Le sonreí por última vez para después alejarme y salir del gran pino en el que me había escondido.
Era yo misma la quién se estaba entregando y por eso me sentía una estúpida. Pero al recordar que lo estaba haciendo por él, mi perspectiva cambiaba por completo y tenía la enorme necesidad de hacerlo.
En cuanto comencé a caminar, sentí como unas manos tomaban mis hombros con fuerza.
—¡La encontré, la encontré! —gritó el hombre detrás de mí mientras otros cuatro se iban acercando a nosotros.
—Más te vale no dejarla escapar esta vez, Nahel casi te despide y no pienso arriesgarme de nuevo para salvarte el pellejo —dijo el más grande. El que estaba detrás de mí asintió sin problema y todos comenzaron a caminar siguiendo al que parecía tener el mando ahí.
En cuanto entramos a la mansión, un ambiente tenso se sintió en el aire.
Era muy hermosa y tenía elegancia, no lo negaba. Pero eso no significaba que no tuviera miedo de estar ahí.
Comenzamos a caminar por un pasillo largo, a nuestro lado izquierdo habían ventanales que dejaban ver el bosque desde una mejor perspectiva y en el derecho una que otra puerta, sus paredes beige tenían cuadros enormes y de tipo barroco y abstracto.
Páramos frente a una gran puerta la cual fue abierta por un hombre que parecía ser el mayordomo, en cuanto la abrió pude observar un cuarto enorme con paredes blancas y rosa pálido.
Una cama tres veces más grande que en la que solía dormir con sabanas de terciopelo del mismo color que las paredes y un tocador blanco que parecía delicado al tacto pero que obviamente no era así.
Todo estaba hecho a mi gusto... Como si Nahel supiera lo que me gustaba o no, y por alguna razón eso me hacía sentir extraña.
—Le pedimos se mantenga en esta habitación hasta que se le de una nueva orden o Nahel regrese. Y señorita, no intenté escapar esta vez —advirtió el hombre, lo ignoré y él se retiro dejándome sola en la habitación.
Me senté en el borde de la cama aún observando mí alrededor con cuidado y detenimiento. Era extraño para mí aún ver todo lo que tenía Nahel, lo primero que le preguntaría en cuanto lo viera sería eso... ¿Cómo logro todo esto?
- - -
—Hey.... _____, despierta... —escuché una voz familiar que me susurraba en el oído, abrí mis ojos lentamente observando unos orbes grises estaban posados en mí.
—Fred... —susurré involuntariamente, una sonrisa se formo en su rostro al escuchar su nombre. Me incorporé sobre la cama sentándome de nuevo en el borde.
—¿Estás bien? ¿Te han hecho algo? —preguntó preocupado.
—Nada, no te preocupes —respondí, una sonrisa se dibujó en mi rostro; Fred me miro confundido frunciendo su entrecejo.
—¿Por qué sonríes? —preguntó divertido y con intriga en sus ojos.
—Porque cumpliste tu promesa, estás aquí.
—Contigo... —susurró, lo miré ladeando mi cabeza en signo de confusión, él reacciono pestañeando un poco— M-me refería a que si lo prometí, debo cumplirlo.
—Ya veo... —respondí soltando una risa. Sus mejillas se sonrojaron enseguida.
Cuando él estaba a punto de hablar, la puerta de la habitación se abrió.
Cuando vi a Nahel entrar a la habitación, mi mirada fue directo en donde se encontraba Fred.
Sin embargo, él ya no estaba ahí.«Desapareció otra vez...» Pensé.
Mi mirada volvió de nuevo al frente, los orbes esmeralda de Nahel se conectaron con los míos de inmediato haciendo que un suspiro saliera de mi parte y me dejara sin aliento con el solo hecho de tenerlo enfrente.
—Hola, _____. ¿Ya te instalaste bien? —preguntó, mi boca se abrió levemente tratando de hacer salir las palabras. Pero ninguna salía, todas se atascaron en mi garganta.
—Tu expresión es tan graciosa... Demasiado —contestó sonriendo de lado. Seguía apartado de mi haciéndome sentir un poco más segura, sin embargo, que yo supiera que Fred estaba ahí contribuía demasiado.
—Sígueme —espectó, se dio la vuelta y comenzó a caminar fuera de la habitación. Con torpeza me levanté de la cama siguiéndolo a paso lento y con miedo al caminar.
Y cuando por fin dejó de caminar, mis ojos se abrieron dejándome ver un enorme comedor, los candelabros cubiertos de oro, los cubiertos muy bien acomodados y sillas con madera y cojines hermosos.
—Siéntate —dijo, aunque en realidad para mí se escuchó más como una orden.
Me senté y él quedó frente a mí, habían más lugares a lo largó del comedor pero el justamente lo hizo ahí.
—¿Ya hablarás? —preguntó levantando una ceja con ojos entrecerrados. Trague saliva dispuesta a hacerlo esta vez, dispuesta a preguntarle tantas cosas a quién más le temía.
—Quiero preguntarte... Varías cosas —dije con dificultad.
—Mmm... Adelante.
—¿Có-Cómo lograste todo esto? —pregunté, Nahel soltó una risa nasal negando levemente con su cabeza haciendo que una gran confusión me inundará.
—Por Dios, _____, ¿acaso creíste que me quedaría de brazos cruzados? No, cuando salí de ese estúpido accidente no sabía a donde ir, ni que hacer o a quién recurrir. Volví a nuestro hogar... Y no te encontré. Pero aún así conseguí algunas cosas valiosas que me mantendrían por un largo tiempo. Ni loco me quedaría en esa casa... No otra vez —dijo casi en susurro, la última frase me dejo confundida con ganas de preguntar a qué se refería, pero él comenzó a hablar de nuevo —. Encontré gente metida en cosas malas, _____, no tenía opción. Decidí meterme a sus negocios, pero yo sabía que terminaría mal si lo hacía. Por eso... Decidí ganar suficiente y empezar de cero. Salí de esas cosas, de obedecer a gente que podría matarme en cualquier momento... o bueno, me volví el jefe mejor dicho. No me costó mucho dejarles en claro a aquéllos idiotas que yo podría sólo, y así lo hice. Sin embargo, es peligroso... La mafia no es linda hermanita.
Mis ojos se abrieron un poco, no me sorprendió del todo ya que lo suponía desde un principio. Sin embargo, aún que sorprende todo lo que paso Nahel en todos estos años desde la muerte de nuestros padres.
—Pasaste por mucho... —susurré.
—Lo hice, poco después supe que Alfie se encargaba de ti.
—¿Por qué no pediste tu parte de la herencia? ¿P-por qué pediste mi custodia? No lo entiendo... No completamente —admití—. Por favor, responde... —supliqué, Nahel sonrío por cortos segundos.
—El dinero no me importó, al menos no cuando te encontré.
—¿Y mi custodia...? - pregunté temerosa, Nahel me observó esta vez seriamente y con una mueca en el rostro.
—Asuntos míos —dijo levantándose—. Y bueno, tengo cosas que hacer. La comida la traerá el mayordomo, después te puedes retirar a tu habitación —terminó, comenzó a caminar hacía la salida con paso firme y decidido de si mismo.
—¿Y sino quiero ir a mi habitación...? —pregunté detrás de él. De repente dejó de caminar haciéndome estremecer al sentir que lo había provocado.
—Anda donde quieras... Los guardias están en todas partes —contestó y siguió caminando hasta perderse al salir.
Me quedé estupefacta aún en mi lugar... Con más dudas que antes.
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Mi Chico {Fred & Tú} #O1 ✔️
Fanfiction«Él era como una sombra la cual siempre me seguía... siempre lo hizo y lo seguiría haciendo» Primer historia de la trilogía: "Sombras" #01 en fredxtu 29/12/22 #23 en Shadow 25/10/18 #03 en fnafhs 10/05/18