Reencuentro 3.

5.9K 452 21
                                    

Alexia:
Recién me había percatado que estábamos otra vez paradas de nuestros asientos y también del ardor en mi mejilla que sentí ante un golpe propinado por una mano abierta ¡Que hasta debió dejarme una puta marca!

Pero lo peor es que haya sido por parte de mi "madre"

Nunca me habían golpeado, ni siquiera de niña, siempre me educaron de la mejor manera pero uno no termina de conocer a las personas y menos a tu propia familia.

Un calor subió por mi cuerpo, haciendo que mi corazón se acelere y sienta furia que fue creciendo cada vez más.

No podía apartar la mirada en sus ojos furtivos, en sus mano elevada cerca de su cuerpo y de su mirada severa.

Pero tampoco podía parar la adrenalina que fue creciendo en mi interior y cuando sentí electricidad en las puntas de mis dedos no pude parar.

Me incline hacia su cuerpo aún con la mirada clavada en la suya y los golpes le llegaron por si solos uno, dos, hasta tres o más.

Mis manos parecian temblar de la adrenalina y la fuerza que estaba sintiendo, combinada con el dolor de lo que me había hecho.

Mi mente se nublo al igual que mi vista pero sí podia ver aquel tatuaje que comenzó a brillar de un color blanco y muy extraño para ser un tatuaje común y corriente.

Un golpe en mi pecho me hizo volar por los aires, unos segundos que parecieron eternos, hasta que sentí un golpe en mi espalda haciendo que toda mi columna crujiera.

Abrí mis ojos que se habían cerrado por el impacto y despeje mis cabellos sueltos.

Entonces miré a todos los cazadores parados lejos de sus sillas mirando con odio a mis amigos.

Apoyé mis manos en el suelo frío color crema que hacia juego con las paredes y me levanté como toda guerrera, impulsando todo mi cuerpo hacia arriba para poder quedar parada de pié.

Me coloqué en una postura intimidante, recta y con los puños cerrados todavía con sed de venganza.

Aunque mi puta mejilla seguía ardiendo como el infierno.

—No debiste haber hecho eso, Alexia.- me reniega Erick con su voz profunda y gruesa que corta cualquier silencio.

—¡Ella no empezó!- suspire al escuchar su voz por primera vez en toda la noche y le sonreí a Sam con calidez.

—Ya me cansé de sus vueltas, no serán parte de nuestro mundo.- rugi todavía con furia en mi cuerpo.

—¡Tus ojos!- mire a mi tía Mary, confundida por su reacción

—¿Qué?- entonces me percaté de que me había transformado.

Largue un gran suspiro y parpadee varias veces para volver a la normalidad

Sentí mis colmillos casi salidos volver a mis encías y mis ojos moverse voluntariamente.

—¿Que te han hecho?- mi madre preguntó frunciendo el ceño y con su voz un tanto aguda de lo normal.

—Es su sangre cazador, la sangre blanca y pura tiñe sus ojos de vampiros.- contesta mi padre, mirandome como si me hubiera creado él mismo.

Aunque de cierta forma, él me creó

Mi madre me mira como si me analizara con su ceño fruncido y sus labios apretados en una línea.

—¿Puede...?

Ellos se miran a los ojos y mantienen una conversación casi privada.

—No.

—Entonces vámonos.- le contesta mi madre con frialdad.

Mi Bella Dama 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora