3O. Recuerdos

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Desde que llegué aquí, mi cabeza pareciera estar al punto de colapsar de tantas cosas que tenía en ella.

Nahel era una de esas cosas que no dejaban de rondarme por la cabeza.

Me parecía extraño el que no me hubiera hecho daño aún.

Recordaba cuando antes tomaba cualquier oportunidad que se le presentaba para lastimarme de algún modo, tanto física como psicológicamente, y ahora que me tiene completamente indefensa y con todas las oportunidades disponibles que él deseaba desde hace años, ya no me hace mucho... Y eso me daba seguridad.

Sin embargo, me parecía extraño eso viniendo de él.

Aún me gritaba y trataba de cierta manera extraña, pero no le tenía miedo como antes. Fred me dijo que nunca me confiara demasiado y me mantuviese a raya si se trataba de compartir al lado de Nahel.

—Deja de pensar en tonterías y come ya. No pediré que calienten tu comida de nuevo y lo tendrás que hacer tú misma.

—L-lo siento... —respondí, Nahel me observó mal y continuó comiendo.

Estábamos en el almuerzo, el silencio del lugar me hacía todo más difícil e incómodo en cuanto a estar ahí con él.

—Cumples dieciocho en dos días más, ¿no? —su pregunta me hizo levantar la mirada rápidamente, analizando su pregunta, me di cuenta de que estaba correcto en cuanto a ella.

No me había dado cuenta de que mi cumpleaños estaba tan cerca... Con todo esto se me hacía imposible recordarlo.

—¿T-tú sabes la fecha de mi cumpleaños?

—Por supuesto —contestó seguro.

—¿Por qué...? -—pregunté confundida. Él arqueó una ceja mientras una sonrisa ladeada se dibujaba en su rostro.

—¿Por qué no debería?

—Tú... Solo no lo esperaba de ti —compuse.

—Lo sé, solo quería comprobar para asegurarme de que estaba en lo correcto. Después de tanto tiempo, creí haberlo olvídalo... Pero ya veo que no.

Asentí insegura de su respuesta.

Mientras seguía con mi almuerzo, no pude evitar recordar la primera vez que me senté en esta mesa con él. La primera vez que se abrió conmigo y me contó todo lo que había pasado.

También recuerdo... Su actitud tan extraña mientras me contaba sobre que no pensaba en volver de nuevo a la mansión de nuestros padres.

"Cuando salí de ese estúpido accidente no sabía a dónde ir, ni que hacer o a quién recurrir. Volví a nuestro hogar... Y no te encontré. Pero aún así conseguí algunas cosas valiosas que me mantendrían por un largo tiempo. Ni loco me quedaría en esa casa... No otra vez"

Sí, lo recordaba perfectamente.

—Nahel... —lo llamé, el levantó la mirada con esos ojos que parecieran ver tu interior, esos ojos que a cualquiera intimidaban y que a mí me causaban terror.

—¿Qué pasa?

—Te quiero preguntar una cosa... Es una duda que tengo hace unos días —confesé.

—¿Una duda? ¿Sobre qué? —preguntó intrigado. Sin embargo, pude notar también un cierto disgusto en su mirada.

—Cuando llegué aquí, me explicaste como es que obtuviste todo esto. Pero, hubo una parte que me llamó la atención, solo no supe a que te referías y...

—Ve al maldito grano —interrumpió. Yo asentí de inmediato con miedo.

—¿Por qué no quisiste volver a casa de nuestros padres? —pregunté, y él me miró fríamente.

—¿Por qué debería haber vuelto?

—Porque... Lo tenías todo allí. No es un secreto el que nuestros padres te quisieran más a ti que a mi —dije, entonces Nahel soltó una risa llena de ironía.

—¿Quererte más? Estás loca. Esos estúpidos no querían a nadie más que a sí mismos.

—¿Ha-hablas de nuestros padres?

—Pues claro, ¿de quién más?

—Solo... Me sorprende que les digas de esa manera —opiné—. Creí que los querías.

—Nunca los quise, y sé que tú tampoco.

Y no se equivoca, los odiaba casi tanto como a él...

—¿Por qué no los quisiste? ¿Qué se supone que te hicieron? Nuestra madre te presumía como si fueras su más grande tesoro, nuestro padre te quería dar toda su fortuna... Todo lo tenías tú.

—Eso es mentira; cada cosa que viste, que te dijeron... Fue una puta mentira —dijo con impotencia—. Esa mujer era una zorra, miles de veces la vi con otros hombres, cuando nuestro padre salía, ella metía a sus sucios amantes. El trauma que me dejó, fue tan grande... Vi tantas cosas por culpa de ella. Sin embargo, me trataba bien para tener mi silencio, no decirle nada a nuestro padre. Y en cuanto a él, simplemente era igual que ella, un infiel. Pero se ganó todo el odio que le tengo desde mucho antes de que nacieras... Al igual que a ti, él me castigaba golpeándome y encerrandome en una habitación sin comida por días. Todo por no ser lo que él quería... Y bueno, nunca los necesité de verdad —terminó, sus ojos estaban cristalinos y tenía el ceño levemente fruncido.

A pesar de que me dijera que no le dolía en lo absoluto, sabía que en el fondo sí le afectaba al igual que a mí, no haber tenido padres que te apoyaran y guiaran es difícil... Sin embargo, yo tuve a Alfie y a su madre cuando necesitaba a alguien que me consolara.

Nahel no tenía a nadie... Me daba miedo sentirme mal por él sabiendo que causó un gran trauma en mi vida.

No lo haría, no me sentiría mal por él de nuevo...

Mi Chico {Fred & Tú}  #O1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora