Huéspedes.

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Alexia:
Luego de unos minutos volvió Esther con un poco más de alegría en su rostro, ver como se derrumba la mansión del consejo era doloroso más para ella que es nuestra jefa, además debe sentir culpa por la inseguridad y por lo fácil que aparecieron los lobos.

—Ya están preparando coches para venir por nosotros, también hospedaje el tiempo que querramos y nos ayudará a conseguir quien nos repare nuestro hogar.

Todos suspiramos aliviados por la noticia, algunos miraban hacia otro lado y otros lloraban en silencio.

Lo que vivimos, no solo por ver nuestro hogar derrumbarse sino la fuerte guerra que sufrimos hoy, muchos me felicitaron y me agradecieron por haberlos salvado, con sinceridad les dije que fue gracias a todos.

Sonrei al ver a cada uno, es extraño verlos con sus ropas sucias y rotas, también haberlos vistos luchar contra aquellas bestias mirando cada uno de sus movimientos muy confundidos.

Me levanté del suelo y me acerqué a abrazar a Jacob en silencio, por alguna razón necesitaba un abrazo.

—Creo que esto es culpa tuya Alexia.- me giré y miré a Mikael con frialdad, saltando a Jacob de mi agarre

¿No se cansa de joderme la vida?

—¿Y porqué debería ser mi culpa si después de todo arriesgue mi vida luchando contra un Alfa?- vocifere mirándolo con enojo

Todos nos miraron con miedo y asombro

—Lo digo porque avisaste que eres el alma gemela de nuestro rey en su propia boda y aquellos lobos habrán querido molestarlo.- él se cruzó de brazos y sonrió de una manera muy sarcástica

Me quedé unos segundos en silencio pensando en lo que habia dicho, eleve mi mirada que había caido al suelo y lo miré frunciendo el ceño

—Pero todos sabían de su rechazo, ellos mismos fueron testigos de su boda con alguien más.- mi voz salió ronca, me encogí de hombros y me aleje de la multitud.

Dolida, por los recuerdos y por la culpa.

Después de todo, que puedo saber yo lo que piensan los demás.

Me quedé observando no se cuanto tiempo el bosque que unos ruidos me asustaron, giré mi rostro encontrando a miles de autos estacionando y un camión tirando agua para apagar las llamas.

Aliviada me levanté del suelo y caminé hacia la multitud que se había formado, cada uno se fueron moviendo dejándome espacio para pasar y quedar en medio de todos, justo adelante mío estaba él con la preocupación a flor de piel.

Nos miramos fijamente unos segundos, él estiró sus labios y me regaló una sonrisa de esas que tanto me gustan, una sincera pero totalmente seductora.

—Hemos llegado para ayudarlos, Irán en los autos y se hospedaran hasta que quieran o hasta que su mansión esté completamente construida, para cuando lleguemos las habitaciones ya estarán acomodadas.- me dice mirándome pero con la voz fuerte para que todos escuchen, asenti con una mirada neutral y me giré mirando hacia el consejo

—Bien, quiero que vayan subiéndose en los autos, nos encontramos en la mansión del rey.- todos asistieron y se alejaron despacio hacia los autos

—Eres una gran líder.- escucho un susurro en mi oído que me hace estremecer

—¡Todavía no lo soy pero gracias!- dije con egocentrismo y sonriendole de lado.

Me crucé de brazos observando a cada uno subiéndose a los autos y también, busqué con la mirada a Jacob ¡Mierda! Lo encontré subiendo a un auto seguido de Esther y antes de desparecer dentro del coche, me guiña el ojo.

Rodee los ojos y bufe.

—¿Que pasa?- otra vez su voz se escuchó en mi oído, me aleje unos pasos de él y lo miré a los ojos

—¿Donde iré yo? Jacob se fue en otro coche.- dije con notable molestia porque sabía que sólo quedaba un auto

¿Porqué se me dio de ser buena persona y dejar que vayan primero los demás?

¡Como me jodiste Esther, la venganza será dulce y tú Jacob también no te salvas!

Erick me sacó de mi macabro plan de conmigo misma tomandome del brazo para guiarme hacia el auto

¿Porqué los hombres tienen esa maña?

Me adentre al coche de Erick en el lado de acompañante y miré hacia la ventana, ignorandolo.

Empezó el viaje con la mirada de Erick puesta en mí, no sé que quiere pero agradezco que esté callado.

Pero claro, a mi nadie acalla mis plegarias

—¿Te acuestas con Jacob?- lo miré alzando una ceja

—Y a ti que te importa.- le dije sin importancia

—Asi que eso es un sí...- susurra mientras las manos que tocan el volante hse aprietan haciendo que sus nudillos se vuelvan blancos

Rodee los ojos y volví a ignorarlo, pero como dije antes nadie escucha mis plegarias

—¿Sabes que todo tiene una explicación, cierto?- intenta tocar mi mano pero la alejo bruscamente

—Claro que sí mi amorcito, por eso me acuesto con Jacob.- bufo

—Entonces no te acuestes con él ¡Joder, Alexia! Eres mía.- me mira con sus ojos fríos y penetrantes pero no le aparto la mirada

—Nunca fui tuya, Erick.- suspiró con tristeza y volvió su vista hacia el camino, —Por cierto, hago lo que se me de la gana.

No miré su expresión y me incline mirando el paisaje, era habitual hacer esto, me relajaba y podía imaginar, por lo menos por un rato, que estoy en un lugar donde de verdad me gustaría estar.

Tal vez un mundo donde el amor si triunfa y no la gente mala, donde Erick está junto a mí y no con la pelirroja.

Donde Sam es mi primo de sangre

Donde mi familia tiene mi apoyo y no existe lo sobrenatural

Un mundo donde León está vivo.

Bien, no fue buena decisión pensar en ello pero lo necesitaba aquí conmigo, él me entendía, él era mi mejor amigo y ni siquiera pude despedirme de él.

Cerré los ojos y me tape con mis brazos intentando buscar calor en mi cuerpo, que por cierto aún estoy en pijama. Suspire con cansancio pero mis dientes castañearon

—Aquí tienes, bella Alexia.- sentí un roce en mi mejilla y una chaqueta envolviendo mi cuerpo

Sonrei aún con los ojos cerrados y esperé a que morfeo me lleve.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora