22. Roto {3/4}

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—¿En dónde estabas? Tardaste más de lo normal en llegar a casa hoy —cuestionó Alfie intrigado con la mirada atenta sobre mí.

—Estuve en la biblioteca de la escuela —respondí simple, entonces en su rostro se dibujo una mueca.

—Tienes suerte de que aún sea temprano, si llegaras tarde y borracha como aquella vez. Estarías en grandes problemas ahora mismo —contestó serio mientras que yo le dedicaba una tenue y forzada sonrisa al subir por las escaleras hasta mi habitación y lanzaba mi mochila en un rincón de esta.

Por primera vez sentía la necesidad de no hacer o decir absolutamente nada. Necesitaba descansar después de todo.

Me senté en el piso al lado de la cama, recargándome en esta con la mirada hacía el techo. Era gris... un gris triste, lúgubre y que no transmitía algún otro sentimiento si lo mirabas detenidamente por horas.

—Tengo la sensación de que no soy el único que se siente extraño por aquí —dijo sentándose a mi lado. Lo miré por cortos segundos para después volver a ver hacía la nada. Tenía el presentimiento de que escuchó todo en la biblioteca...

—Ya tenemos una cosa en común, ¿no? —pregunté con tono irónico y despreocupado logrando hacer que el rodase los ojos.

—No seas modesta, sé que sabes a lo que me refiero.

—¿Escuchaste todo en la biblioteca? No me sorprendería que lo hayas hecho en realidad —contesté.

—Todo, no tenía planeado seguirte pero cuando vi que Gold te buscaría, decidí hacerlo —dijo encogiéndose de hombros—. Pero no debí y tienes razón...

—Ya no importa, Fred. Gracias por tratar de cuidarme —agradecí reprimiendo una sonrisa.

—Sólo lo hago... pero, ¿en serio tan hijo de puta soy ante tus ojos? —su pregunta me hizo voltear a verlo seria y con atención, fruncí el ceño dejando que su mirada me absorbiera y dijera más que lo que hacían sus palabras.

—Hablas de...

—"Fred es incapaz de sentir" "Fred es igual a Gold" "Fred y yo nunca" Sí, todas esas mierdas —explicó—. Y está bien... piensa de mí lo que quieras, pero una cosa si te dejaré clara, y es que no todos somos iguales, ______. ¡No todos somos fuertes! ¡No todos sentimos lo mismo! No todos tenemos las mismas intenciones, y eso es algo que una niña caprichosa como tú debe entender. ¿Por qué no te das cuenta ni te detienes a pensar qué es en realidad lo que esa persona siente...? No puedes hablar por ellas, _____ —sus ojos se cristalizaron mientras por primera vez veía como una lágrima salía. Sus mejillas estaban levemente rojas y su pecho subía y bajaba después de haber gritado tan fuerte hasta quedarse sin aliento. Estaba paralizada viendo la escena y la impotencia que casi pareciera salir de sus poros.

—Lo siento, Fred... —fue lo único que pude decir.

—Tus disculpas son basura, así como lo que crees de mí —respondió con dureza.

—¡No fue intencional! No creo eso de ti, Fred.

—¡Ya basta, _____, no importa!

—¡Claro que importa, y lo lamento, tienes razón! ¡Yo te juzgue sin saber! hablé por ti, te lastime y sinceramente no era algo que yo haya querido hacer, haz hecho mucho por mí y no te lo he sabido recomp... —tomó mi rostro plantando un dulce beso en mis labios dejándome con todas las palabras en la boca. Es justo casi igual como la primera vez... sólo que éste beso estaba lleno de sentimientos encontrados, el anterior pareciera sólo por necesidad. Pero en este podía sentir su tristeza e impotencia al igual que alivio y serenidad. Cuando abrí mis ojos por cortos segundos, veía como unas cuantas lágrimas más salían de sus ojos cerrados y sus mejillas se convertían cada vez mas en un color carmesí.

Se alejó de mí dejándome ver sus húmedos e hinchados labios y en cuanto abrió sus ojos, un color rojizo y cristalino de tanto llorar se estaba haciendo presente. Soltábamos pequeños jadeos tratando de recuperar el oxigeno que perdimos debido al largo y caótico beso.

Mientras aún seguíamos viéndonos fijamente, Fred apretó levemente su mandíbula.

—Eso es suficiente para recompensarlo.

—Pero...

—Suficiente —me interrumpió— Adiós, pequeña...

Mi Chico {Fred & Tú}  #O1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora