17. Promesa

3.4K 352 100
                                    

—¿C-castigo?

—Te lo dije desde un principió, reglas son reglas —contestó victorioso.

—Fred... No quiero.

—Tranquila, no será ahora —dijo, lo mire confundida mientras él sólo me daba una leve sonrisa.

—¿Qué?

—Sí, no te obligare a nada que no quieras. Así que esperare a darte tu castigo... —sus palabras me sorprendían cada vez más. Era un chico raro, divertido y sobre todo pervertido, así que la respuesta que esperaba era diferente a esta. Sin embargo, me alegraba que fuera así...

—¿Esperar a qué?

—A que me lo pidas mientras gimes mi nombre suplicando por más —dijo e hice una mueca tomando un cojín del sofá viejo, se lo lancé a la cara haciendo que éste soltará todo el polvo que tenía encima.

Fred, entre los estornudos y risas que soltó, pude ver que en realidad no era el ser despiadado que pensaba, las cosas buenas que había hecho por mí, eso me hacía confirmarlo.

—Bien, bien, creo que sí me pasé ésta vez. ¡Pero no era para el almohadazo con polvo! —se quejó. Reí al verlo así, parecía un niño.

—Te lo merecías.

—Tal vez, pero en realidad... No fue broma lo que dije, no del todo —me dio un escalofrío escuchar eso. Él ya no se reía pero traté de evadir mirada hacía él lo más que podía.

—Creo que debemos salir de esta habitación ya, el polvo me está matando y ni siquiera se cómo —dijo y asentí saliendo de mi pequeño y fallido escondite. Salimos de la habitación sacudiéndonos y tosiendo una que otra vez debido al polvo que había ahí.

—¿Cómo diablos puedes estar ahí la mayoría del tiempo? —pregunté.

—No lo sé, simplemente lo hago. A fin de cuentas, no es que moleste tanto —se notaba que le importaba poco, pero me gustaría hacer algo para ayudarlo aquí, desde que llegó no lo he ayudado en nada y sólo le causo problemas o molestias.

—¿Qué te parece si la limpiamos?

—¿Limpiar? Pff... Que perdida de tiempo.

—Limpiar no es una perdida de tiempo, es algo necesario, Fred —Fred seguía sin verse muy convencido de ello. No sabía si era por pereza o por mala perspectiva en cuanto a la limpieza, pero yo iba a limpiar ese asqueroso cuarto, quiera o no.

—Bien, yo lo limpiare. Después de todo tengo que distraerme en algo por aquí.

—¿Qué? No, no... no lo limpies. Si lo haces... y-yo... te ayudare a hacerlo —de pronto un leve sonrojo se vio en sus pálidas mejillas mientras que volteaba a otro lado para que no lo notara.

—Tus mejillas... están rojas - dije riendo.

—¡No me mires! Es vergonzoso.

—Es lindo, ya veo que no te gusta que te vean así.

—Pues claro que no, eres irritante aveces... —dijo rodando sus ojos— Pero como sea, limpiaremos mañana. Hoy no me apetece hacerlo.

Solté un suspiro volteando a ver la habitación de nuevo, me sorprendía que desde aquélla vez en la que Gold me acosó en el armario, ya no había vuelto a molestarme ni a aparecerse por ahí con su sonrisa juguetona y llena de egocentrismo.

—Fred... ¿En dónde está Gold? —en cuanto mencioné el nombre del rubio, Fred volteo a verme confundido y con el ceño levemente fruncido.

—¿Desde cuándo te importa saber en dónde se encuentra ese idiota?

—No es que me importe mucho, sólo me parece raro no verlo tan seguido tratando de acosarme.

—Él no está aquí, vuelve y se va al mundo Shadow cuando se le da la gana. Y cuando vuelva... él ya no te molestara más —habló como si todo se lo estuviera diciendo a otra persona, su seriedad y manera de decirlo me dieron escalofríos. Sin embargo... él hablaba muy seguro de sus palabras.

—¿Cómo sabes tú que ya no me molestará?

—Sólo... olvídalo. No tengo paciencia para explicarle a alguien como tú, cosas como éstas.

—Me estás subestimando demasiado —opine irritada.

—No te subestimo, sólo digo la verdad.

—Eso ya lo veremos —dije mirándolo mal, él soltó una risa burlándose de mí mientras despeinaba mi cabello con su fría mano.

—Eres tan vulnerable... —susurró— Me encanta.

—Deja de decir estupideces, poste con patas —debido a su altura la cual superaba a la mía y el cierto enojo que me hacía sentir de vez en cuando, salió el apodo tan estúpido de mi boca. Él rió a carcajadas mientras yo le tapaba la boca con un fuerte color rojo en mis mejillas.

—No te rías así, Alfie puede escucharte, idiota.

—No lo pude evitar —dijo quitándome la mano de su boca—. Eres demasiado adorable e infantil con esos apodos tuyos.

—Ya basta, es demasiado, ya te burlaste, quejaste, me criticaste y corrompiste hoy. ¿No crees que es mucho? —pregunté, él negó con la cabeza sonriente mientras yo soltaba un suspiro cansado y lo dejaba ahí parado mientras caminaba a mi habitación. Escuchaba sus pasos venir hacía mí, pero antes de que pudiera entrar a la habitación, cerré la puerta fuertemente, me recosté en la cama tapando mi rostro con una almohada.

Debo admitir que así como mi intención era pegarle en la cara con la puerta, también me preocupaba haberlo hecho. Estaba siendo una estúpida con problemas de bipolaridad a la hora de tratar a Fred. Era como si le tuviera cariño pero a la vez no lo soportara en lo absoluto.

—Que grosera —escuché, su voz y presencia estaban tan cerca de mí que incluso me dio vergüenza y miedo quitarme la almohada de la cara.

—Vete Fred, no quiero que me molestes ahora.

—No te vengo a molestar, o al menos no esta vez... —dijo, pude percibir una sonrisa en su rostro— Tienes razón, a veces suelo ser pesado contigo. Pero vamos, no te pongas así, niña grosera.

—Fantasma lujurioso...

—Sí, sí... eso. Ya quítate esa almohada de la cara y mírame —obedecí retirando la almohada lentamente de mi rostro. Él estaba sentado en el borde de la cama a un lado mío, observándome con una sonrisa.

—Perfecto, ¿ya estás mejor? O tengo que pedir disculpas de rodillas también —dijo con un tono de ironía.

—Pues...

—Eso no va a pasar, ya estás bien.

—Sí, gracias, creo —el silencio era lo único en la habitación ahora, no me sentía incómoda con él a mi lado por alguna razón.

—Y, _____, ¿cómo te sientes con todo eso de Nahel... la custodia, la herencia y esas cosas? —su pregunta me hizo recordar por todo lo que estaba pasando, sentí mis ojos más húmedos y con dificultad trate de responder.

—Tengo miedo de que logre lo que quiere... —contesté, mis ojos comenzaron a derramar las lágrimas que se estaban acumulando en ellos, Fred tenía la mirada seria y puesta en mí—, no quiero ir con él... —concluí.

—Estaré contigo si eso pasa entonces. No dejare que te hagan daño —sentí como me abrazaba de repente y me pegaba a su pecho, ahí comencé a llorar descontrolada, él sólo me seguía abrazando sin decir una sola palabra, y era lo mejor, él sabía que sólo necesitaba a alguien a mi lado en ese momento.

—¿Lo prometes? —pregunté entre llanto.

—Lo prometo, estaré siempre ahí. Contigo...

Mi Chico {Fred & Tú}  #O1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora