirada de Fred sobre mí. Sonreí involuntariamente y volteé observándolo, él con una sonrisa estaba recargado en el marco de la puerta.

Que acababa de pintar.

—Debiste haber dejado que te ayudará —me dijo.

—No, no... Estoy bien —reí—. Pero dime, ¿tú cómo estás aparte de lleno de pintura?

En cuanto dije eso, Fred abrió sus ojos de par en par y se aparto rápidamente del marco.

Todo su costado derecho estaba lleno ahora de un color blanco, me volteó a ver con sus ojos entrecerrados y yo no pude evitar estallar de risa al ver su rostro.

—¿Por qué no me dijiste que aún estaba fresco? —preguntó indignado.

Pero yo me encogí de hombros con una sonrisa.

—No sabía que alguien me estaba espiando desde el marco de la puerta después de todo.

—Que especifica eres, linda.

Fred soltó un suspiró acercándose a mí lado. Pareciera tener algo en sus bolsillos, por lo que me removí incomoda y decidí preguntar.

—¿Qué tienes ahí? —pregunté intrigada.

—¿Qué tengo en dónde? —evadió, una sonrisa pícara se formo en su rostro haciendo que mis mejillas se bañaran de un color carmesí enseguida.

—¡Pervertido! —grité— ¡Sé que tienes ahí! Yo hablo... de qué tienes en tus bolsillos.

—Oh, sí, debiste ser más específica, este era el momento —rió, observé como sacaba de los bolsillos muchas cartas pequeñas, eran las cartas que estaban en el cofre de Nahel.

Recuerdo que Fred y yo acordamos no leerlas aún, ni siquiera mencionar el cofre, y así, como fueron pasando los meses, lo olvidamos. O al menos solo yo al parecer.

—¿Por qué las tienes? ¿Ya las leíste? Creí que habíamos acordado no hacerlo —dije alterada.

—¡Hey, tranquila! No, no las he leído aún, solo las saqué del cofre. Creo que ya es momento de que las leas.

—Pero...

—Sin peros —me interrumpió— Terminaré de acomodar todos los muebles en la casa, te dejo para que las leas tranquila, mi amor —me guiñó el ojo y salió de la habitación. Mis mejillas se sonrojaron al escuchar su nuevo apodo para mí. No estaba acostumbrada a que Fred me dijera de esa manera, pero me gustaba aún así.

Me senté en el piso con las piernas cruzadas y observé las cartas con cierto temor en abrirlas. Las contemplaba y simplemente no me sentía segura de leer; o es que simplemente estaba nerviosa.

Abrí la primera carta y enseguida pude notar que la caligrafía no era propia de un adulto... Era de un niño, ni siquiera había algún nombre o fecha en aquella carta, solo comenzaba así tal cual:

Estoy tan feliz y nervioso a la vez.

Después de tanto tiempo, dejaré de estar solo en esta casa. Tendré una pequeña hermanita dentro de poco y pienso ser él mejor hermano de todo el mundo, ayudarle en sus tareas, cuidarla de gente que la lastime, jugar juntos, ahuyentar a todo niño que se le acerqué cumpliendo el papel del típico hermano celoso... Y quererla, ya que seguro va a ser a la única persona a la que querré tanto en esta casa llena de gente que en realidad no me quiere y seguro no la querrán igual, pero para eso estaré yo, para quererla.

Mi Chico {Fred & Tú}  #O1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora